martes, 25 de febrero de 2020

Los quince minutos de fama

Hoy todos disponemos sin mucho esfuerzo de esos quince minutos de fama que señaló Warhol. No es malo ni bueno. Es.
La tecnología nos da acceso a mostrar nuestras vidas, creaciones, momentos, pensamientos, o lo que creamos conveniente, de un modo fácil e inmediato; nos da el poder de ser lo que no somos o ratificar lo que soñamos ser.
Como siempre llegan los abusos y banalidades de ese poder, de esa fama inmerecida y efímera que nos sube a una nube cada vez más endeble, inestable, torpe.
Las vidas de los demás se nos señalan como magníficas, entretenidas, repletas de viajes, momentos intensos, buscando la envidia, quizá, o puede que escondiendo las frustraciones diarias: un disimulo o engaño de lo que no tenemos.
Lo interesante es comprobar que esos momentos que se nos ofrecen geniales están hechos de lo que vemos cada día por la calle: personas pendientes de fotografiar en su móvil lo que es imposible que vivan porque lo están despersonalizando ellos mismos. 
O vives el momento para luego rememorarlo, o lo apresas sin vivirlo ni recordarlo, dando como resultado imágenes sin alma.

martes, 18 de febrero de 2020

Huecos

Un pintor estaba explicando cómo dibujar, "¿ves ese árbol?, sus ramas, hojas..., si lo quisieras pintar tendrías que fijarte en ellas, esbozarlas. Eso es lo que nos enseñaron desde chicos: pinta lo que ves. Pues bien, se ha de ir más allá: se ha de pintar, sobre todo, lo que no se ve: el hueco que dejan las ramas, el cielo que permite ver la distancia entre las hojas. Se ha de aprender a ver lo que el objeto elegido libera, y a su vez, tapa".
Cierto. 

Se ha de aprender a vivir con lo que se tiene y con lo que se tuvo, con lo que se recuerda y con lo que se ha olvidado. La vida está hecha de tonos, de presencias y ausencias, de recuerdos y realidades inmediatas, de sueños y de logros. 
Pintar los días es saber ver lo que tienen y lo que justo, por tenerlo, no tienen.
Las ausencias, el hueco de las presencias, también forman parte de la realidad, quizá son lo más real que hay.

martes, 11 de febrero de 2020

Pensar

Pensar, verbo en desuso últimamente, al borde de la extinción.
Cierto que no se usa mucho desde siempre, pero parece que ahora ha caído más bajo aún, debe de ser porque se cree que ya se piensa por nosotros, que con poco vale, que la información exhaustiva que recibimos a cada segundo, hace las veces de esa acción íntima, solitaria, trabajosa.
Igual no, puede que sea por eso mismo, porque cuesta, porque necesita de la reflexión tras haberse informado antes, desde muchos ángulos, de algo.
Quizá no se piensa porque cansa, cuesta, necesita de criterio, de base, de lecturas reales, de pensamientos originales, que es lo contrario de ir a favor de la corriente, de acalorarse por nada, de seguir filas adocenadas, que trata de volar y caer, de rectificar, de dialogar, no solo asentir o negar porque todos así lo hacen.
Creo que pensar nunca es fácil y siempre necesario.
Creo que ahora solo se busca lo fácil y lo innecesario. 

martes, 4 de febrero de 2020

Nada

Es curioso, cuando a veces, entramos en casa, o estamos entre amigos, y nos sentimos seguros; es como cuando niños y se jugaba al escondite o cualquier juego de tensión, se tocaba mare, y si lo hacías, estabas a salvo; nadie podía hacerte nada.
De adultos también necesitamos ese refugio incondicional, y como de chicos, no cuestionable, porque a ver, ¿por qué detrás de ese árbol estás libre y más allá, no? era el lugar arbitrariamente elegido para ser zona segura. Como una frontera u otra cuando hay guerras. Es un gran juego también.
Y tampoco nos lo cuestionamos del todo, porque una vez en esa casa, ese país, esa familia, ese amigo..., en realidad, tampoco estamos más seguros que tras el árbol: tan sólo somos unos minúsculos seres habitando un planeta pequeño precariamente en equilibrio en un universo inmenso, desconocido, infinito....
Somos nada sobre nada en la Nada.