martes, 28 de abril de 2020

Fuera del tablero

Hay veces en las que se vive fuera de la vida, una suerte de vida donde se observa la Vida, no se es activa; solo testigo de cómo los demás la viven. Una mirada atenta a esas acciones en las que por un motivo u otro no se forma parte. Quieta, te mueves como un fantasma corpóreo, comprobando cómo las personas van evolucionando, dando vueltas y recorriendo trechos, ilusionándose ante esas acciones realizadas que darán lugar a hechos creados desde ellas. Y ves, desde esa barrera, la evolución del tablero vital de esas piezas vivas. Y deduces las partidas, anticipando jugadas, finales, rodeos. Y aciertas porque no estás en él, no eres parte integrante del tablero, solo una pieza invisible que observa, entremezclada entre ellos, visibles y reales, lo que acabará siendo un juego cerrado. Lo que ahora solo es un movimiento tras otro. Vidas vistas tras el velo de la inacción. Solo así se logra comprender lo imposible; el dudoso privilegio de no ser siendo.

martes, 21 de abril de 2020

Tiempo

El tiempo pasa. 
Nos pasa. 
Nos atraviesa y sigue.
Lo importante se queda con él.
Nosotros nos borraremos, 
lo que hicimos, puede que no. 
Al menos, durará un tiempo más 
del que nos atravesó. 
Tiempo es lo único que tenemos 
y dejamos de tener.

domingo, 19 de abril de 2020

Entrevista para La orilla de las letras

Entrevista: EVA MONZÓN


Queridos amigos de La Orilla de las Letras,

Este confinamiento nos está resultando tan largo, que casi nos parece eterno. Menos mal que nos quedan los libros. Y sus autores, que, de vez en cuando, se dejan caer por aquí para hablarnos de sus experiencias en el mundo literario. Como Eva Monzón, nuestra autora de hoy.
Eva Monzón es coordinadora de talleres de escritura creativa de Fuentetaja. Como escritora, ha publicado la novela corta Tiempo Muerto (Bartleby); la novela Entreactos (Algar), obra que resultó ganadora del certamen de Alfonso el Magnánimo de la ciudad de Valencia en su modalidad de narrativa en castellano del 2006; la novela Errantes (Paréntesis, en su primera edición, y Sargantana, en su reedición); El día a día (Sargantana) y la novela En esa delgada línea (NPQ). Por otra parte, ha traducido el diario, inédito en España, que llevó el premio Nobel de literatura, J. Steinbeck, durante el proceso de creación de “Al Este del Edén”. Diario de una novela: Las cartas de Al Este del Edén. También ha escrito guiones de corto y teatro y relatos. Actualmente, además, lleva el blog Fragmentos, www.evamonzonj.blogspot.com , con el que ganó el Liebster Award.
Y una vez dicho esto, comenzamos ya con la entrevista:

¿Qué libro recuerdas de tu infancia?
Lo primero que recuerdo son unos libros de leyendas enormes, casi más grandes que yo, que me leían para que me estuviera quieta. Luego aprendí a leerlos yo y desde esas leyendas me fui a otras, y de ahí a los libros de Verne, Barry, Lewis, Salgari, Dickens, Stevenson, H.G. Wells.
No fue solo un libro, fue el descubrimiento de que existen los libros lo que marcó mi niñez. Mi vida.

Como lectora, ¿qué crees que tiene que tener un buen libro?
Debe contener un universo único, uno que al lector le apasione descubrir.

¿Recuerdas cuándo comenzaste a escribir?
Antes incluso de aprender a unir palabras, llenaba libretas con los garabatos que yo creía que contaban las historias que iban saliendo del lápiz.

¿Y cuándo decidiste que además de escribir para ti tenías que hacerlo para los demás?
Con diez años, más o menos, mostraba cuentos que escribía a mi gente, pero no fue hasta mucho más mayor cuando busqué escribir para ojos que no me conocieran.


¿Cuánto tiempo sueles tardar en terminar una obra?
Depende de si es novela, relato, teatro, guion..., lo que más tiempo me lleva es la novela, normalmente, me atrapa entre un año y dos.

Has escrito relato, poesía, novela, guiones, biografías y hasta has traducido una obra inédita en España. Como escritora, ¿qué género crees que te falta por experimentar?
Los ensayos, quizá. Pero ahí has de ser un experto en lo que trates, y aún no me siento experta en nada.

Eres escritora y también enseñas a otros a escribir en los Talleres de escritura creativa de Fuentetaja. ¿Cómo compaginas estas dos labores?
Se complementa, porque es al enseñar cuando más aprendes.

¿Qué supuso para ti participar en Golem Fest en noviembre de 2019?
Fue divertido, hablar junto con compañeros escritores a un público con ganas de escucharnos tratar temas como los vampiros, la muerte, las leyendas, el miedo, y sin que nadie se extrañara, más bien al contrario. Eso no tiene precio.

De tus obras, ¿a cuál le tienes más cariño y por qué?
Eso es complicado, porque me gustan todas, y no me gusta ninguna. Siempre se pudo hacer mejor, pero me apasionó crear todos y cada uno de esos mundos.
Mejor que elija el lector. Yo nunca lee un libro mío una vez editado.


Y de los premios literarios que has recibido, ¿cuál te ha hecho más ilusión?
Todo premio da ilusión, pero el mayor fue el primero: Alfonso el Magnánimo, porque fue como si me hubiese dicho: Entra, eres escritora. Escribe.

En esa delgada línea es tu última novela publicada. ¿Qué nos puedes contar de ella?
Es una novela que está en el límite de los opuestos toda ella. Es y no es una novela, el protagonista está y no está vivo, lo que cuenta es y no es verdad. Está hecha en esa delgada línea entre los opuestos, y cada capítulo se mueve en ese equilibrio.

¿Qué nuevos proyectos literarios tienes en marcha?
Va a salir mi nueva novela, Sombras, en cuando estas circunstancias atípicas lo permitan.
Mientras tanto, estoy escribiendo una nueva.

¿Crees que seremos diferentes los escritores cuando este tiempo de confinamiento acabe? ¿Y los lectores?
La verdad es que no, nada será diferente mucho tiempo, todo volverá a su cauce, con más o menos facilidad. Se ha pasado por esto otras veces (peste, la gripe español, ébola...), y aquí estamos, estar vivos es estar expuestos a la vida.
Eso sí, durante un tiempo habrá libros, series y películas para rato.

¿Te gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?
Agradecerte la iniciativa, tu trabajo, haberme invitado a tu espacio, las palabras son las que perduran.
Gracias.

Muchas gracias a ti, Eva, por tu tiempo, tus palabras y tus fotos personales. Esperemos que el confinamiento no se prolongue mucho más y tu nueva obra pueda ver la luz en breve.
Y a vosotros, amigos lectores, gracias, como siempre, por estar una vez más al otro lado de la pantalla.
Cristina Monteoliva

martes, 14 de abril de 2020

Entrevista para MAKMA


1) ¿Dónde y en qué situación te encuentras?
2) ¿Cómo te imaginas el escenario inmediato y cuáles serían, a tu juicio, las consecuencias a medio y largo plazo en lo social, cultural, económico y político?

3) Tras el decreto de estado de alarma, ¿de qué modo afrontas tu confinamiento? ¿Qué lecturas y/u otras actividades llevas a cabo?
4) Comentarios y conclusiones.


1) Estoy en Valencia, en casa, algo soso, lo confieso. Sé de casos donde les pilló el estado de alarma en situaciones difíciles: en medio del mar, de viaje, lejos para regresar; con lo que, en todo caso, la incertidumbre se suma a un exilio forzoso. Pero a mí, no; yo en casa, imaginado cómo sería este confinamiento si no estuviera en ella. Un modo como otro cualquiera de pasar el tiempo.
2) El escenario inmediato es fácil de imaginar: es tal cual está siendo ahora, la gente, el mundo, se ha unido para actuar juntos –cosa sorprendente y única–, respondiendo de un modo coherente, solidario y responsable en la mayoría de los casos. El mundo entero. Eso es algo grande. No sé hasta cuándo nos portaremos así de bien, supongo que hasta que pase el peligro y un poco más, como cuando un corredor llega a la meta pero no puede parar hasta que sobrepasa unos metros más.
Las consecuencias a medio y largo plazo serán duras, de ajustes, de pagar las facturas de la falta de facturas ahora. Dependerá de cómo lo gestionen los que están al mando, de cómo lo aceptemos los que los pusimos al mando. Se puede imaginar todo: desde el caos, hasta su contrario. Lo que creo que sucederá es que las aguas, tras varias turbulencias, volverán a su cauce, lo que no sé es el tiempo que necesitarán para aclararse del barro. La gente olvidamos pronto. Pero lo que sí tenemos es lo que se está haciendo. Lo que estamos haciendo.
3) La efectividad de acatar el estado de alarma se debe, creo, en gran parte a las redes sociales, a esa globalización y cercanía que nos ofrecen. Desde ellas se convocan muchos eventos, se manipula incluso –hay ejemplos recientes claros–, pero, en este caso, ha ayudado a entender el panorama de una manera rápida y eficaz. Internet ayuda, no solo a eso, sino a no encontrarnos solos, ni perdidos, a poder hablarnos, vernos, trabajar, mover el mundo aunque sea a distancia. Eso es grande. Sin Internet y lo que supone el confinamiento sería atroz, la soledad terrible y el caos económico mucho mayor de lo que es.
El confinamiento puede ser estupendo, pero puede ser un infierno, depende de con quién te haya tocado quedarte atrapado. Eso puede desesperar a cualquiera, no solo es no ver a quien quieras, sino ver a quien no quieres todas las horas del día, todos los días. Ahí hay un problema, una crisis grave, no solo global, sino particular. 
Yo, por mi parte, no lo llevo mal porque es como suelo vivir. En casa, con libros, creando palabras, dando clases online, contestando mails, viendo cine, codeándome con el arte, que no me suele fallar.

4) Creo que ya he comentado más de lo que se me preguntaba en las demás preguntas, tampoco es cuestión de que, como hay tiempo, o eso se supone, lo tengáis que usar leyéndome. Pero creo que estamos viviendo tiempos extraordinarios, ese proverbio chino entre aviso y maldición: “Que no vivas tiempos extraordinarios”. Y creo que, por ahora, lo estamos  haciendo bien, casi todos. Y espero que lo que vayamos haciendo nos permita, al tiempo, mirar atrás, cuando se haya terminado lo que ahora ignoramos cómo acabará, y digamos y digan: “Lo hicimos bien, lo hicieron bien”. 

Cuando

Esa paz cuando tocamos lo intangible,
cuando escuchamos lo inaudible:
el canto del viento,
el murmullo de las hojas,
el baile del agua,
el moverse del mundo,
el girar de las estrellas,
el silencio de los astros,
el fondo del tiempo.
Esa paz cuando lo intangible nos toca.

martes, 7 de abril de 2020

Un tiempo

A todo se acostumbra uno, es parte de la evolución: la capacidad de adaptación al entorno, que es lo que ha hecho Hombre, al hombre, a la Humanidad, que ha sabido vivir bajo cualquier clima y circunstancia, que sobrevive a catástrofes generales y personales, naturales y políticas. 
Nos aclimatamos, encontramos el modo de, sin tener que necesitar varias generaciones, adaptarnos en nuestro mismo tiempo vital.
Somos.
En estos tiempos extraordinarios, donde la población mundial está encerrada en casa, el planeta respira y vive sin nosotros, un tiempo. Seguro que nos mira, aliviado, del respiro que le estamos dando. 
Los virus fueron quienes nos libraron del ataque marciano en la Guerra de los Mundos. 
Ahora nos mantienen a raya, quizá salvándonos a nosotros de nosotros mismos, dando margen a la Naturaleza. Un tiempo.