Vas andando despacito, con cuidado de no pisarte las ilusiones, mirando hacia adelante, suavecito, para no perderte nada. Hay momentos de desánimo en los que nada acaba de valer la pena, en los que sólo andar, mirar, ver, salir de uno mismo, los hace más llevaderos.
No es fácil, a veces, nada fácil.
Pero el mar está para cruzarlo.
El camino siempre cambiante ya dará respiro, mientras tanto, hay que respirar solos, despacito, andando con cuidado de no dejar atrás lo que te hace ir hacia adelante, sintiendo los pies que surcan la tierra, para no perderte nada. Caminar, aunque sea en círculos, pero no parar. Adelante. El sentido ya vendrá.
A pesar de que, a veces, no sea fácil.
lunes, 27 de febrero de 2017
jueves, 23 de febrero de 2017
Cotidiano y extraordinario
La Historia está escrita con las grandes vidas y hechos de grandes personas y acciones, pero no solo con eso, también entran, y sin ellas no existiría, esas historias mínimas repletas de la vida diaria de todos nosotros, los que hacemos hueco a los grandes que traen los cambios.
Esas historias de cada día, brillantes en su cotidianidad, son el entramado real de la Humanidad.
No hace falta irse a encontrarlas en los libros, se ven a cada paso, a cada momento, en cada esquina: ese mendigo que monta una especie de mercadillo hecho con trozos de lata en forma de bicicletas o ceniceros, con libros desechados, juguetes rescatados a la basura, con la dignidad intacta porque vende, no pide. Los que no han tenido tanta suerte con la inteligencia y se pasean por las calles luciendo su manía, como uno que se disfraza cada vez de algo diferente, ya sea mariachi, médico o ejecutivo. pero muy bien arreglado, tanto que su hermana se queja de lo que les cuesta los trajes, la ruina. Esas mujeres que antes de comprar para la familia comentan a su modo doméstico de entender la política lo que sucede. Los ancianos que miran pasar desde los bancos a los jóvenes que no saben si van o vienen.
Las historias que somos.
La Historia que hacemos.
lunes, 20 de febrero de 2017
Pregunto
Hoy expongo una pregunta abierta, la cuestión es, si pudiéramos volver a elegir una situación ya experimentada, sin saber qué sucedió después de haberla decidido, si se pudiera volver atrás en el tiempo, pero sin la experiencia de lo ocurrido, si tuviéramos las mismas circunstancias y manera de ser y ver las cosas; ¿volveríamos a elegir lo mismo o no?
Es decir, ¿son nuestras decisiones más azarosos de lo que pensamos, o por el contrario, es lo único que podemos hacer dados esos mismos parámetros?
¿Somos lo que vamos creando, o simplemente somos?
Es decir, ¿son nuestras decisiones más azarosos de lo que pensamos, o por el contrario, es lo único que podemos hacer dados esos mismos parámetros?
¿Somos lo que vamos creando, o simplemente somos?
jueves, 16 de febrero de 2017
Nada de nada
Es curioso, cuando a veces, entramos en casa, o estamos entre amigos, y nos sentimos seguros; es como cuando niños y se jugaba al escondite o cualquier juego de tensión, se tocaba mare, y si lo hacías, estabas a salvo; nadie podía hacerte nada.
De adultos también necesitamos ese refugio incondicional, y como de chicos, no cuestionable, porque a ver, ¿por qué detrás de ese árbol estás libre y más allá, no? era el lugar arbitrariamente elegido para ser zona segura. Como una frontera u otra cuando hay guerras. Es un gran juego también.
Y tampoco nos lo cuestionamos del todo, porque una vez en esa casa, ese país, esa familia, ese amigo..., en realidad, tampoco estamos más seguros que tras el árbol: tan sólo somos unos minúsculos seres habitando un planeta pequeño precariamente en equilibrio en un universo inmenso, desconocido, infinito....
Somos nada sobre nada en la Nada.
De adultos también necesitamos ese refugio incondicional, y como de chicos, no cuestionable, porque a ver, ¿por qué detrás de ese árbol estás libre y más allá, no? era el lugar arbitrariamente elegido para ser zona segura. Como una frontera u otra cuando hay guerras. Es un gran juego también.
Y tampoco nos lo cuestionamos del todo, porque una vez en esa casa, ese país, esa familia, ese amigo..., en realidad, tampoco estamos más seguros que tras el árbol: tan sólo somos unos minúsculos seres habitando un planeta pequeño precariamente en equilibrio en un universo inmenso, desconocido, infinito....
Somos nada sobre nada en la Nada.
lunes, 13 de febrero de 2017
Hechos
Hay un hecho histórico en la antigua Albania comunista con el que me topé leyendo y que me ha impresionado, por lo literario y absurdo y terrible.
En las prisiones abarrotadas durante el Terror de "políticos", todos aquellos ciudadanos acusados de contra- revolucionario y metidos en los gulags bajo el epígrafe 58.
Pues en Albania, esos presos debían cumplir condena, aún de muertos.
Es decir, si cuando morían no habían acabado la condena, que solían ser de quince años para arriba en unas condiciones infrahumanas, los enterraban en el suelo de la cárcel. Además, separados, como en las celdas, dependiendo de los años que les quedasen. Y una vez expiada la culpa, los familiares podían ir a buscarles, ataúd (o bolsa grande, dependiendo del dinero) en mano para recoger los restos, ya bendecidos por el Estado.
Eso es cumplir a rajatabla con las normas.
Los humanos llevamos al límite lo impensable, no sé si somos ridículos, absurdos o simplemente, eso, humanos.
viernes, 10 de febrero de 2017
Pieles de lobo
Hay juegos peligrosos, de los que al jugarlos, pierdes aunque ganes. Son todos aquellos que tienen que ver con las emociones de los demás. Hay gente manipuladora que se mete en ellos sin más consecuencias que su propia alma, que ya hace tiempo perdieron en las apuestas. Suelen ser personas frías que se disfrazan de cálidas, mentirosas que dicen contar verdades, egoístas que lo dan todo en un principio, hasta que tienen abierto el camino que buscaban.
Día tras día veo los naufragios de esas víctimas rotas, que todavía no acaban de entender que les mintieron, que se llevaron sus sentimientos, ilusiones, fe, dinero... y no asimilan que los lobos se siguen disfrazando de corderos. Y en este juego, no hay sexos: todos juegan.
Día tras día veo los naufragios de esas víctimas rotas, que todavía no acaban de entender que les mintieron, que se llevaron sus sentimientos, ilusiones, fe, dinero... y no asimilan que los lobos se siguen disfrazando de corderos. Y en este juego, no hay sexos: todos juegan.
lunes, 6 de febrero de 2017
Entrevista sobre la novela El día a día
Aquí pongo el enlace a la entrevista sobre El día a día.
Gracias, Ginés y gracias a quienes me leéis.
http://librosenlamaleta.blogspot.com.es/2017/02/eva-monzon-la-muerte-es-muy-literaria.html
http://www.casadellibro.com/busqueda-generica?busqueda=el+dia+a+dia+eva+monzon&nivel=5&auto=0&maxresultados=6
jueves, 2 de febrero de 2017
Complicidad
Nuevas vidas que te encuentras cada día; observas a las personas que comparten tu espacio diario, intentando deducir, a partir de lo que ves en esos instantes, cómo serán sus días, en qué trabajarán, cuales serán sus anhelos, odios, frustraciones y deseos. Por mucho que lo intentes, seguramente, ni te acercarás a su realidad, pero a veces, es posible que sí lo hagas. Nunca podrás saberlo. Y es bueno, el espacio para soñar, para imaginar, siempre está abierto, es posible que la verdad decepcione, que esa mujer de mirada perdida, ese hombre agobiado que se obstina en mirar al suelo, esos chicos nerviosos que aún no manejan el cuerpo de adolescentes recién estrenado, no tengan las expectativas ni los anhelos o problemas que les has creado. Quizá la mujer absorta sólo tenga sueño, o el hombre distraido esté pensando en el partido de antenoche y los jóvenes aprendices de adultos ni siquiera sean conscientes de que piensan.
Nosotros mismos somos diana de otras miradas, otras conjeturas y alguno habrá que acierte, que se acerque a la raíz misma de nuestra rutina. Nunca podremos saberlo.
A veces, sin embargo, se cruzan las miradas del que observa con quien es observado y sientes que los papeles son intercambiables; nos reconocemos, y en ese momento, optamos por acercarnos o dejarles ir, puede que prefiramos entablar conversación, compartir deducciones y definir posturas, o más bien, sonreír con complicidad, y seguir anónimos, dejando que nos adivinen y adivinando.
Nosotros mismos somos diana de otras miradas, otras conjeturas y alguno habrá que acierte, que se acerque a la raíz misma de nuestra rutina. Nunca podremos saberlo.
A veces, sin embargo, se cruzan las miradas del que observa con quien es observado y sientes que los papeles son intercambiables; nos reconocemos, y en ese momento, optamos por acercarnos o dejarles ir, puede que prefiramos entablar conversación, compartir deducciones y definir posturas, o más bien, sonreír con complicidad, y seguir anónimos, dejando que nos adivinen y adivinando.
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