La necesidad de ser escuchado, ser parte de algo, ser querido, entendido, admirado, no discutido, aceptado, hoy por hoy, va más allá de la necesidad: es una tiranía.
La ley del más fuerte, la norma de lo que yo digo y no hay más.
La falta de interés por otras opciones, o más bien, el miedo a que haya otras que no sean las propias, manda.
A ver hasta dónde se llega con esta ceguera. Por ahora, ya ha conseguido encontrar lo contrario de lo que buscaba. Nadie acepta a nadie, que sea alguien, más allá de la propia idea, que no suele ser ni propia ni idea.