Para, escucha con atención..., ¿oyes algo? es tu respiración, y si estás más atento, oirás el latido de tu corazón y si esperas un poco, te escucharás, no dejas de hablarte, de decirte cosas, todas paralelas y simultáneas a tus pensamientos, acciones, movimientos y hasta ideas. Si sigues atento notarás tu cuerpo, los pies en el suelo, las piernas, los brazos moviendo el ratón, los ojos que leen y reciben la luz de la pantalla, quizá te estés moviendo en la silla, ya un poco cansado de estar sentado, pensando mientras lees en lo que tienes qué hacer a continuación.
Shhhh, escucha..., son los ruidos que te rodean, los que hace tu casa, o la oficina, ese ciber café quizá, y huele..., son aromas domésticos, que te reconfortan y te dan seguridad... tus sentidos viven, te muestran el entorno, tu cerebro los descodifica a la vez que enciende tus pensamientos, recuerdos, ideas, planes, y acciona con eficacia todos los órganos de ti mismo que tú no eres consciente de usar o mover, tu pecho se mueve al respirar, tus células se regeneran, tu pelo crece, tus uñas también, estás gastando energía, oxígeno, estás ocupando un lugar en el universo único, sientes, sueñas, lees, piensas, opinas, vives....shhh, atento... escucha la vida.martes, 24 de noviembre de 2020
martes, 17 de noviembre de 2020
Soñar
Vivimos en sueños una vida
más vívida que la vivida,
más real en su irrealidad,
más coherente en su confusión.
Nos indican lo imposible
mostrando lo posible.
Sentimos y vemos y somos,
nos reconocemos siendo otros.
Recordamos lo soñado
sin acordarnos de lo que soñamos.
Vivimos una vida en sueños.
martes, 10 de noviembre de 2020
Días que parecen vacíos
Son días que pasan sin dejar recuerdos, o es lo que parece.
Al tener que cambiar los modos de relacionarse, de trabajar, de luchar, de ser.
Al tener que vivir más hacia dentro que hacia fuera, parece que no se generen experiencias: la base de los recuerdos.
Sí las hay, solo que tardaremos mucho más en recordar lo que hacemos por este no poder hacer.
Todo este tiempo que parece muerto, gris, sin nada memorable, no lo es, pero todavía no lo sabemos.
Vivir para uno, hacía adentro, desde imposiciones que van más allá de las imposiciones normales, por ser todo tan anormal, es un modo de vivir distinto.
Muchos saben cómo, aunque muchos más no. Es más intenso, y eso angustia algo, si no se ha convivido con uno mismo demasiado.
Cuando todo se normalice surgirán los recuerdos y recordaremos que sí vivimos, que sí fuimos, que sí pasaron cosas.
Estamos a prueba. Mejor superarla.
martes, 3 de noviembre de 2020
A otra cosa
En un mundo sobre informado pocos se informan.
Se picotea, se dejan llevar, se asombran de lo que asombra a muchos, se hacen cruces de lo que todos dicen que es para hacerse cruces.
Pocos van más allá de donde van todos.
Noticias repetidas cada vez de un modo, sacadas de contexto, con instrucciones para comprenderlas, que varían dependiendo de quién las instruya.
Ahora todo es histórico o imprescindible o condenable o de aplauso.
Y casi todo dura menos de un día: lo histórico no marca historia, lo imprescindible pasa al olvido, lo condenable puede ser de aplauso, y lo vitoreado, condenado.
Todo cambia. Nada permanece. Se cumple perfectamente la ley del Devenir, aunque algo distorsionada.
El trabajo de encontrar los propios argumentos no es noticia.
Ni el esfuerzo que no busque aplausos urgentes, de los que no tienen eco, porque lo alabado no dura, deja de ser nada más ser.
El excedente de información no informa, y el trabajo de informarse no vale la pena, ¿para qué?, en seguida se pasa a otra cosa.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)