Lo que se sueña, antes de llegar a vivir,
se sueña creyendo que se hará realidad.
Lo que se sueña cuando se ha vivido
se sueña sabiendo que nunca se hará.
Uno es más puro,
el otro, más doloroso.
Los dos necesarios.
Sin sueños no hay necesidades.
Sin necesidades no vale la pena soñar.
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