Es tarde, muy tarde, la noche llena completamente el espacio silencioso, te dejas ir, pensamiento, ideas; palabras dichas en silencio.
La noche, zona mágica, oscura, tenebrosa, peligrosa, frontera del día. Dicen que si estás muy enfermo y logras llegar hasta el alba, sigues un día más. La noche, qué extraña parte del día. Ayuda a asimilar la visto en la luz, a reordenar secuencias, idear planes, sosegar impulsos, encender, torcer. La noche, usada como metáfora tanto de lo siniestro y equívoco, como de lo sereno y tranquilo.
Se la puede llenar de uno mismo, de gente, de ilusiones, de decepciones, de amor, de odio. Tiene normas propias, otro ritmo, otra pausa, otra capacidad para crear, más lúcida y a la vez menos válida. Las anotaciones tomadas a oscuras, en duermevela, se desvanecen con la luz del sol, quedando chicas, tontas, decepcionantes, sólo sirven en las sombras de donde salieron.
Una música sigue lejana, nota tras nota, engarzadas en la armonía que las contiene y de la que se sirven para ser. Noche, silencio, música que lo rompe, ideas que con la luz perderán su magia. Esperemos que no del todo. Al menos, la noche nos las trae.
Que la luz no rasgue por completo lo que nos trajo la oscuridad.
Qué alegría leerte. Siento la energía de las palabras y me sosiegan. Gracias.
ResponderEliminarGracias, Rosa. Un placer que me leas, eso sí da energía. Besos.
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