Intentamos dejar algo detrás de nosotros, una permanencia tras nuestra permanencia, como si hubiese valido la pena vivir y, de paso, nos burláramos de la mortalidad.
Hacemos, y haciendo, somos.
Si algo de lo hecho perdura, sirve, nos trasciende, es como si hubiéramos vivido de verdad, sin ser un ser totalmente irrelevante hecho de días vacíos.
Si somos porque hacemos, mejor hacer algo con lo que somos.
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