Paso a paso, con la vista puesta en lo lejanía, mirando lo que hay cerca, lo que dejamos atrás, recorremos segundo a segundo lo que será inamovible.
Andamos solo una vez.
Y solos.
No pueden decirnos por dónde hemos que andar, nadie lo sabe: ni los que lo indican ni nosotros.
Caminamos sobre lo que aprendimos, sobre nuestro error o acierto, elegimos ser o dejarnos llevar; andar o parar; seguir para no parar, porque aunque paremos, la vida sigue y no debería ir sola.
Las expectativas del camino son señuelos, espejismos, realidades.
Es difícil acompasar el ritmo de los sueños a lo real, acompasarnos al paso de un camino hecho de tiempo. El nuestro.
Andamos solo una vez.
Y solos.
No pueden decirnos por dónde hemos que andar, nadie lo sabe: ni los que lo indican ni nosotros.
Caminamos sobre lo que aprendimos, sobre nuestro error o acierto, elegimos ser o dejarnos llevar; andar o parar; seguir para no parar, porque aunque paremos, la vida sigue y no debería ir sola.
Las expectativas del camino son señuelos, espejismos, realidades.
Es difícil acompasar el ritmo de los sueños a lo real, acompasarnos al paso de un camino hecho de tiempo. El nuestro.
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