La ilusión de la compañía,
esa quimera
hecha de la falsa
seguridad
de creer que otro
nos entiende,
le entendemos,
que cree en uno,
que le creemos.
Atraparse en la ilusión
de estar acompañado,
acompañar
ser comprendido
comprender.
Esa ilusión frágil que,
cuando se quiebra,
derrama realidad
dolor
soledad
y algo de torpeza.
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