De un espacio a otro no hay tanto.
En el traslado te llevas contigo, solo cambia el escenario. Eres más tú fuera de tu propio ámbito, un tú que no conoces, que te pone a prueba, que ha de crear nuevas rutinas.
A ti no te dejas, solo abandonas, por un tiempo, al que vive cómodo.
Ir de un lugar a otro, llegar, situarte en él, soñar con el siguiente, lejos de todo, menos de ti mismo, es irse sin irte.
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