Cuando somos adultos
nos vemos igual que cuando
fuimos niños.
Lo que cambia es la falta de fe
en los sueños que tuvimos.
En los sueños que ya
no soñamos.
nos vemos igual que cuando
fuimos niños.
Lo que cambia es la falta de fe
en los sueños que tuvimos.
En los sueños que ya
no soñamos.
Ya no somos
quienes soñamos ser
aunque lo seamos.
Lo real del mundo anula la ilusión
que solo un niño entiende.
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