Siempre se está entre dos extremos, se intenta no caer en cualquiera de los dos, procurando que no nos atrapen, manteniendo el equilibrio con esfuerzo. A menos, que deliberadamente, se quiera inclinar la balanza hacia uno de ellos, aprender del negro, o del blanco, y no pasearnos por el gris.
Se tiende a preferir uno de los dos puntos opuestos, pero no por eso, el enfrentado deja de intentar atraernos. Y nosotros intentamos esquivarlo, y esa lucha continua, a veces nos agota y nos empuja a donde no queríamos ir.
La vida nos la juega, siempre, estés en el punto en el que estés. Ya se apaña para darle a todo la vuelta, así, que con las mismas, no le prestemos demasiado caso y si se pasa con nosotros, procuremos hacer igual con ella, que no hay que tenerle demasiado miedo, que hagamos lo que hagamos, igualmente, terminará como suele, dejándonos sin ella.
Se tiende a preferir uno de los dos puntos opuestos, pero no por eso, el enfrentado deja de intentar atraernos. Y nosotros intentamos esquivarlo, y esa lucha continua, a veces nos agota y nos empuja a donde no queríamos ir.
La vida nos la juega, siempre, estés en el punto en el que estés. Ya se apaña para darle a todo la vuelta, así, que con las mismas, no le prestemos demasiado caso y si se pasa con nosotros, procuremos hacer igual con ella, que no hay que tenerle demasiado miedo, que hagamos lo que hagamos, igualmente, terminará como suele, dejándonos sin ella.
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