miércoles, 27 de junio de 2018

Abusos

Existe una necesidad enfermiza de comunicar,  cada cinco minutos, con fotos, frases, afirmando o negando algo, cada cinco minutos. 
Como si se tuviese que constatar que se hace, piensa, opina, afirma o niega sin cesar, como si al no hacerlo, uno desapareciera en la nada.
Un nadar contracorriente perpetuo, indicando, sea interesante o no, lo que se vive a cada segundo.
Una gran red global nos acerca unos a otros, lo que es bueno. Lo malo, como todo, es el uso abusivo del recurso.
Cada vez es más difícil encontrar un espacio de paz, soledad real, sin exigencias, donde estar sin que le crean a uno desaparecido, muerto, o peor; fuera del sistema donde dejas de existir.

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