Las cosas suelen suceder, tanto las buenas como las malas, a destiempo, nunca al gusto, jamás cómo se pensaron, simplemente pasan.
El equilibrio entre lo que se pensó y lo que acontece es lo que marca nuestros días, es donde está nuestro control: en el caos que viene a ser esto de estar vivos. Y no es fácil.
Vamos cambiando el ritmo de nuestro propio cambio al enfrentar lo que nos va pasando.
Somos lo que surge de esa lucha.
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