Hacer y deshacer.
Es fácil realizarlo todo en la mente, en un instante, en una tarde; qué alto se llega, qué bien sale, cuánto reconocimiento se obtiene. Lo que se idea es siempre ventajoso.
Ahora hazlo.
Ni se hace en un instante, ni sale perfecto, ni te lo alaban, ni te lo reconocen, ni te gusta, ni es lo que pensaste. Pero es el único modo de hacer. Haciendo, ajustando realidad a proyecto ideal, independizándote del aplauso ajeno, ir en equilibrio entre tu expectativa y tu criterio. Hacer independientemente de que se vaya deshaciendo entre la realidad.
Es la meta, es el camino, es la conciliación del pensamiento, siempre rápido y perfecto, con la realización, siempre lenta, obtusa, coja y desagradecida. Pero si no es real, no es nada. Una idea flotando en la nada, es eso: nada.
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