Más de una vez se dice, se escucha o se lee que, estando solo es cuando me siento más yo mismo.
Bueno, creo que es justamente lo contrario: estando solo uno no sabe ni cómo es; simplemente, es.
Lo aclaro.
En soledad no necesitamos reaccionar; usamos nuestro tiempo en lo que nos apetece, no hemos de dar cuentas a nada ni a nadie. Cierto que a mucha gente, cada vez a más, le angustia la soledad, ese tener que rellenar el tiempo con ellos mismos. Pero eso es otro tema.
En este quiero comentar que cuando no hemos de demostrar lo que somos, lo que haríamos, cómo situarnos con respecto a ciertas situaciones, comentarios, obstáculos..., cuando no tenemos a nadie cerca, no hemos de definirnos.
No es que seamos nosotros mismos en soledad, es que no hay nada para demostrar quiénes somos. Es cuando debemos mostrar lo que pensamos, ya sea haciendo, diciendo, o en ocasiones hasta omitiendo, donde revelemos ese yo que tan bien creemos conocer estando a solas.
Ahí somos. Ahí damos la talla, o no.
Luego siempre se puede volver a la soledad para reflexionar y mejorar, eso siempre, pero sería otro tema.
Nos definimos entre otros. A solas siempre somos ideales.
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