martes, 23 de febrero de 2021

Sin ellos

Los sueños, sueños son
y son lo que soñamos
para, al despertar,
no despertar demasiado,
para no romperlos del todo,
para que esos sueños
sean sueños despiertos,
para que los días
no se oscurezcan
sin ellos.

martes, 16 de febrero de 2021

Nada seguro

No hay nada seguro, lo que creemos tener no lo tenemos, lo que pensamos saber, no es tan cierto. La vida en sí misma es insegura. Nos agita y vapulea quitándonos y dándonos lo que ni imaginamos, todo es cambio: hemos de adaptarnos. Esa seguridad cómoda que como espejismo nos parece real, no lo es.
Nada bajo el sol lo es.
Los cambios continuos es la única variable inamovible. Lo que ahora es, no lo será un día cuando abramos los ojos y veamos que todo es distinto a lo soñado, planeado, vivido, y a pesar de eso, se ha de seguir, desde la incertidumbre de estar vivos.
Una puerta sin puerta que nos muestra, invariablemente, lo lejos que estamos de esa comodidad cotidiana que estalla en mil pedazos cada día. Unos más que otros.

martes, 9 de febrero de 2021

Innecesario

Pensar, verbo en desuso últimamente, al borde de la extinción.
Cierto que no se usa mucho desde siempre, pero parece que ahora ha caído más bajo aún, debe de ser porque se cree que ya se piensa por nosotros, que con poco vale, que la información exhaustiva que recibimos a cada segundo hace las veces de esa acción íntima, solitaria, trabajosa.
Igual no, puede que sea por eso mismo, porque cuesta, porque necesita de la reflexión tras haberse informado antes, desde muchos ángulos, de algo.
Quizá no se piensa porque cansa, cuesta, necesita de criterio, de base, de lecturas reales, de pensamientos originales, que es lo contrario de ir a favor de la corriente, de acalorarse por nada, de seguir filas adocenadas, que trata de volar y caer, de rectificar, de dialogar, no solo asentir o negar porque todos así lo hacen.
Creo que pensar nunca es fácil y siempre necesario.
Creo que ahora solo se busca lo fácil y lo innecesario. 

martes, 2 de febrero de 2021

Tablero

Hay veces que se vive fuera de la vida, una vida donde se observa la Vida, no se es activo, solo testigo de cómo la viven los demás. 
Una mirada atenta a esas acciones de las que, por un motivo o por otro, no se forma parte. 
Estamos quietos, nos movemos como fantasmas, comprobando cómo las personas evolucionan. 
Vemos, desde esa barrera, cómo se mueven esas piezas vivas en el tablero, deducimos las partidas, anticipamos las jugadas y acertamos porque no somos parte del tablero, observamos, no somos visibles pero sí reales.
Somos un juego cerrado.
Vidas vistas tras el velo de la inacción. 
Observar nos acerca a comprender lo imposible; el dudoso privilegio de no ser siendo.