martes, 30 de diciembre de 2014

Infancia

Son fechas extrañas las que se avecinan. De niños no creo que haya nada mejor que esperar con esa ilusión totalitaria infantil que se cumpla lo que se escribió en una carta, a cambio de haber sido buenos.
No creo que sean los regalos en sí los que hagan que los niños se sientan tan entusiasmados, sino que los traigan seres mágicos, personajes de cuento, jueces del Bien y del Mal, seres absolutos como ellos.
Los niños creen. Y esa fe hace que efectivamente, estas fechas sean especiales. Nos contagian a los adultos y nos reducen a los críos que fuimos, casi oímos junto a ellos el paso de los camellos o el ruido del trineo o vemos las siluetas de esos Reyes Magos cargados de regalos; hasta distinguimos entre los demás el que hemos pedido en esa carta con letra infantil, apenas inteligible, bordeada de sueños.
Son días para ellos, para la infancia, para recordar a la familia, sabores únicos, olores jamás repetidos, casas ajenas calentitas, un ir de aquí para allá, y todo eso unido al nudo en el estómago del susto de si nos traerán o no lo que pusimos en esa carta festoneada de azul y echada en ese buzón de correos especial. Como esos días.

jueves, 25 de diciembre de 2014

Cárcel

Los años pasan, se escurren; lo vivido nunca es lo que se deseó; se mira atrás con cierto recelo, añorando lo que se hubiese realizado mientras se barajan esos "si hubiera..", atascados en esa certeza de equivocación, aliviada al intuir que no todo se hizo mal.
El tiempo tiene eso, que no regresa, que amordaza cualquier nuevo intento de vivir lo mismo. Nos deja el recuerdo de lo que creemos que se hizo, porque ni siquiera es lo que fue.
El tiempo, esa cárcel que nos atrapa desde que aprehendemos que nos gobierna, y del que hay que procurar un modo de escapar: solo encontré la imaginación.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Arrasado

Cristales rotos, crujir de hierros, paisajes fuera de foco. Niebla oscura que impide respirar, luces negras que apagan y ciegan.
No hay nadie, ¿quién podría haber? No hay nada, ¿qué querría ser?
Tumbados, yacentes, restos de lo que vivió, humanos que fueron, sueños que alguna vez se soñaron, ahora desperdigados, inmóviles, imprecisos, completamente inertes, pedazos de lo que fue y ya no es.
Entre ellos, aún a pesar de ellos, a través de ellos, encima y debajo, algo se mueve, se moverá, irá y vendrá, la desolación solo lo es si existe el contraste de la luz, la vida, la esperanza, los ojos que ven y no que miran, rebelión sin causa, causas sin causa, casualidades y causalidades, azar espantoso en todo, la incapacidad para ajustar y reajustar parámetros, variables, sonidos, palabras que se escapan y vuelan solas.
Ante una maraña, un caos, una mezcolanza imposible de discriminar, un tinte, una pátina, un tono, un ambiente del color de las telarañas
negro transparente, gris tupido, realidades inflamables, horrores a flor de piel, desgarros sin tejido, hilos sin color.
Almas sin sus luces, sin compañía ni en filas, árboles que no lo son porque nunca lo fueron, rastrojos agostados en forma de copa, nada.
Inmersión en un paraje, el único que a veces se presenta, el que nadie quiere pisar, el repudiado, donde el mundo respira con asma, ese lugar, existe. Y visitarlo es obligado. Y posar la planta del pie sangrante necesario. Y abrir los ojos cerrados imprescindibley llorar. 
Y angustiarse. Y suplicar. Y desbocar. Y no ver un final ni un principio ni un medio. Y no ver. Y ver que no hay nada que ver.

viernes, 19 de diciembre de 2014

No actuar

No actuar. Esperar.
A veces, hay que saber darle tiempo a las acciones emprendidas, dejar de ir de un lado para otro. Con ese ajetreo no se acelera nada, en todo caso, hasta se tiene la sensación de ir más lento.
Esperar, no amontonar acciones.
No es posible, muchas veces, cerrar lo empezado, terminar como uno quiere lo que quiere. Es complicado y difícil tener que sentarse y esperar. Esperar a lo que se hizo y se empujó desde la cima de la ladera, baje rodando solo, y que alguien, al otro lado, lo reciba, lo sepa entender y lo complete. Los proyectos, igual que nosotros, dependen de muchos factores.
No se puede hacer todo, ni ser todos, ni pretenderlo todo.
Aunque se quiera.
No se puede.
Actuar, esperar, desear, soñar. Vivir.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Zen

Haz lo que hagas. Es la máxima zen por excelencia, y lleva mucha verdad. Y además no solo es clarividente sino práctica, ya que no podemos hacer nada más allá del segundo presente. Si en ese segundo nos apoyamos del todo, la sensación de plenitud es enorme. Es cuando miramos o hacia atrás o hacia adelante cuando el ahora nos molesta, nos aturde, nos ata, ya sea porque querríamos lo que ya no tenemos o por lo contrario, porque aún no llegó lo que quizá, no venga; el futuro es una incógnita.
Así que lo mejor es hacer lo que se está haciendo con todas las consecuencias y saber apreciarlo, porque si te descuidas, zas, ya no está.
Y el cúmulo de "haceres" nos dará toda una vida: la que hicimos

lunes, 15 de diciembre de 2014

Poema, La búsqueda



Cuando todo sobra,
cuando no sobra nada,
cuando tras las ilusiones, no hay nada.
Cuando todo se dejó atrás
por haber mirado en la dirección equivocada,
por haber seguido el camino erróneo,
por llegar, después de haber andado,
donde no habías deseado;
no, por no anhelarlo,
sino por haberlo buscado.

Cuando se alcanza aquello
por lo que se ha luchado,
cuando te das cuenta
que no es lo esperado.
Cuando con las manos llenas
sientes vacía el alma,
cuando lo darías todo:
Ilusión. Camino. Deseo,
por poder, de nuevo, tener alma,
que se ilusione,
que ande,
que desee,
que te lleve
donde nada sobre,
donde todo falte.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Nunca en vano

Andar, observar, pensar, perderte entre tus hilos mientras el cuerpo te lleva a donde has de ir. Entras, aún de día. Estás ahí, mucha gente nueva, apenas se habla; usan el móvil para hablar, para no sentirse fuera de lugar, buscan voces amigas más allá de la gente nueva, nadie rompe el hielo, tímidas palabras, miradas, sonrisas breves. Pasa el tiempo. Situados, el entorno deja de ser algo novedoso, ya se ha pisado, observado. Nos sentamos, hablamos, leemos, los pensamientos se comparten, las miradas ya no son esquivas: la palabra nos ha presentado, nos movemos más a gusto, los móviles ya no son necesarios. Descanso. Encuentros, intercambios, probamos sabores nuevos, nos adentramos en nuevas miradas; nos reconocemos ya. Ya no somos extraños, los corrillos se agrandan, las conversaciones fluyen. La noche ya llegó afuera. El día no se ha ido en vano.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Inhóspito

Una de las cosas que siempre me ha impresionado es la capacidad que tiene el hombre de sobrevivir bajo las condiciones más inhumanas y hostiles inimaginables. Ya no digo aquéllos que viven, desde que nacieron en ambientes invivibles, que ya tienen mérito, sino los que habiendo tenido mejor suerte, el destino les cambió las comodidades por infiernos.
Hablo de los que han tenido que sufrir cárcel injustamente, campos de concentración, gulags, guerras, secuestros..., y tantas y tantas aberraciones que para qué seguir.
Pero el asunto está en cómo personas acostumbradas a vivir bien, o al menos a vivir, han tenido que amoldarse, para seguir respirando, a circunstancias terribles, a las que jamás, conscientemente, se hubieran visto capaces de soportar.
Una vez dentro del horror, lo más terrible, es que puede empeorarse hasta límites impensables; lo que ahora aprecias como insufrible, puedes llegar a añorarlo con el tiempo. Es común de los supervivientes comentar que cuando se creían mal, no habían ni empezado a malvivir.
La capacidad de desprenderse de todo, de aclimatar mente y cuerpo a las experiencias más pavorosas es asombrosa. Te pueden arrebatar lo indecible y seguir viviendo. Es un ajuste constante entre tu propia mente y el exterior axfigsiante; si se encuentra algo a lo que aferrarse, por mínimo que sea, la lucha continuará.
Hay testimonios espeluznantes a la vez que maravillosos sobre cómo ganar un minuto más a esa vida invivible. No tirar la toalla, aunque sea para arrastrarse por las horas interminables del día. No perder, en suma, la propia identidad. Y no sentirse culpable por desear estar vivo.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Tiempos

A veces, buscando algo por cajones, o en armarios o simplemente cogiendo un libro, te das de bruces con objetos del pasado, te encuentras contigo misma, la que eras, la que recuerdas al mirar con asombro esa postal, carta, poema, púa, partitura, disco, o libro..., tantas cosas que te acompañaron y que olvidadas, habían quedado a la espera de salir de nuevo a la luz, jugadas del tiempo, ese continuo discontinuo que no para de dar sorpresas.
Dejas de intentar encontrar lo que, posiblemente ni te importe ahora, y te dedicas a mirar ese pasado: la foto que mezcla su imagen con un borroso ayer, las sensaciones difusas como el color, donde te asalta hasta el olor, la luz, reviviendo lo que se hizo antes y después de ese tiempo apresado, ahora recuperado.
Esa carta, escrito, diario o apunte, esas palabras escritas con una letra que fue tuya, o de alguien querido que ya no está, ni tú, ni él; sólo esos rasgos sobre el papel que testifican quien fuiste, que auguraban quien eres.
Esos objetos que acaricias como para que con la magia del roce, vengan a contarte cómo fue su vida contigo, recuperando la viveza de cuando eran imprescindibles.
Ese disco que vuelve a sonar, con el que vuelves a recordar qué soñabas mientras lo escuchabas.
Trazos de un pasado que por mucho que hayas querido abandonar, impregna el presente, inundándolo con la presencia física de esos objetos que creíste desparecidos.
Y ahí estás, de pie en tu presente, mirando tu pasado.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Palabras

¿Tenemos la posibilidad de vivir a la carta? Es decir, ¿podemos manipular la vida, acoplarla a nuestro gusto, mover las variables que queramos para estar cómodos en ella?
Las palabras ayudan, son la materia prima de los pensamientos, y éstos son los que nos enfocan los sucesos, tanto internos como externos.Somos un organismo vivo que ha de sobrevivir al entorno, depende de cómo lo asimilemos, actuaremos. La mente, cambiante, nos guía. Está comprobado.

Las palabras moldean los pensamientos, dan nombre a las emociones, ayudan a construir nuestro universo, encarrilan los sucesos. También recogemos las de los otros, que mezclándose con las que tenemos, nos garantizan mejores pensamientos, emociones, universos.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Días grises

Cafés, conversaciones, humo, palabras, risas, paseos. Vidas que se encuentran, momentos inmortales que construyen la base para nuevos cafés, conversaciones, risas, paseos.
Unos vienen, otros se van, a veces para siempre, y aún así en esa ausencia, nunca acaban de desaparecer. Encuentros fortuitos, lazos fuertes, relaciones superficiales, amistades imprescindibles, gente. Y nosotros mismos somos gente para la gente, siendo parte de ella. Nuevas experiencias que nos sorprenden porque podrían habernos ocurrido a nosotros, abriéndonos los ojos a cirucunstancias lejanas a las nuestras. Atentos, no queremos perdernos palabra, risa, sorbo, paso.
Compartir, engañar a la soledad, buscar la compañía de los que nos son gratos. El cosquilleo agradable del encuentro previo, la sonrisa que se nos escapa al vislumbrarlos de lejos, la risa franca en el encuentro. Maravillosa sensación estar a su lado. Hay personas especiales que nos tocan todas las cuerdas; que hermosa melodía. Que especial te sientes. Qué difícil encontrarlas, no hay tantas, pero cuando sucede, lo sabes. Esa risa tras ese café, rodeada de humo, sorbiendo las palabras que surgen del eco de los pasos, en ese paseo que ahora es eterno, estar bien, completo, feliz. Dando un paso detrás de otro, compartiendo el mundo que te ofrece, que ofreces. Nada más intenso. A veces, doloroso.
Necesidad de saberte parte de alguien, de ser alguien para alguien. Sin eso, que vacío, que tristeza se arrastra a lo largo de los días, de la vida.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Hacer

Es fácil entender las cosas una vez sucedidas, ahí ya se tienen, no sólo todos los datos, sino los resultados. Lo complicado es entender qué está pasando mientras ocurre con toda la incertidumbre de algo sin final.
Se puede prever, incluso intuir, pero no saber. El riesgo es el único compañero, dependiendo de la clarividencia de cada cual, o su capacidad de deducción, es posible ver una opción más claramente que otra, pero aún así, hay que saltar al vacío. Y cada uno ha de dar su propio salto, no es lícito ni empujar a nadie ni retenerlo, como mucho, si se quiere, esperarlo con una toalla y una sonrisa por si quiere salir.
A nivel social ocurre igual; no se puede saber cómo va evolucionando nada hasta que el tiempo que se quiere analizar da paso a otro, entonces variables y conclusiones se discuten y se crean perfiles, explicaciones a-posteriori, razones obvias..., pero claro, a toro pasado, y aún con todo eso, en muchos tramos de la historia se es incapaz de entender claramente cómo fue para que pasara lo que sucedió.
Pero lo que sí está claro es que estamos sumergidos, individual y colectivamente, en una época de la historia, la nuestra, que dará que hablar a los sociólogos, historiadores y filósofos del otro cachito del tiempo, porque algo no acaba de funcionar del todo. No sé qué se está dejando detrás, porque sólo se sabrá cuando sea historia, pero espero que algo estemos dejando. Al menos que este individualismo feroz, este hedonismo social, esta falta de norte generalizada marque algo hermoso, que no se convierta en el humo sin fuego que parece ser.
Solo el tiempo nos dirá qué hacemos haciendo lo que hacemos ahora.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

¿o no?

Manga por hombro, a veces uno tiene la sensación de que nada está en su sitio; es como un gran chiste sin gracia; lo evidente es imposible, las esperanzas puestas en un empeño claramente erróneo, gente involucrada en gente equivocada, sueños irrealizables que estallan en la cara...
Y sí, hay veces que cumplir un anhelo es cuestión de tenacidad, pero en otros casos la derrota está cantada. ¿Cómo distinguir? Gran pregunta.
Normalmente se sabe, uno intuye que por ahí no es, algo escuece, tortura, rasca. No fluye; demasiadas dudas, esfuerzos más allá de lo razonable, lloros excesivos, búsqueda de afirmaciones demasiado frecuentes..., avisos todos de que algo no encaja, de que vamos por un camino demasiado trillado. No es el nuestro.
Ahí viene el replanteamiento de profesión, vida, pareja, amistades, ciudad, casa, ilusiones. Y con él en la mano, vuelta de nuevo a comprobar, si esta vez el trayecto solo será duro, difícil, arduo, pero no imposible.
Hay que saber rectificar a tiempo para conseguir lo que queremos, no lo que nos habíamos empeñado en querer. Sí, es complicado distinguir, pero en el fondo lo sabemos, si dejamos a un lado la cobardía, el orgullo herido y el miedo al cambio, muy adentro conocemos dónde estamos, qué queremos y en qué punto nos perdimos. ¿O no?

lunes, 24 de noviembre de 2014

Amistad

No hacía sol, pero la compañía lo iluminaba todo.
Buscando un buen banco, bajo los árboles, haciendo crujir las piedras, oliendo el césped mojado, mirando un cielo no muy azul no muy gris, se han intercambiado palabras, emociones, recuerdos, mientras se comía una ensalada preparada con cariño, saboreada como merece, cortada entre prisas y rutinas extenuantes, pero no incapacitantes, ya que se está aquí, mejor que en ningún otro lugar, compartiendo años en un instante, intentando averiguar si se ha evolucionad algo durante el paso de los años, si se es quien se fue, cosa imposible, o más bien se es quien se quiere ser; sin la timidez de antes, con la fuerza de la experiencia.
Con el sabor del aceite duro y sabroso, tomando infusiones, no al sol, pero sí bajo él. Hablando de nada, de todo, de ser, de soñar, de esperar que mañana surja otro rato donde eternizarse y poder compartir sonrisas, comida, años y amistad.
Gracias, siempre.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Abismos

Solemos sorprendernos gratamente cuando algún conocido da un salto y se pone, durante un tiempo, por delante de lo cotidiano; un premio, un acontecimiento que rompe la rutina, lo que sea..., y si es muy sobresaliente nos gusta decir que lo conocemos, y nos sentimos orgullosos.
Pero a veces, aquellos a los que conocemos y destacan, lo hacen para mal; salen en los medios de comunicación, no por haber descubierto, realizado, ganado algo sino por todo lo contrario, por haber destruido, roto y arrinconado algo. Los ladrones, los asesinos, los desalmandos también tienen conocidos y a veces, la persona que ves en la pantalla, esa que ha cometido una atrocidad, es un rostro que ves a menudo, con quien has compartido tiempo o infancia.
Cierto que también decimos que lo conocimos, pero ya no con orgullo, sino con un velo turbio, oscuro, algunos morboso, otros incrédulos, de que se haya hablado con el protagonista del horror.
Es así, a veces, la gente que conocemos no sólo destaca para bien sino para mal. Y si los primeros pueden llegar a darnos envidia, sana, los últimos, nos dan escalofríos y nos muestran el abismo negro que todos bordeamos.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Maneras

Maneras de vivir,
sentires diferentes,
bullicios desconcertantes,
olores penetrantes,
callejuelas laberínticas,
gritos aturdidores.
Mentes ocupadas de maneras diferentes,
unidas en su sentirse vivas,
distintas en sus opciones.
Todos podríamos ser todos.

Cada instante es eterno
y en uno solo se da
todo el ciclo vital;
a cada segundo se nace, 
se ríe, se muere, se duda,
se traiciona, se odia, se ama.
Cada segundo es la vida completa
del que podríamos haber sido
del que quizá seamos, 
riendo, naciendo, 
muriendo, traicionando.
Cada segundo solo nos recuerda
que no somos nada.
Suspendidos en el infinito, desconocido,
sin tiempo,
sin línea más allá del segundo constante,
diferente, turbante,
bullicioso, innegable.
Maneras de vivirlo

lunes, 17 de noviembre de 2014

Extremos

Dentro de la creación, innerente a ella quizá, cohabita normalmente una tendencia oscura que no se da tanto en otros parámetros.
Hay como una necesidad tirana que arrastra hacia la disciplina adecuada. El artista no es que sea diferente al no artista, teniendo en cuenta que todos tenemos en nuestras personalidades los mismos ingredientes, sólo varían las cantidades, digo que el artista posee en su centro una necesidad vital de crear y que si no se canaliza, se malogra, se convierte en algo oscuro y no en la obra de arte a la que estaba destinada.
Por ejemplo, las mentiras. Los escritores han de fabular, inventar, crear con la realidad, es algo más fuerte que ellos mismos. Está ahí el mundo para ser reeinventado, y si no se lleva al papel, se lleva a la mentira, y desde ahí a sentirse culpables, estafadores, o simples infelices, en vez de cogerlas, moldearlas y crear.
Con las demás disciplinas sucede lo mismo: un niño que no para quieto, quizá sea bailarín; una persona que busca y rebusca el equilibrio, sería un buen intérprete; un exagerado, un actor... cientos de ejemplos.
El lado oscuro tiene también su lado luminoso. Sólo hay que elegir.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Arriesgarse

Dejar algo detrás de cada día, que no pasen en vano esas veinticuatro horas en las que está fragmentado, que conste que hemos recorrido todos los segundos para algo, para alguien.
Trascender, mirar atrás y constatar que nuestro paso no fue invisible, sirvió.
Todos buscamos anclarnos en la marea absurda del caos. Es gratificante tomar el timón, ser, no sólo estar.
Los años pasan igualmente, qué mejor que dejemos nuestra impronta, nuestros sueños convertidos en realidad. No permitirnos, por pereza, por desidia, por excusas, abandonarlos, abandonarnos.
Aunque para eso tengamos que forzarnos, incomodarnos, traernos a la dura disciplina que conlleva convertir lo onírico en realidad. Y cuesta.
Hay que ser valientes, luchar contra los límites para eliminarlos, derrocarlos, ampliarlos, construir sin ellos, lo que muchos, creerán quimeras. Incluso a pesar de que lo sean.
Arriesgarse a ser ese que se sueña.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Moscas

Es entre fascinante, y algo tonto, ver cómo las moscas, o cualquier insecto volador, quieren salir de un recinto por una ventana cerrada, golpeándose continuamente a cada intento contra el cristal sin lograrlo, pero ellas siguen. Y siguen. 
Da igual las veces que han procurado avanzar por ese lugar imposible, como mucho, dan unas vueltas por la zona, y otra vez; sin remedio se aplastan contra ese muro invisible, incomprensible, que las aparta de lo que transparenta, de ese exterior liberador.
Y de ahí no se van. "Pobres"; pensaba de niña, no saben.
Ahora de adulta las sigo observando, pero mientras a la vez que las miro golpeándose contra esa realidad invisible, veo a los que estamos fuera, en ese lugar al que quiere ir donde las personas nos chocamos también, una y otra vez, contra paredes invisibles que nos ofrecerían algo más, si las traspasamos... o eso creemos. Y seguimos. Una y otra vez, todos embistiendo esas barreras que no vemos, pero están, sin que nadie haya aprendido aún a abrir la ventana.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Juegos vanos

Hay gente, suelta y en grupos, que tiende a dar por sentado que se le hagan favores. 
Es una actitud que no se sabe reconocer al principio, solo notas que algo falla cuando te acercas a ellos.
Cuando van en grupo, normalmente dentro de algún grupúsculo religioso, se sienten con el privilegio de que los demás les hagan favores sin sentir la necesidad de la reciprocidad; es lo normal, a ellos se les da; el resto está ahí para eso. 
Es una actitud, que cuando la descubres, la reconoces enseguida. La altivez del amo. Viven la amistad y las relaciones desde la asimetría absoluta del tú estás aquí para servirme, basada en una convivencia grupal de lazos de favores, pero solo entre ellos, entre su propia secta: los demás, como mucho, podemos ofrecerles cosas, ellos nunca a nosotros, los que estamos fuera. Solo faltaría.
Bueno, ahí están.
Los que van por libre también tienen esa actitud de complacencia y falta total de simetría: son personas que no saben devolver sonrisas, ni favores, ni llamadas, ni cariño: solo acaparar lo que les den, elegir entre quienes se les acercan y fomentar el acercamiento de los que les dan lo que quieren en esos momentos, para más tarde, despreciarlos sin más; ya no les sirve.
Es peligroso confundirse con ellas, creerlas amigas, intentar no fallarles. La amistad es algo más profundo y sobre todo, algo menos egoísta.
Dar sin recibir, recibir sin dar es un peso muerto que aplasta a quienes juegan ese juego.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Trascender

El miedo a lo desconocido, el sonido del viento, la lluvia, reconocer que tras la luna saldrá el sol, despertar a las leyes físicas, entender los sonidos que hacen otros, ser conscientes del propio cuerpo, sorprenderse pensando algo y entendiéndolo y viéndolo.
Dar un paso más allá de la intuición, de la mera supervivencia, pasar de respirar a saber que se respira: Tuvo que se aterrador para los primeros hombres, esos homínidos que se posaron sobre sus dos pies y aprendieron a utilizar las manos. De repente, algunos hubieron de dar el cambio en sus mentes, entender, reconocer sus pensamientos, darles voz a los sonidos. Y ver a los que se quedaron atrás, con pena supongo, pero sin pausa. Condenados a encontrarse a lo largo de la geografía mundial. Condenados a aprender, a pensar, a trascender, a ser.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Vigilia y sueño

La ilusión se alimenta de realidad, sin ella, languidece y muere.
Solo de sueños es difícil levantarse, cierto que sin ellos nunca lo harías, pero qué es una esperanza que no desee ser real. Nada. Mera distracción, o simple cobardía. A un deseo se le ha de conceder la vida. No es digno atraparlo y retenerlo como excusa; se tiene que trabajar para él, para que cobre vida.
Es compleja y contradictoria esa frase que te previenen contra lo que desees porque podría convertirse en realidad. Si no quisieras esa verdad, no lucharías al lado de esa ilusión.
Creo que un sueño sin despertar no es sueño, sino pesadilla. Los ecos que despierte en vida sí serán dignos de su vigilia: entonces empezará de verdad a soñar.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Cojos

Si la realidad no nos gusta, normalmente, cortamos de aquí y de allá hasta hacerla a nuestra medida.
En esto de hacernos trajes con ella, puede dar lugar a casos espeluznantes, donde la persona vive fuera de lo real, viendo lo que no hay y negando lo que ve. En general, nos cuesta bastante asimilar que lo que nos sucede, no es lo que queremos que pase; la yerba siempre es más verde al otro lado, sea éste cuál sea, el asunto está en no apreciar el color de la que tenemos más cerca. Así, la vida de los otros se nos muestra más interesante que la que llevamos que en la comparación pierde, pareciendo más gris -sin sospechar, que por la misma regla de tres, los demás la verán verde brillante-.
A pesar de esa insatisfacción, que hasta cierto punto es buena ya que nos lleva a superarnos, lo que más se practica es el disfrazar los hechos hasta que nos ajusten.
La mente desmenuza el entorno y nos lo presenta cómo sería si pudiéramos moverlo a nuestro gusto, igual que las hermanastras de Cenicienta, en su versión original, que cuando les presentan el zapato de cristal y en él ven el posible reino, y al probárselo y constatar lo obvio; que no les cabe, deciden, sin dudarlo, cortarse los dedos del pie para que entre: Adaptan el pie al zapato, y ya está.
Esa barbaridad es la que hacemos continuamente, al menos, hasta entender que la vida ha salido así y si por ahí no es, otros rumbos habrán. Aunque gente hay que sigue negándolo.
Más de uno va por los caminos cojo.

viernes, 31 de octubre de 2014

Inquietud

Detrás de una puerta hay otra que abres y que da a un pasillo largo y eterno que comienzas a recorrer, las piernas se cansan pero la mente insiste y no las deja flaquear, las distrae pensando en cualquier cosa, y cuando menos te lo esperas, cuando ya iban solas, llegas al final de ese interminable corredor donde quizá hayan transcurrido años, siglos mientras lo recorrías. Te encuentras con que hay otra puerta. La intentas abrir pero no cede. Estás un rato maniobrando el pomo y hasta la golpeas con el cuerpo, pruebas con los insultos, pero no hay caso: no se abre. Miras a tu alrededor pero solo están las paredes que crean el pasillo por donde viniste. Se te pasa por la mente regresar. Los pies aún duelen, la mente rechaza la idea. Te sientas, después de haber intentado de nuevo abrir la puerta que impide que avances. Puede que hasta caigas en un duermevela que te sumerja en la sensación lejana de que habías abierto una puerta que conducía a otra y que esta daba a un pasillo kilométrico que terminaba a su vez en una puerta cerrada donde te acurrucabas a soñar.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Oráculos

Cuánto se dice sobre el Destino, el Azar, qué de movimientos ha creado: Oráculos, Religiones, Supersticiones.
Desde que los humanos sabemos que vamos a morir, queremos dejar algo detrás y asegurarnos que hay algo más adelante. 
Tenemos consciencia de nuestros actos y sabemos que dependemos de ellos y de algo más; sin saber qué mas, intuimos, o queremos intuir, que no solo contamos con nosotros, si así fuera, la responsabilidad abismal que tendríamos sería insoportable; si solo nuestras acciones fueran el motor del futuro, del presente, de la vida, nos quedaríamos paralizados antes semejante carga; insoportable para un simple humano, para eso se crearon los Dioses, el Azar, el Destino y lo demás, porque si tuviéramos que caminar por el presente atentos a cada minuto, sin saber en cuál se decide nuestro futuro, no seríamos capaces de ser.

lunes, 27 de octubre de 2014

Somos

Somos muchos los que intentamos dejar algo detrás de nosotros, una huella que perdure, un intento de que lo que llevamos dentro sirva para otros, que lo que pensamos se materialice en ideas móviles, compartidas, como si así, trocitos nuestros se esparecieran y completaran junto con otros, un trazo mayor; una manera de sentirnos útiles.
Lo que somos, es lo que hacemos, lo que pensamos podría convertirse en actos, por lo tanto en nosotros, y si pudiéramos lanzarnos al viento llegando a los cuatro puntos cardinales, sería como si cumpliéramos un poco con la necesidad que tenemos todos de trascender, de sentir que nuestra vida no es completamente irrelevante ni vacía.
Si somos porque hacemos, mejor hacer algo con lo que somos.

viernes, 24 de octubre de 2014

Caleidoscopio

Ver, desde todos los ángulos posibles un mismo hecho, nos aporta más que aceptarlo sin crítica, ni investigación, sin dudar de lo que vemos. O de lo que nos han contando. O de lo que recordamos.
Ese modo caleidoscópico de entender las cosas nos las acerca, comprendemos mejor lo que pasa, lo que nos ocurre, lo que es.
Para lograrlo se necesita tiempo, opinión, ganas, imaginación, humilidad y algo de originalidad. No muchos quieren perderse en sus mentes; más cómodo y fácil, aceptar lo que ven, escuchan o recuerdan y aferrarse a una sola cara, hasta el punto, en ocasiones, de enfrentarse vehementemente contra cualquier aotra faceta de esa misma realidad.
Si nos adentráramos en ella, en la realidad, si pasáramos a través de ese espejo, nos sorprendería comprobar que nada es lo que parece y que todo es posible.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Algo

Una palabra, una imagen, un sonido. Una búsqueda, un color, un sentimiento. Somos lo que somos por lo que hacemos, por lo que soñamos que hacemos y sentimos y vemos y entendemos. Pero qué somos. Todo, y a la vez, nada. Esa imagen que nos emociona, esa palabra que nos llega, ese sueño que perseguimos, ese presente anclado en un pasado y que mira, a través de la niebla, a un futuro que no es más que ese cúmulo de imágenes, palabras, melodías, ilusiones y acciones.
No hay que mirar atrás ni adelante, estamos atrapados en el minuto infinito del ahora. Pero sin anclaje, sin rumbo, ese minuto también pierde sentido, deja de ser eterno para ser sólo una medida de tiempo efímero, sin sentido, sin contenido. Buscar, encontrar, parar, seguir, ha de tener una razón de ser, un todo que lo contenga, que le dé luz.
A veces ese sentido se escapa y sólo se tiene el minuto lleno de segundos amenazantes porque huyen sin más, escapándose, despojándose del Tiempo que avanza, lento, implacable.
Hay que aferrarse a algo, a lo que sea, sobre todo cuando menos asideros se tienen. Un sonido, una imagen, una palabra.

lunes, 20 de octubre de 2014

Vivamos

¿Vivimos la vida? o ¿es la vida quien nos vive? No sabría contestar.Si se mira hacia atrás se ven elecciones hechas por uno, si todo ha ido bien, claro, pero las opciones no las pusimos, se nos impusieron. Se escoge de lo que te van dando.Te acota desde el mismo momento de nacer, te otorga un sexo, unos padres, una localización geográfica, histórica, económica y social de serie. Unos rasgos, un organismo, unos genes no pedidos.A partir de ahí, tú mueves, pero con las cartas trucadas, sin elección, supuestamente.Cierto que mientras vas viviendo y eligiendo -lo mismo es-, te dicen y ves, que anda qué suerte que pasara aquello o lo otro, porque así ahora tienes esto y lo de más allá..., pero es azaroso, todo, y lógico también; una puerta dará a un lugar que no habría llevado la contigua, pero es que, al no saber adónde habríamos ido, no podemos alegrarnos de no haberla cruzado.Aún así, da igual que vivamos o nos vivan, está bien apurar toda la responsabilidad que tengamos en vivir para vivir.

viernes, 17 de octubre de 2014

Mirar o ver

Miramos, pero pocas veces vemos porque estamos demasiado pendientes de entenderlo. Nuestra manera de acercarnos a las cosas es experimentándolas, de bebés tocándolo todo y ya desde niños mirando, observando, atentos y curiosos a lo que nos rodea. 
Pero esa mirada tiene defectos; es nuestra, por lo tanto la interpretamos a nuestro modo, nos perdemos los matices, los colores, lo que no encaja con lo que creemos: está sesgada. 
Pero no tenemos otro modo de aprender, la curiosidad solo se sacia atendiendo a lo que tenemos delante. Lo que podemos hacer es educarla, mirar siempre sin prejuicios, mirar más allá de lo que vemos, mirar lo de siempre como si fuera nuevo. 
Con la mirada también aprendemos a conocer, a conocernos;  los ojos chocan contra los ojos de aquellos con quienes nos encontramos por primera vez, y desde ese escrutinio, cada partícula de luz recogida, nos sacude, mientras lo interpretamos; la mirada mutua se convierte en información, y aunque sesgada, esa primera vez suele ser bastante certera; aún no tenemos más datos y la intuición, esa manera de aprehender el mundo, nos asiste. Luego ya si volvemos a encontrarnos con esas pupilas, rellenamos con vivencias los huecos y domesticamos esa primera impresión. Ahí la mirada no estará sola. Ya no será la única que nos muestre lo que vemos, lo que queremos ver o lo que nos negamos a mirar de nuevo.
Vemos mejor que miramos aunque a veces, prefiramos cegarnos y nuestra mirada se oculte entre lo que en realidad no queremos ver.

miércoles, 15 de octubre de 2014

Destellos

Creo que en toda infancia hay una atracción irresistible hacia todo lo que brilla. Como pequeñas urracas, los niños se lanzan a por cualquier trocito de luz; cristalitos, piedras pulidas, trozos de lágrimas de cristal, cuentas, abalorios, papelitos de plata o de colores..., caleidoscopios de objetos inservibles para los adultos, maravillosos tesoros para los niños.
A mí aún me siguen llamando la atención, me gusta lo que brilla, me acerco a mirar cuando veo algo que desde el suelo chispea, refulge llamándome.
Entiendo que los aborígenes se admiraran ante la bisutería traída adrede para lograr lo que lograron; expolios y trueques desventajosos para ellos, pero imposible resistirse.
Y cuanto menos valor tengan esas gotas del luz, más bonitas son. Porque lo hermoso que tienen es eso; luz y no valor material, son sueños escondidos, deseos encerrados que nos llaman, que se encienden.
Quién puede resistirse a una ilusión que llama brillando

lunes, 13 de octubre de 2014

Sombras

Sombras.
Las hay que nos protegen al escondernos de quienes no queremos que nos encuentren; tenebrosas porque nos asustan, al ocultarnos tras ellas realidades; amigas cuando nos cuentan fantasías; terribles si nos paralizan con su negra impenetrabilidad; amables al dejarnos jugar con ellas.
Siempre me han llamado la atención.
Enredarme en mi propia sombra al andar mientras muestra mi figura deformada según la luz que incide. Coger un objeto, someterlo a un foco y contemplar los reflejos negros en la pared.
Las sombras chinescas, qué preciosidad, qué manejo de la otra cara de la luz. Quién no ha proyectado con sus manos, más o menos torpes, figuras de animales sobre la pared. Quizá el antecesor más viejo del cine.
Peter Pan la va perdiendo porque quiere ser independiente de su forma, hacer su voluntad, escuchar los relatos que el niño no podía.
¿Cómo seríamos sin sombra, sin esa estela negra que nos sigue a todas partes confirmándonos que somos corpóreos?
Puede que menos seguros, más inquietos, puede que hasta tuviéramos que enfrentarnos a otra dimensión, una sin relieve, sin luz ni sombras.
Pero como suele suceder con las cosas que nos acompañan siempre, no les hacemos ni caso hasta que dejan de estar ahí. Puede que si un día no hubiese sombras, la luz tan blanca nos cegara. Puede.

viernes, 10 de octubre de 2014

Ensayos

Un día se acabará todo.
No lo pensamos, lo sabemos.
Mientras vivimos, nos encontramos con pequeños ensayos de la muerte; gente que se nos va, amigos que perdemos, relaciones que se extinguen, trabajos que terminan, libros que se cierran, ideas que no logran materializarse, sueños que al despertar se rompen. Cientos de ejemplos que nos presentan, cada uno a su modo, lo que será aquello que no sabemos cómo será.
Desde el principio se ve el final, y ese final, nos pone en perspectiva, nos ayuda a querer empezar.
Lo más difícil es que tendemos a querer repetir las situaciones en las que hemos sido felices, y cuando acaban, echamos de menos revivirlas y a veces, no buscamos lo nuevo sino lo que se parezca a lo perdido.
Puede que la muerte sea eso, una búsqueda de la vida. O puede que sea la clave para entender el porqué de haber respirado. O simplemente sea la nada.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Islas

Qué poca cosita somos, y lo mal que llevamos asumirlo.
La necesidad de reafirmarnos a toda costa, que nos acepten, nos llamen, nos premien, nos quieran, nos mimen, es general; varía el grado pero no el hecho.
Al revés es menos común, es decir, aceptar, llamar, premiar, querer, mimar..., eso es otro asunto. Lo dosificamos más, hay excusas para no hacerlo. No las hay para que no nos las hagan.
Somos pequeñas islas flotando en un mar de islas flotantes. Y queremos que nos visiten en exclusiva. El acercamiento humano es torpe, a veces tierno, muchas veces egoísta, las menos desinteresado, las más, gritos de soledad compartida.

lunes, 6 de octubre de 2014

Laberintos

Ha habido siempre espacios expresamente creados para la confusión, se entra en ellos con dominio de la situación y dependiendo de lo bien creados que estén, se sale aturdido.
La casa de los espejos, los laberintos, la casa del horror, montañas rusas, por nombrar algunos.
Buscamos emociones, retos que nos lleven al límite de nuestras posibilidades, que nos acerquen al modo de vida ancestral donde o cazábamos o nos cazaban, cuando tener refugio para pasar la noche era incierto, de lucha, de vivir al día.
En la vida sedentaria donde lo más relevante y peligroso es si has cogido el metro a tiempo, esa energía atávica, no está cubierta ni satisfecha. Cada uno busca cómo liberarla, ya sea desgañitándose en los campos de fútbol, como desfogándose hasta las tantas en discotecas, bebiendo hasta el límite de la inconsciencia...
Y si además añadimos la falta de sentido que impera últimamente, los proyectos vitales nulos, la independencia tardía, la absoluta falta de ganas de conseguir un objetivo, nos quedamos con la necesidad de descargar adrenalina al máximo; no hay nada, vacío, sólo el cuerpo.
Las grandes aventuras se enlatan, se venden entradas para gritar agarrados a un asiento, ya sea en 3D o en una montaña rusa, nos enfrentan a espejos que nos impiden encontrar la salida reflejándose unos a otros, o a paredes que al girar no nos conducen a la salida.
Nos condecen un simulacro de esa vida que ya no vivimos, pero domesticada, fácil, mero juego. No se necesita de Ariadna para salir de los laberintos porque tampoco hay un minotauro en ellos.

jueves, 2 de octubre de 2014

Engaños

Más de una vez los sentidos nos engañan.
No conozco a quien no haya creído ver o escuchar, figuras o voces que luego han resultado no estar.
Los más temerarios y fantasiosos disparan la imaginación y ven en eso fantasmas, avisos o augurios. Los más científicos y racionales, buscan teorías sobre la captación del cerebro de impulsos más allá de los conseguidos a través de los sentidos. Los imaginativos, idean historias, completan cuentos de miedo, algunos memorables. Y muchos más, lo comparten con los amigos cuando las conversaciones se vuelven más esotéricas.
Desde el déjà vu, hasta las figuras fantasmales, desde los sueños recurrentes hasta los avisos o premoniciones, el ser humano no quiere estar solo, no quiere creer en la soledad terrenal de las criaturas.
Los oráculos, los dioses, el mundo de los espíritus, los extraterrestres, los santos. Cualquier presencia, con o sin explicación, que nos dé la sensación de que todo tiene sentido, de que algo superior a nosotros tiene la clave. Un clavo ardiendo al que aferrarnos desde un sinsentido absurdo diario y unas vivencias inconexas a las que no podemos ni controlar ni dominar.
No nos gusta estar solos en este universo.
Es una soledad devastadora, inútil y espantosa.

lunes, 29 de septiembre de 2014

¿Somos?

Hoy expongo una pregunta abierta, la cuestión es, si pudiéramos volver a elegir una situación ya experimentada, sin saber qué sucedió después de haberla decidido, si se pudiera volver atrás en el tiempo, pero sin la experiencia de lo ocurrido, si tuviéramos las mismas circunstancias y manera de ser y ver las cosas; ¿volveríamos a elegir lo mismo o no?
Es decir, ¿son nuestras decisiones más azarosos de lo que pensamos, o por el contrario, es lo único que podemos hacer dados esos mismos parámetros?
¿Somos lo que vamos creando, o simplemente somos?

viernes, 26 de septiembre de 2014

Entre todos

Nuevas vidas que te encuentras cada día; observas a las personas que comparten tu espacio diario, intentando deducir, a partir de lo que ves en esos instantes, cómo serán sus días, en qué trabajarán, cuales serán sus anhelos, odios, frustraciones y deseos. Por mucho que lo intentes, seguramente, ni te acercarás a su realidad, pero a veces, es posible que sí lo hagas. Nunca podrás saberlo. Y es bueno, el espacio para soñar, para imaginar, siempre está abierto, es posible que la verdad decepcione, que esa mujer de mirada perdida, ese hombre agobiado que se obstina en mirar al suelo, esos chicos nerviosos que aún no manejan el cuerpo de adolescentes recién estrenado, no tengan las expectativas ni los anhelos o problemas que les has creado. Quizá la mujer absorta sólo tenga sueño, o el hombre distraido esté pensando en el partido de antenoche y los jóvenes aprendices de adultos ni siquiera sean conscientes de que piensan.
Nosotros mismos somos diana de otras miradas, otras conjeturas y alguno habrá que acierte, que se acerque a la raíz misma de nuestra rutina. Nunca podremos saberlo.
A veces, sin embargo, se cruzan las miradas del que observa con quien es observado y sientes que los papeles son intercambiables; nos reconocemos, y en ese momento, optamos por acercarnos o dejarles ir, puede que prefiramos entablar conversación, compartir deducciones y definir posturas, o más bien, sonreír con complicidad, y seguir anónimos, dejando que nos adivinen y adivinando.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Deslunados

Son misteriosos los deslunados, las terrazas, los garajes, esas partes de las viviendas a las que no se hacen caso, desvanes incluidos.
Recuerdo, cuando iba a visitar a mi abuela, su deslunado; era donde se tendía, y claro, caían cosas inevitablemente: pinzas, prendas de ropa, era lo normal pero había de todo; cacharros, escobas, juguetes..., y lo que más me gustaba era intentar pescarlos. 
Tras besar a mi abuela, intentaba que me dejara jugar en su desván sin conseguirlo, así que cuando los mayores empezaban a hablar, me despistaba e iba corriendo a pescar: recuperaba el hilo con pinza que siempre tenía guardado detrás de las macetas y procuraba coger lo que fuese que ese gancho precario agarrase.
Era divertidísimo, y encima estaban los gatos que creyendo que les daba comida atacaban la pesca, logrando muchas veces quedarse con la camiseta atrapada y mi decepción por no izarla tras haber estado tanto tiempo intentándolo. Valía la pena el esfuerzo cuando a pesar de los gatos y del equilibrio, subía la presa: un trozo de tela, un calcetín o una pelota desinflada. Qué tesoros. 
Por supuesto, el fruto de la pesca iba directamente a la basura cuando mi abuela me encontraba. "Pero qué le encontrará de bueno esta criatura a recoger estas porquerías": y es que los niños y los adultos no ven lo mismo cuando miran.
Aún me siguen gustando los deslunados, las terrazas, los garajes, los trasteros y los desvanes. Y si puedo intento recuperar lo que se ha dejado caer en ellos.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Nunca

Nunca parar, nunca estarse quieto, sobre todo, cuando más quieto se querría estar. Cuando no sabes para qué moverte, o no ves el porqué de intentar nada, ahí, es donde más necesidad hay de hacer lo que sea; dar una vuelta, aventurarse por diferentes calles, nuevos barrios, distintas tiendas donde comprar lo de cada día, entrar donde nunca se había entrado. Lo que sea.
Y sí, seguramente, ni ese día ni el siguiente ni quizá el otro sucederá nada extraño, sí que se irá la apatía, eso al primer intento, pero con los días, cambiada la rutina, sucederán imprevistos. Es una verdad, casi axioma vital.
Nunca parar. Nunca estarse quieto. Nunca. Ni cuando no vemos motivo para adelantar ni siquiera un paso.
Hay que darlo.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Nada

Un día se acabará todo.
No lo pensamos, lo sabemos.
Mientras vivimos, nos encontramos con pequeños ensayos de la muerte; gente que se nos va, amigos que perdemos, relaciones que se extinguen, trabajos que terminan, libros que se cierran, ideas que no logran materializarse, sueños que al despertar se rompen. Cientos de ejemplos que nos presentan, cada uno a su modo, lo que será aquello que no sabemos cómo será.
Desde el principio se ve el final, y ese final, nos pone en perspectiva, nos ayuda a querer empezar.
Lo más difícil es que tendemos a querer repetir las situaciones en las que hemos sido felices, y cuando acaban, echamos de menos revivirlas y a veces, no buscamos lo nuevo sino lo que se parezca a lo perdido.
Puede que la muerte sea eso, una búsqueda de la vida. O puede que sea la clave para entender el porqué de haber respirado. O simplemente sea la nada.