lunes, 22 de abril de 2024

Paz

Esa paz cuando tocamos lo intangible,
cuando escuchamos lo inaudible,
el canto del viento,
el murmullo de las hojas,
el baile del agua,
el moverse del mundo,
el girar de las estrellas,
el silencio de los astros,
el fondo del tiempo.
Esa paz cuando lo intangible nos toca.

lunes, 15 de abril de 2024

Cerrar

Cerrar los ojos, relajarse, dejar ir al tiempo y tú en él
La soledad convocada se llena de ti, del instante. 
La mente libre ve lo que no vimos con los ojos abiertos distraídos por la vida, atareados en ella.
Ver lo que esa oscuridad ve sin que la luz ciegue.
La armonía de la soledad, el intento de comprender el absurdo de nuestro tiempo dentro del Tiempo. 
Lo hecho necesita ser deseado antes de hacerse.
Cerrar los ojos, escuchar, saber que solos estamos más cerca de todo. 
De nosotros.

lunes, 8 de abril de 2024

Novedad

Andas, observas, piensas, perdiéndote en ti, mientras el cuerpo te lleva a donde vas. 
Llegas. Entras. 
Estás ahí, mucha gente nueva que apenas se habla, miran el móvil para no sentirse fuera de lugar, buscan lo conocido entre la novedad.
Nadie rompe el hielo a excepción de algunas palabras tímidas, vistazos rápidos, sonrisas breves. 
Pasa el tiempo. 
Situados, el entorno deja de ser extraño. 
Nos sentamos, hablamos, leemos, los pensamientos se comparten, las miradas menos esquivas. Las palabras fluyen, los móviles se apartan. 
Descanso. 
Encuentros, intercambios, probamos sabores nuevos, nos reflejamos en ojos que nos reconocen. Ya no somos extraños, los corrillos se agrandan, las conversaciones surgen. 
La noche llega. 
El día no se fue en vano.

lunes, 1 de abril de 2024

Cárcel

Los años pasan, se escurren; lo vivido nunca es lo que se deseó. Se mira atrás con recelo añorando lo que hubiese sido, atascados en la certeza de la equivocación, aliviados al intuir que no todo se hizo mal.
El tiempo tiene eso, que no regresa, que amordaza cualquier intento de vivir lo mismo. Nos deja el recuerdo de lo que creemos que se hizo porque ni siquiera es lo que fue.
El tiempo, esa cárcel que nos atrapa desde que nacemos, y de donde hay que procurar un modo de escapar: solo encontré la imaginación.

lunes, 25 de marzo de 2024

A y B

Escuché de un pintor explicando cómo dibujar; "¿Ves ese árbol?, sus ramas, hojas..., si lo quisieras pintar tendrías que fijarte en ellas, esbozarlas. Eso es lo que nos enseñaron desde chicos: pinta lo que ves. Pues bien, se ha de ir más allá: se ha de pintar, sobre todo, lo que no se ve: el hueco que dejan las ramas, el cielo que permite ver la distancia entre las hojas. Se ha de aprender a ver lo que el objeto elegido libera, y a su vez, tapa".
Cierto. 
Se vive con lo que se tiene y con lo que se tuvo, con lo que se recuerda y con lo que se olvida; la vida está hecha de tonos, de presencias y ausencias, de recuerdos y realidades, de sueños, de logros y de fracasos. Pintar los días es saber ver lo que tienen y lo que, justo por tener, no tienen.
Las ausencias, el hueco de las presencias, forman parte de la realidad, quizá son lo más real que hay.

lunes, 18 de marzo de 2024

Si no lo miro, no existe

Hola; Hola; ¿Qué haces, preciosa? La niña estaba sentadita ante un pupitre de plástico en su casa, tenía muchos folios delante y otros tantos en un montón, los iba garabateando, y me explicaba qué eran; esto es una nube, esta mi casa, mira, ¿ves?, es mamá. Y así iba nombrando cada uno de los dibujos. Qué bonitos, iba halagando, y ella sonreía. 
Hasta ahí, normal. 
Lo que no lo era tanto, es que detrás de ella había una cunita con un hermanito recién nacido al que trataba como si no existiera; un ser invisible.
Quería saber hasta qué punto, la niña negaba esa realidad y procuraba llevar la atención y la conversación hasta él, pero no había manera, se escurría con una habilidad pasmosa; negaba, no solo su presencia sino su propia existencia. Incluso cuando el bebé lloró un poquito, aproveché su llanto para indicarle si creía que el hermanito querría algo. La pequeña ni se inmutó, no es que preguntara qué bebé, o contestara que no había escuchado nada, es que trató la cuestión como si no la hubiera dicho. No había niño rival por ahí, solo dibujos y llamar mi atención, sobre todo, si miraba en la dirección de la cuna, ahí hasta me estiraba de la ropa para que admirara sus obras. 
Por lo tanto sabía. Por lo tanto era consciente. Por lo tanto, a la edad de tres años el ser humano ya está capacitado para intentar cambiar la realidad a su gusto, para no querer enfrentarla.

lunes, 11 de marzo de 2024

Finales

Los vivos necesitamos de los muertos para encontrar un sentido a la muerte. 
Los cuidamos y mimamos, les compramos nichos, ataúdes, panteones cómodos y lujosos. Les llevamos flores, los invocamos desde tableros, rezos, fotos que presiden salones o llenan cajones, entre pétalos secos. Los llevamos en el recuerdo, entre las palabras cuando añoran, en los momentos cuando algo vivo nos los trae.
Es como si no quisiéramos admitir su marcha, su huida casi a traición de una vida que nos impone un final. Los vestimos de fantasmas y apariciones, letras, colores y notas. No les dejamos ir, nos negamos a quedarnos solos, esperamos de ellos que nos digan, al menos, qué nos espera, qué tienen ellos que no tenemos nosotros, los vivos.
Les demandamos una respuesta. Y no nos la dan.

lunes, 4 de marzo de 2024

Islas

La soledad no es estar solo, uno la encuentra en compañía también, a veces más que sin ella.
Las personas somos islas flotantes que nos acercamos unas a otras para crear continentes ficticios: cambiamos.
Hay islas que creen en la unidad eterna, en la geografía estática, hasta que se giran y comprueban que donde había una palmera ahora está el mar, donde estaba esa montaña hay arena.
Y no es malo. Ni es bueno. Es.
Lo terrible es creer en lo inmutable y no cambiar ni dejar cambiar.

lunes, 26 de febrero de 2024

Hierba

No hay día que sea igual y esa no es la sensación que dan. 
Vemos el entramado de las horas aburrido, buscamos emociones que nos lo hagan menos gris, menos cotidiano
Pero no es como lo vemos, quieto, invariable; se mueve y transforma, somos nosotros quienes buscamos la rutina para ser más libres.
La paradoja que no lo es. 
La mente funciona dominando lo básico. La creatividad surge desde esa calma monótona; las ondas solo se ven sobre el agua quieta, de cristal.
Los días son rutinas que hemos de saber descalzar para no perder la frescura de andar sobre la hierba. 
La que hemos de pisar cada día.

lunes, 19 de febrero de 2024

Soñar

Detrás de una puerta hay otra que abres; da a un pasillo largo y eterno que comienzas a recorrer, las piernas se cansan, la mente insiste y no las deja flaquear, las distrae pensando en cualquier cosa, y cuando menos te lo esperas, cuando ya iban solas, llegas al final de ese interminable corredor donde quizá hayan transcurrido años, siglos mientras lo recorrías. 
Te encuentras con otra puerta. La intentas abrir, no cede. Estás un rato maniobrando el pomo, la golpeas con el cuerpo, te impulsas gritando: no se abre. Miras atrás, solo ves el pasillo por donde viniste. 
Se te pasa por la mente regresar. Los pies duelen, rechazas la idea. 
Te sientas derrotado tras haber intentado de nuevo abrir la puerta que impide que avances. 
Caes en un duermevela que te sumerge en la sensación lejana de que has abierto una puerta que conduce a otra que da a un pasillo eterno que termina a su vez en una puerta cerrada donde te acurrucas a soñar.

lunes, 12 de febrero de 2024

Reseña de Reyes García-Doncel en Culturamas. GRACIAS.



Gracias por tu lectura y palabras, Reyes.

Y gracias a Culturamas.


https://www.culturamas.es/2024/02/17/tras-la-realidad-de-eva-monzon/?fbclid=IwAR3Mb49jUgOJbKk-8kzU8cDHVEuQJSCS_nP7zLQdtQofIuCXiyxOKTDkagQ







 

En cualquier manual de escritura podemos encontrar la definición de narrador poco confiable —término utilizado por primera vez por Wayne C. Booth en 1961 en The Rhetoric of Fiction— como aquel «cuya narración de la historia no es completamente precisa o creíble debido a problemas con el estado mental o la madurez del personaje». En este tipo de narrador se basa la autora de Tras la realidad, en Samuel, un niño, con todo lo que eso conlleva de explicaciones incompletas, fantasía infantil, ingenuidad, información ilógica… aunque tras ello que se va intuyendo unos hechos terribles.

La voz de Samuel se alterna con la de su madre de acogida — «mi mamá 2» la nombra el niño internamente— que sí sabe lo que ocurrió́ y que por ser adulta deberíamos darle crédito, pero… ¿no está cada personaje afectado por sus propias experiencias de los hechos, por sus propios condicionantes al observar la realidad? En concreto a Samanta le abruma su sentimiento de culpa y sus contradicciones. Se podría argumentar que, en buena ley, en primera persona no existe un narrador confiable... y esto implica que nunca llegamos a conocer la verdad. Pero podemos acercarnos completando el puzle con cada pieza que nos muestran los personajes. «El punto clave de la novela es aquel que no se dice, no está explícito, no se cuenta. Yo no te lo cuento, pero tú lo sabes», nos dice Eva Monzón en una entrevista.

La novela transcurre durante dos días. Samuel, y su madre adoptiva, van contando lo que viven, también aparecen recuerdos en flash back, cada uno inmerso en su mundo, todo en aparente desorden, solo aparente, a modo de pensamientos superpuestos.

De esta forma la autora nos hace trabajar, pues la lectora comienza a hacerse preguntas entre las frases inquietantes que el niño suelta sin mucha consciencia: «Ah, y también fui a ver a mamá al cementerio. Ya he ido varias veces», y las lamentaciones de ella, hasta que, conforme la narración avanza, la historia va cogiendo sentido. El niño se pregunta por qué no ve a su padre, por qué tiene otra madre y una «no hermana», por qué los adultos lo miran con pena… Mientras, la voz de Samanta nos muestra los condicionantes familiares, sus miedos y dudas sobre la maternidad: «Debe ir con el cargo de ser madre esto de arrepentirse a ratos (…) Y luego arrepentirse por haberse arrepentido», su culpa ante los hechos ocurridos, quizás por no haber sido una buena amiga: «Eso éramos: dos chicas que juegan a ser amigas ocultándose sus vidas. Eso fuimos», y lucha con sus inseguridades, se debate entre su sentido de la justica y su deber con la familia. Porque además del sesgo que ambos personajes dan a la historia, la mentira y el silencio están muy presentes, tanto en los amigos como en la familia, lo que viene a complicar la comprensión de la realidad. Pero ambos, mentira y silencio, parecen inevitables para evitar la violencia: «En casa no se habla, se calla, se disimula hasta que es imposible seguir ciego, entonces se chilla, se pierden las formas», lo que a su vez Samuel vive con angustia: «Conque lo del silencio es complicado, siempre estoy yo haciéndome ruido».

Es de destacar como la autora consigue mostrar esa realidad esquiva a través de los ojos de un niño: su extrañeza ante el mundo de los adultos, la interpretación de los hechos según su particular lógica deductiva, su imaginación, su universo propio, su inocencia… a veces con mucha ternura: «Eso de ser educado y contestar solo funciona con los desconocidos», lo que demuestra la gran capacidad de observación y el conocimiento de la psicología infantil de la autora.

A Samuel la imaginación lo salva, vive en su mundo junto al inevitable amigo invisible al que le cuenta lo que piensa, a veces con ráfagas de pena por su madre que recuerda en los olores, las comidas y otros pequeños detalles de su cotidianeidad.

Además del niño y la madre dos, completan el entorno varios personajes: los abuelos, la nueva hermana, Agustín el mago que «ya no es quien fue, sino el que se echa de menos»; Señora: «una mujer de pelo enmarañado, vestida con ropas a trozos y de ojos de fuego, como el sol»; Alberto, el amigo que «prefiere negarse lo que quiere a intentar conseguirlo» y así «evita el dolor de soñar lo imposible»; y por supuesto el padre, ausente pero ya siempre presente a modo de sombra que los marca de por vida, a Samanta desde que era niña: «Él es siempre el mejor. Y yo jamás le llego ni a la suela del zapato» Personajes donde la autora vuelve a mostrar una gran introspección psicológica. La trama de mentiras y silencios: «Lo que callas te acusa a gritos, y para evitar ahogarte en ellos sigues mintiéndote, transformando verdades. Distorsionando»; de violencia implícita y explícita, está narrada con frases y párrafos cortos, casi afilados, a veces ansiosos, pero que no obvian momentos poéticos: «…libros con sus hojas crujientes de amarillo tiempo». A esto se le une los cambios en el fluir de conciencia: de la mente de Samuel a la de Samanta, o en tercera persona a la del abuelo, o bien intercalando diálogos… herramientas narrativas que la autora utiliza con mucha habilidad. Un lenguaje y una estructura, aparentemente sencillos pero que conllevan un enorme trabajo detrás y dan como resultado una lectura envolvente y fluida.

Tras la realidad es una obra de gran sensibilidad, pero también de intriga y denuncia social. Una novela, como hemos comentado, sobre la imposibilidad de conocer la realidad. Y sobre el efecto del tiempo en las emociones: «La de ilusiones hechas añicos, hasta que aprendió a recoger los trozos para seguir intentándolo», sobre la importancia de las decisiones personales que, como puentes, pueden afectar a las decisiones de otros, y también sobre la necesidad de redención de una culpa que no radica solo en quien levanta la mano con violencia.

En definitiva: una novela muy recomendable.

 

Reyes García-Doncel

Límites

Lo que vemos nunca es lo que es. 
El mundo se nos escapa, somos limitados.
No somos quienes creemos ser, conocernos nos angustiaría, tan alejados de la imagen que creemos reflejar.
La vida no es sueño, es espejismo. 
Y aun así, somos lo único real que tenemos: todo aun siendo nada.

lunes, 5 de febrero de 2024

Reseña de Miguel Sanfeliu. GRACIAS

Muchas gracias, Miguel, por tu lectura, viniendo de un escritor como tú, es un halago leerme en ti.
Gracias.







Tengo que decirte que me ha gustado mucho. 
Me parece muy interesante la voz narradora y cómo vamos descubriendo las cosas a través de los ojos del niño, no siempre fiables. 
También me ha gustado mucho lo bien que utilizas el recurso de mezclar los pensamientos del chico con las voces, los diálogos, o cuando mezclas dos conversaciones sin que el lector se pierda .
El protagonista se llama Sam, pero más adelante la voz narradora parece desplazarse. Los personajes nos llevan, "A cada narración, un poco más lejos de lo que fue. A cada recuerdo, menos real, más distante de la verdad, más cercano a lo que jamás existió". 
Colocas al lector en alerta poco a poco. Quien se enfrenta al texto empieza a hacerse preguntas.
La  novela las van contestando a la vez que abre otras.
También es muy importante el humor. Ese tono desenfadado y aparentemente normal que esconde una realidad terrible.
"Estuve tanto rato escribiendo y pensando lo que iba a hacer, que cuando me di cuenta no había hecho nada de lo que dije y tuve que apresurarme a escribir que a las dos iba a comer, para, al menos, hacer eso". Bonita forma de plantear la eterna cuestión: vida o literatura.
El libro se lee con interés y requiere de la participación del lector para reconstruir lo que no llegas a contar con detalle. 
Pones en práctica unas herramientas narrativas que no son nada fáciles de utilizar, pero lo haces de forma natural y con aparente sencillez. Algo muy complicado. 
Te felicito por el resultado.  Es un libro muy interesante.

lunes, 29 de enero de 2024

Reseña Tras la realidad de Elena Marqués para Estado crítico. GRACIAS

 





ELENA MARQUÉS | Todos hemos sido niños alguna vez. (Hay personas que no dejan de serlo nunca.) Sin embargo, qué trabajo nos cuesta ponernos en su pellejo, volver a ver las cosas a través de sus ojos. No digamos darles voz, transcribir su inocencia.
Tras la realidad, la última novela de Eva Monzón, cuenta-no cuenta una historia muy muy dura con un niño como protagonista. Aunque no es el único personaje que deja fluir su conciencia para explicar sus percepciones y vivencias. Su «mamá 2», que se debate entre el deber, la justicia y la culpa en la que las mujeres de mi generación nos hemos criado, aporta su versión de los acontecimientos, que, como siempre, será incompleta. De ahí el acertado nombre del libro. Porque nunca llegamos a conocer la verdad de un hecho. Sobre todo cuando el objeto de ese hecho está muerto y no puede aportar la parte que le corresponde.
Es mucha la punta que puede sacarse a esta historia. Bueno, a todas las historias. Pero reconozco que Monzón lo ha hecho en esta ocasión de la mejor manera. En dos días en la vida de Samuel se nos cuenta, o se nos deja intuir, el horror que ha vivido sin saberlo, el entorno en el que se mueve, la familia que le ha tocado, la trascendencia que esa construcción social de la familia tiene, para lo bueno y para lo malo, la importancia de la educación, los desastres de la ocultación, del silencio.
El maltrato, desgraciadamente, forma parte de nuestro mundo, y contar una historia de violencia sobre las mujeres puede llenar muchas páginas que, por el hecho de ser un tema de trascendencia moral, cabe en novelas y en todo tipo de narración, y tendrá muchos lectores y lectoras interesados en situar este asunto, juntos a otros que no vienen al caso, en la palestra; pero no siempre eso concede el grado de literatura a lo que se escribe, que ya nos conocemos. En este caso, sí.
Aquí fondo y forma casan de tan buena manera que, a pesar del sufrimiento que ocasiona su lectura, la experiencia merece la pena. Porque no hay complacencia en el dolor, exceso de dramatismos. Entre otras cosas porque Samuel ni siquiera es consciente de la dureza de los acontecimientos. Será Samanta, y, sobre todo el lector, quien llene esos huecos. Y será también Samanta quien, sometida a otros condicionantes, a razones «de peso», busque redimirse, por fin, con un gesto heroico. Porque toda denuncia lo es. Y más cuando el enfrentamiento se produce con alguien demasiado cercano. Aunque creo que soy yo la que está contando más de lo debido.
La novela, como he dicho, transcurre en apenas dos días, dos días cruciales, pero distintas analepsis nos ponen en antecedentes. Son recuerdos muy dispersos, lo que da, además, riqueza y variedad al texto, aunque en ocasiones introduce personajes que nos desconciertan y que solo más adelante podremos entender.
Porque, además de los protagonistas por derecho propio, a los que llegamos a conocer gracias a ese recurso del fluir de conciencia, para lo que Monzón muestra gran habilidad, aparecen ciertos tipos muy interesantes en torno a los padres de Samuel que abren nuevas vías para hablar de lo que importa. De las oportunidades que se dejan atrás, de las renuncias, de los sueños de juventud, de la cobardía, del miedo, de la ceguera (metafórica, claro), de las apariencias, de la falta de libertad, del amor. También del amor mal entendido, que es, en el fondo, el problema que subyace en el maltrato, la idea de que lo amado es posesión, aderezada con otros muchos ingredientes, léase el complejo de inferioridad, la frustración, la costumbre… Aparte de que algunos de esos personajes nos ofrecen, a la manera cervantina, pequeñas historias de vida tras las que bien podían ocultarse otras tantas novelas.
Por eso el lector ha de hacer un pequeño esfuerzo en la tarea. La de reconstruir el puzle. Pero no se preocupen, que no tiene pérdida porque la arquitectura que lo sustenta es sólida, y porque la fórmula elegida, con un lenguaje directo, expresivo y poco dado a florituras retóricas, contribuye a que nos deslicemos con facilidad, de fragmento en fragmento, de voz en voz, de recuerdo en recuerdo, sin posibilidad de extravío. Por otra parte, creo que no había otra forma. El estilo, de frases cortas, como fogonazos, ayuda a crear esa atmósfera de opresión, de urgencia (siempre hay plazos que cumplir), de duda, incluso de irrealidad. Y a recrear la mirada de Samuel, que a veces salta de un tema a otro porque es lo que es: un niño incapaz de hilvanar un discurso siempre coherente.
En definitiva, una novela recomendable que no deja indiferente y que desde aquí os sugiero como próxima lectura.



Tras la realidad (Extravertida, 2023) | Eva Monzón | 200 páginas | 18 euros

https://www.criticoestado.es/todos-hemos-sido-ninos-alguna-vez/?utm_campaign=shareaholic&fbclid=IwAR3E2eQcuNMWUvO9g7k7KbLliXck6QGz4tCKfaCoR6RulwkQ1OFQ3tI_Xn0

lunes, 22 de enero de 2024

Nada

Hacer y deshacer. 
Es fácil realizarlo todo en la mente, en un instante, en una tarde; qué alto se llega, qué bien sale, cuánto reconocimiento se obtiene. Los sueños tienden a ser grandes. 
Ahora hazlo.
Ni se hace en un instante ni sale perfecto ni te lo alaban ni te gusta. 
El único modo de hacer es haciendo, ajustar realidad al sueño, equilibrar la expectativa. 
Hacer a pesar de que se vaya deshaciendo contra la realidad.
La meta es la conciliación del pensamiento, siempre rápido y perfecto, con la realización, siempre lenta, obtusa, coja y desagradecida. 
Porque si no es real, solo será una idea flotando en la nada. 
Será nada. 

lunes, 15 de enero de 2024

Sin ti

Siempre es durísimo constatar que la vida sigue perfectamente sin uno. Si tú paras, el mundo no lo hace contigo. Donde eras importante, dejas de serlo, solo el recuerdo de tu sombra continúa. Y no es malo, es necesario, pero duele; no es fácil asimilar, cuando lo ves, que al irte, y regresar, nada es igual aunque sea lo mismo. Ya no estás, la gente se mueve sin ti, las cosas sobrevivien a la ausencia de tu tacto, de tu mirada. Has tenido que parar, pero no el resto, que funciona exactamente igual, sin cambios en ese oscilar ondulante de ausencias cubiertas por presencias nuevas... en tu pupitre se sienta otro, en el trabajo otro explica, en las risas de ellos, no está la tuya... pero siguen, todo sigue sin ti.
Es lo que hace que podamos soportar las ausencias; olvidarlas. Con cariño, pero con firmeza, las llevamos a esa zona de niebla donde los márgenes dejan de ser nítidos.
Somos fantasmas de nuestra propia presencia. Ausencias vivas.

lunes, 8 de enero de 2024

A por el tiempo

Y de nuevo un año, mal llamado viejo, que se va, para dar paso a otro, también mal nombrado nuevo, porque el tiempo es un continuo en el espacio, y ese espacio es por donde nos movemos para vivir nuestro tiempo. 
En todo caso, que estas nuevas horas sean unas que sepamos llenar con nuestro tiempo y espacio.

lunes, 1 de enero de 2024

Años, días, minutos

Es un año que empieza, como empieza uno a cada segundo, pero este cierra calendarios y propone novedades.
Que lo sean de verdad, buenas, malas, terribles y mágicas, como es cada día.
Buen año nuevo, buen día nuevo.