jueves, 29 de diciembre de 2016

Año Nuevo



Es un año que comienza, como empieza uno a cada segundo, pero este cierra calendarios y propone novedades; que lo sean de verdad: buenas, malas, terribles o mágicas, es de lo que está hecho  cada día.
Buen año nuevo, buen día nuevo.

lunes, 26 de diciembre de 2016

Inteligencia

Eso de usar la mente nunca ha estado bien visto. 
Pensar equivale a tener distintas opiniones, defender otras teorías aparte de las vigentes, cuestionar lo establecido, escuchar sin convencer ni convencerse, si no es convincente lo oído. 
Tener la mente activa molesta al resto. Es un hecho. 
Incomoda por muchos motivos, quizá el más obvio sea porque estorba, rompe lo homogéneo, crea resistencia a la corriente suave sin esa voz que destaque, o denuncie, o informe, o muestre lo erróneo de lo normalizado, que no lo normal.
Es de lo primero de lo que se deshacen los que quieren dominar: de los que piensan, analizan y saben. Y ocurre a cualquier nivel, en cualquier época o circunstancia. 
Es odioso topar contra una voluntad distinta, humillante sentirse expuesto; irrita chocar contra ideas distintas, y sobre todo, amarga saberse lejos de ser uno mismo, con lo que se arremete con quien sí lo es.

jueves, 22 de diciembre de 2016

Gracias

Me sorprende y me emociona cuando alguien me comenta que mis palabras le han gustado, que lo que he escrito le ha interesado o le ha transportado al mundo que esbocé, donde se sumergió desde ese apunte para adentrarse en su propia geografía, con su topografía personal, sus recovecos y sus olores, sólo sugeridos por mi propio mundo trasladado al papel, o a la pantalla. Da igual.
Gracias por decírmelo todos y cada uno de los que lo hacéis, por compartir mis palabras ya completas, porque regresan relucientes por las vuestras.
Gracias.
El día que no lo logre, dejaré, no de escribir, que no puedo, pero sí de compartirlas.


https://www.amazon.es/s/ref=nb_sb_noss?__mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&url=search-alias%3Dstripbooks&field-keywords=eva+monzon

lunes, 19 de diciembre de 2016

Poema; Ella

No es ella, ya no más.
Ni su cuerpo ni su mirada,
ahora opaca.
No es ella. Ya no.

No se reconoce apagada,
transformada, ¿en qué?
Su pelo sin brillo,
su aliento sin vaho,
su boca sin palabras.

Nunca más seré yo en ella,
sus recuerdos huidos,
muerta la ilusión,
rota contra ese nuevo día
donde ya no será.

Mentira.
Este cuerpo inerte 
vacío de su voluntad,
no es ella,
aunque ayer lo fue.

La vida maneja los cuerpos
que la muerte desmadeja,
aborrecida por los vivos
hasta la náusea.

Lágrimas.
El vacío del cuerpo
abandonado de sí mismo,
ante los ojos que lo vieron vivo.

Ella nunca más será,
nada más, que un instante en mi vida
que también un día me abandonará,
siendo yo, ya nunca más en ella.


jueves, 15 de diciembre de 2016

Fechas para niños

Son fechas extrañas las que se avecinan. De niños no creo que haya nada mejor que esperar con esa ilusión totalitaria infantil que se cumpla lo que se escribió en una carta, a cambio de haber sido buenos.
No creo que sean los regalos en sí los que hagan que los niños se sientan tan entusiasmados, sino que los traigan seres mágicos, personajes de cuento, jueces del Bien y del Mal, seres absolutos como ellos.
Los niños creen. Y esa fe hace que efectivamente, estas fechas sean especiales. Nos contagian a los adultos y nos reducen a los críos que fuimos, casi oímos junto a ellos el paso de los camellos o el ruido del trineo o vemos las siluetas de esos Reyes Magos cargados de regalos; hasta distinguimos entre los demás el que hemos pedido en esa carta con letra infantil, apenas inteligible, bordeada de sueños.
Son días para ellos, para la infancia, para recordar a la familia, sabores únicos, olores jamás repetidos, casas ajenas calentitas, un ir de aquí para allá, y todo eso unido al nudo en el estómago del susto de si nos traerán o no lo que pusimos en esa carta festoneada de azul y echada en ese buzón de correos especial. Como esos días.

lunes, 12 de diciembre de 2016

Si somos

Somos muchos los que intentamos dejar algo detrás de nosotros, una huella que perdure, un intento de que lo que llevamos dentro sirva para otros, que lo que pensamos se materialice en ideas móviles, compartidas, como si así, trocitos nuestros se esparcieran y completaran junto con otros, un trazo mayor; una manera de sentirnos útiles.
Lo que somos, es lo que hacemos, lo que pensamos podría convertirse en actos, por lo tanto en nosotros, y si pudiéramos lanzarnos al viento llegando a los cuatro puntos cardinales, sería como si cumpliéramos un poco con la necesidad que tenemos todos de trascender, de sentir que nuestra vida no es completamente irrelevante ni vacía.
Si somos porque hacemos, mejor hacer algo con lo que somos.

jueves, 8 de diciembre de 2016

No saber

Cuánto se dice sobre el Destino, el Azar, qué de movimientos ha creado: Oráculos, Religiones, Supersticiones.
Desde que los humanos sabemos que vamos a morir, queremos dejar algo detrás y asegurarnos que hay algo más adelante. 
Tenemos consciencia de nuestros actos y sabemos que dependemos de ellos y de algo más; sin saber qué mas, intuimos, o queremos intuir, que no solo contamos con nosotros, si así fuera, la responsabilidad abismal que tendríamos sería insoportable; si solo nuestras acciones fueran el motor del futuro, del presente, de la vida, nos quedaríamos paralizados antes semejante carga; insoportable para un simple humano, para eso se crearon los Dioses, el Azar, el Destino y lo demás, porque si tuviéramos que caminar por el presente atentos a cada minuto, sin saber en cuál se decide nuestro futuro, no seríamos capaces de ser.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Manipulaciones obvias

Se empiezan a ver indicios evidentes de que se acerca la Navidad, no hay supermercado sin turrón a la venta, ni tiendas sin adornos chillones y festivos, todo reclamos para consumir, en resumen.
Y es que la Navidad, esa fiesta que se supone es para reencuentros familiares, buenos deseos, paz, milagros cotidianos y luces de esperanza, hace mucho que se convirtió en disgustos alrededor de una mesa, malhumor, guerra, tropiezos varios y sobre todo, consumo. Mucho consumo. Primero en la mesa, luego en los regalos, más tarde en la fiesta de fin de año, luego en el primero de año, así la tradición queda establecida: este año, aunque sea nuevo, se gasta lo mismo y más, si puedes. Más regalos, cenas fuera, regalos, vestidos, peinados complicados, salas de fiestas abarrotadas, más comida, visitas obligadas...
Creo que el espíritu de las fiestas hace mucho que se esfumó, se convirtió en obligaciones y tarjetas de crédito. Y lo peor es cuando se va, y ves a tu alrededor la tierra quemada; kilos de más, regalos que no gustan o que arruinaron presupuestos, familias más tensas, amigos menos amigos... y todo por querer meter con calzador lo que no se puede: disfrutar de las cosas, de la gente, de regalar y que nos regalen cuando queramos, no cuando un calendario cada vez más interesado nos lo obligue.
Así que, cuidado.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Años

-¿Y adónde va el año viejo?
-A ninguna parte.
La niña mira al padre con ojos incrédulos.
-A algún sitio irá.
-No. El tiempo ni se va ni viene. Transcurre.Unos cuantos pasos en silencio. La pequeña pensando, el padre distraído sin enterarse de la trascendencia de las preguntas de su hija. Cosas de críos que no paran de preguntar.“¿Qué vas a hacer esta Nochevieja?”; “Pues aún no lo sé. ¿Y tú?”; “Supongo que lo de siempre”, “Ya”. 
Las chicas pasan al lado del padre y la hija. Van arregladas, andando sin prisas. Les sobra el tiempo. 
-Papá, si el año no se va, ¿por qué hay que despedirlo?-Es una costumbre. ¿Qué había dicho tu madre que comprásemos?
-Leche.
-Cierto.
“Pues yo te digo que esto no pasaba”; “No, no pasaba”; “¡Ay!”. Dos ancianos parados en una esquina, dejan de hablar mirando a la niña y su padre. Sonríen a la pequeña; niños. Hijos. Nietos. Tiempo.

lunes, 28 de noviembre de 2016

Comodidad relativa

No hay nada seguro, lo que creemos tener no lo tenemos, lo que pensamos saber, no es tan cierto. La vida en sí misma es insegura. Nos agita y vapulea quitándonos y dándonos lo que ni imaginamos, todo es cambio: hemos de adaptarnos. Esa seguridad cómoda que como espejismo nos parece real, no lo es.
Nada bajo el sol lo es.
Los cambios continuos es la única variable inamovible. Lo que ahora es, no lo será un día cuando abramos los ojos y veamos que todo es distinto a lo soñado, planeado, vivido, y a pesar de eso, se ha de seguir, desde la incertidumbre de estar vivos.
Una puerta sin puerta que nos muestra, invariablemente, lo lejos que estamos de esa comodidad cotidiana que estalla en mil pedazos cada día. Unos más que otros.

jueves, 24 de noviembre de 2016

Umbrales

Escuché de un pintor una frase que no creo que olvide nunca. Estaba explicando cómo dibujar; "¿ves ese árbol?, sus ramas, hojas..., si lo quisieras pintar tendrías que fijarte en ellas, esbozarlas. Eso es lo que nos enseñaron desde chicos: pinta lo que ves. Pues bien, se ha de ir más allá: se ha de pintar lo que no se ve también, sobre todo, lo que no se ve: el hueco que dejan las ramas, el cielo que permite ver la distancia entre las hojas. Se ha de aprender a ver lo que el objeto elegido libera, y a su vez, tapa".
Cierto. Se ha de aprender a vivir con lo que se tiene y con lo que se tuvo, con lo que se recuerda y con lo que se ha olvidado; la vida está hecha de tonos, de presencias y ausencias, de recuerdos y realidades inmediatas, de sueños y de logros. Pintar los días es saber ver lo que tienen y lo que justo por tenerlo, no tienen.
Las ausencias, el hueco de las presencias, también forman parte de la realidad, quizá son lo más real que hay.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Igual sin serlo

No hay día que sea igual y no es esa la sensación que tenemos normalmente, sino quizá todo lo contrario. Vemos el tapiz de las horas muy similar, buscamos emociones y estímulos que nos cambien el tono, del tipo que sean: el asunto es ver ese entramado menos gris, menos cotidiano.
Pero no lo es. Se mueve y transforma, somos nosotros quienes nos empeñamos en domesticarlo, necesitamos una rutina para ser más libres, lo que parece paradójico pero no lo es. La mente funciona mejor cuando está menos ocupada, la creatividad surge desde la línea base y se va ampliando en al frecuencia de su onda.
Los días los metemos a calzador porque así los dominamos mejor, solo que si no sabemos descalzarnos de vez en cuando, nosotros mismos perderemos la frescura de andar sobre la hierba. Esa que no veremos al pasar cerca cada día.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Asombros

Dejarte sorprender por lo que te rodea es más una actitud, que un rasgo. Mirar con ojos nuevos lo viejo, pasear a lo largo del día pendiente del pulso de los acontecimientos es un buen viaje. Y da igual que el entorno sea siempre el mismo, porque si lo miras bien, no lo es. O si lo observas desde otro ángulo.
La habituación es tan sólo otro de los famosos recursos del cerebro para no sobrecargarse, pero rebelándote contra él, puedes moverte cada vez por un barrio diferente, escuchar conversaciones distintas y hasta pensar en ideas menos cotidianas.
La capacidad de asombro, la necesidad de curiosear, el querer ver más de lo que capta el ojo, es un ejercicio de la voluntad, sólo de niños es como respirar.
Vale la pena ejercitarlo.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Todos pierden

Hay juegos peligrosos, de los que al jugarlos, pierdes aunque ganes. Son todos aquellos que tienen que ver con las emociones de los demás. Hay gente manipuladora que se mete en ellos sin más consecuencias que su propia alma, que ya hace tiempo perdieron en las apuestas. Suelen ser personas frías que se disfrazan de cálidas, mentirosas que dicen contar verdades, egoístas que lo dan todo en un principio, hasta que tienen abierto el camino que buscaban.
Día tras día veo los naufragios de esas víctimas rotas, que todavía no acaban de entender que les mintieron, que se llevaron sus sentimientos, ilusiones, fe, dinero... y no asimilan que los lobos se siguen disfrazando de corderos. Y en este juego, no hay sexos: todos juegan.

jueves, 10 de noviembre de 2016

Espacios infantiles

Los rincones, esos espacios muertos donde se acumula vida microscópica y suelen esconderse los niños, atragantados de risa mientras juegan al escondite.
También pueden ser siniestros, quién no te dice que en ese lugar oscuro, lejano del cuarto que lo contiene no hay algo terrible acechando.
Las esquinas son lugares molestos, no acaban de ser diáfanos, quitan amplitud a los lugares, se les descuida llenándose de suciedad, de olvido, de nada.
Pero a veces, son esos resquicios inaccesibles los que nos acogen.
Qué niño no ha tenido que huir de situaciones desagradables, y no ha terminado encontrando esa parte desechada, olvidada de todos, para refugiarse en ella; un desván, un sótano, un tragaluz, una escalera... Lugares mágicos donde leer, soñar, pensar, llorar y situarse de nuevo para salir a esos cuartos limpios, soleados y sin pizca de misterio ni de calor.

Qué seríamos sin nuestros rincones, puede que almas convencionales, que no habrían aprendido a crear un mundo propio, ni a imaginar. No ha de ser tan malo, pues, haber tenido el dudoso privilegio de tener que estar en ese escondrijo angosto, único, donde si hacemos memoria, hasta volvemos a ver, oler, escuchar cómo nos llaman los adultos, trayéndonos de vuelta a su mundo.
Menos mal que la infancia tiene rincones.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Cotidianidad

La Historia está escrita con las grandes vidas y hechos de grandes personas y acciones, pero no solo con eso, también entran, y sin ellas no existiría, esas historias mínimas repletas de la vida diaria de todos nosotros, los que hacemos hueco a los grandes que traen los cambios. 
Esas historias de cada día, brillantes en su cotidianidad, son el entramado real de la Humanidad. 
No hace falta irse a encontrarlas en los libros, se ven a cada paso, a cada momento, en cada esquina: ese mendigo que monta una especie de mercadillo hecho con trozos de lata en forma de bicicletas o ceniceros, con libros desechados, juguetes rescatados a la basura, con la dignidad intacta porque vende, no pide. Los que no han tenido tanta suerte con la inteligencia y se pasean por las calles luciendo su manía, como uno que se disfraza cada vez de algo diferente, ya sea mariachi, médico o ejecutivo. pero muy bien arreglado, tanto que su hermana se queja de lo que les cuesta los trajes, la ruina. Esas mujeres que antes de comprar para la familia comentan a su modo doméstico de entender la política lo que sucede. Los ancianos que miran pasar desde los bancos a los jóvenes que no saben si van o vienen.
Las historias que somos.
La Historia que hacemos.

jueves, 3 de noviembre de 2016

Inútil

Más de una vez los sentidos nos engañan.
No conozco a quien no haya creído ver o escuchar, figuras o voces que luego han resultado no estar.
Los más temerarios y fantasiosos disparan la imaginación y ven en eso fantasmas, avisos o augurios. Los más científicos y racionales, buscan teorías sobre la captación del cerebro de impulsos más allá de los conseguidos a través de los sentidos. Los imaginativos, idean historias, completan cuentos de miedo, algunos memorables. Y muchos más, lo comparten con los amigos cuando las conversaciones se vuelven más esotéricas.
Desde el déjà vu, hasta las figuras fantasmales, desde los sueños recurrentes hasta los avisos o premoniciones, el ser humano no quiere estar solo, no quiere creer en la soledad terrenal de las criaturas.
Los oráculos, los dioses, el mundo de los espíritus, los extraterrestres, los santos. Cualquier presencia, con o sin explicación, que nos dé la sensación de que todo tiene sentido, de que algo superior a nosotros tiene la clave. Un clavo ardiendo al que aferrarnos desde un sinsentido absurdo diario y unas vivencias inconexas a las que no podemos ni controlar ni dominar.
No nos gusta estar solos en este universo.
Es una soledad devastadora, inútil y espantosa.

lunes, 31 de octubre de 2016

Acuerdos

Ayer, de nuevo, manipulamos el tiempo; los relojes marcan otra hora, nos situamos más lejos del sol, oscurecerá igual, pero en nuestra apreciación, se hará de noche antes. Qué fácil parece así mover el Tiempo, es solo cuestión de ponerse de acuerdo. Aquí no valen opiniones, se pueden tener, claro, pero acatando la orden. Se mueven las manecillas y punto. Como con los semáforos, en rojo paras, o las consecuencias son tan obvias que nadie cuestiona el no hacerlo.
Es triste que solo nos pongamos de acuerdo en normas tan básicas, en aquellas en las que ir en su contra nos perjudica: no se puede ir una hora, antes o después, descompasado con el resto; no se debe tentar a los colores...
Pero en cosas más vitales, importantes y trascendentes, las opiniones nunca se aúnan solo marcan más las diferencias
.

viernes, 28 de octubre de 2016

Quizá

Un día cualquiera, normal, como todos, puede dejar de serlo de inmediato. Un accidente, un encuentro, una novedad, un giro insólito que ataca directamente la rutina, agitándola y despertándonos. Que el suceso sea bueno o malo es independiente, con que sea inesperado ya cumple.
A partir de él, se crearán nuevos movimientos, desajustándolo todo; horarios, ideas, sentimientos, acciones, pensamientos. Nada quedará indiferente, hasta que de nuevo, la normalidad lo suaviece, limando los cantos de lo extraordinario hasta que se domestique, sea manejable.
Lo bueno está en que no se necesite de un acontecimiento, feliz o no, que venga recordarnos lo que tenemos, que esa rutina no llegue nunca a ser una losa, que las horas no se repitan, que las pequeñas cosas se encarguen de diferenciarlas, recuperando esa capacidad infantil, incansable, de sorprenderse siempre con lo mismo, porque un niño jamás ve nada igual. Saben que cada piedra del camino cuenta una historia y que si las sabes escuchar, nunca es la misma.
Es convocar conscientemente el asombro, el descubrimiento y la añoranza que teníamos, o tenemos, cuando las circunstancias nos eran, o nos son, novedosas. Intentar ver lo viejo como nuevo. Las personas sentenciadas por una enfermedad mortal e inminente, apuntan que aquello que despreciaban por habitual ahora lo encuentran de lo más excepcional, ven lo que habían dejado de mirar. La vida.
Uno se habitúa solo a respirar y quizá eso sea el problema.

martes, 25 de octubre de 2016

Entrevista de RNE sobre El día a día

Pongo el enlace de la entrevista hecha por Radio Nacional de España de mi novela El día a día, por si queréis escucharla. 
Gracias.


https://www.youtube.com/watch?v=-VUAAvocnSY





http://editorialsargantana.com/?product=el-dia-a-dia


https://www.amazon.es/s/ref=nb_sb_noss?__mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&url=search-alias%3Dstripbooks&field-keywords=eva+monzon

lunes, 24 de octubre de 2016

Fotografías del minuto

Cada época tiene su idiosincrasia, y en todas ha sido rechaza y alabada por igual: es el tiempo quien decide si fue para bien o para mal. Lo único que podemos hacer mientras la vivimos es vivirla bajo nuestra apreciación personal, que será más o menos acertada con lo que el juicio de otros, en un futuro, verán; claro que a ellos les será fácil juzgarnos, cómodamente instalados en su presente -nuestro futuro-, analizando su pasado -nuestro ahora-; es obvio torear a toro pasado.
Uno de esos elementos que será juzgado -y ya lo está siendo-, es el fotografiar para mostrar, indiscriminadamente, cada paso que damos: es difícil no seguir la pista a quien, desde que se levanta, nos muestra tanto lo que desayuna, con quien, dónde, cómo, hasta lo que cena, pasando por casi cada hora de su día. Somos testigos de sus amigos, familia, clima, ciudad, momentos más o menos íntimos, estados de ánimo algo simplificados. Todo. 
Antes era más bien mortal, acercarse a casa de un amigo tras un viaje o evento, porque con seguridad, nos daría la tarde mostrándonos montones de fotos, con explicación verbal pormenorizada, de cada una. Insoportable del todo. Ahora nos bombardean al minuto. Y contraatacamos mandando las nuestras. 
Somos personajes de nuestra propia ficción diaria. Nos vemos viviendo, nos fotografiamos para sabernos importantes, nos objetivamos porque parece que recordar lo que vemos, desde nuestros ojos, ya no sirve: debemos vernos viéndonos.

jueves, 20 de octubre de 2016

El nuestro

Paso a paso, pie tras pie, mirando a lo lejos, fijándonos en lo cercano, a veces, girando para echar una última ojeada a lo que dejamos atrás, recorremos segundo a segundo lo que será inamovible.
Y solo una vez. 
Y solos. 
Que nadie venga a decirnos que es ahí o allá donde tenemos que pisar, porque nadie lo sabe, ni los que nos lo indican, ni nosotros. Solo andamos dependiendo de lo que vamos aprendiendo o acumulando, será nuestro error y nuestro acierto, ser o dejarnos llevar; andar o parar; quejarnos o no hacer demasiado caso, el justo, el necesario para no parar, porque aunque nos dejemos caer, los segundos siguen, aunque nos detengamos el tiempo no lo hace. La vida sigue sin nosotros. Y no debería ir sola, las expectativas del camino son a veces el mismo lastre, otras el motor. Qué difícil acompasar el ritmo de los sueños, realidades, desilusiones y esperanzas al paso de un camino hecho de tiempo. El nuestro.

lunes, 17 de octubre de 2016

Ideas flotando

Hacer y deshacer. 
Es fácil realizarlo todo en la mente, en un instante, en una tarde; qué alto se llega, qué bien sale, cuánto reconocimiento se obtiene. Lo que se idea es siempre ventajoso. 
Ahora hazlo.
Ni se hace en un instante, ni sale perfecto, ni te lo alaban, ni te lo reconocen, ni te gusta, ni es lo que pensaste. Pero es el único modo de hacer. Haciendo, ajustando realidad a proyecto ideal, independizándote del aplauso ajeno, ir en equilibrio entre tu expectativa y tu criterio. Hacer independientemente de que se vaya deshaciendo entre la realidad.
Es la meta, es el camino, es la conciliación del pensamiento, siempre rápido y perfecto, con la realización, siempre lenta, obtusa, coja y desagradecida. Pero si no es real, no es nada. Una idea flotando en la nada, es eso: nada.

martes, 11 de octubre de 2016

Poema: Guiándonos.



(para Santiago Blanco, in memoriam)


Enmudecer hablando,
comunicar en silencio,
búsqueda del sinsentido diario.
Rutina absurda de la ilusión.

Perderse entre las brumas
que deja el sueño al despertar.
Tratar de seguir unos pasos
que aún no han sido dados,
que  pueden no realizarse jamás
por pereza, desánimo, desilusión.

Hablar a gritos,
silenciar al que habla.
No ver lo que fácilmente ven,
negar nuestra ceguera,
acotándonos aún más.

Miedo a descubrir nuestro interior
a los demás, tan iguales en el afán
de intentar destacar.

Iluminar el sueño del alma mientras duerme
para que su despertar no sea en vano,
ni su día a día lacerante.
Que nos hable, en silencio, guiándonos.



lunes, 10 de octubre de 2016

Hundimientos

Se dice que en el hundimiento del Titanic, entre el caos; la búsqueda frenética de unos con otros, mantener el orden riguroso y privilegiado de las personas destinadas a intentar salvarse en esos botes salvavidas insuficientes, no por falta de dinero sino por exceso de orgullo en el diseño de un barco que se creó para no naufragar, se dice que los músicos nunca dejaron de tocar y los camareros jamás dejaron de servir los canapés en bandejas acercándose a las personas con su amable frase, tranquilizadora por lo cotidiano y nada extraordinario, de "¿quiere uno?".
Supongo que eso solo ocurrió, como la salvación, en la cubierta de los de primera clase, donde un cuarteto de cuerda y emparedados de pepino y crema de salmón eran la oferta. Abajo, con las puertas bloqueadas, los de segunda y tercera, no serían amenizados ni con cuerdas ni con delicatessen alguna.
Tampoco sobrevivieron muchos de esa zona para contar la crónica de ese accidente increíble, posible tan solo por la conjunción de varios elementos: la Naturaleza, que siempre esconde lo más terrible bajo la superficie; la falta de pericia y confianza del capitán y la soberbia humana que sobrevaloró su capacidad.
Una tragedia que repetimos a diario

viernes, 7 de octubre de 2016

Otra cosa

A la conclusión que hemos llegado, y a la que llegamos siempre, una amiga poetisa y yo cuando hablamos, es que lo importante de escribir no estriba en estar delante de personas que te escuchen, hayan sido convocadas o no, amigos o incondicionales. Lo que mueve la poesía, las palabras, son las ganas, la necesidad de escribirlas, esa desazón que te recorre por dentro hasta que las liberas; ese agobio diario si no te has puesto a plasmarlas en el papel, en la pantalla; es salpicarlas por todas partes, que no dejen de mojarlo todo, cualquier superficie, cualquier lector que las atrape y se las lleve consigo, para reescribirlas, para que le crezcan por dentro y le den una pequeña lucecita, un ligero calor, ese cosquilleo agradable que hacen al moverse cuando están en uno.
Eso es escribir. Lo demás son daños colaterales.

lunes, 3 de octubre de 2016

Lo oscuro


Solemos sorprendernos gratamente cuando algún conocido da un salto y se pone, durante un tiempo, por delante de lo cotidiano; un premio, un acontecimiento que rompe la rutina, lo que sea..., y si es muy sobresaliente nos gusta decir que lo conocemos, y nos sentimos orgullosos.
Pero a veces, aquellos a los que conocemos y destacan, lo hacen para mal; salen en los medios de comunicación, no por haber descubierto, realizado, ganado algo sino por todo lo contrario, por haber destruido, roto y arrinconado algo. Los ladrones, los asesinos, los desalmandos también tienen conocidos y a veces, la persona que ves en la pantalla, esa que ha cometido una atrocidad, es un rostro que ves a menudo, con quien has compartido tiempo o infancia.
Cierto que también decimos que lo conocimos, pero ya no con orgullo, sino con un velo turbio, oscuro, algunos morboso, otros incrédulos, de que se haya hablado con el protagonista del horror.
Es así, a veces, la gente que conocemos no sólo destaca para bien sino para mal. Y si los primeros pueden llegar a darnos envidia, sana, los últimos, nos dan escalofríos y nos muestran el abismo negro que todos bordeamos.

jueves, 29 de septiembre de 2016

Vivas

Hay imágenes que resaltan entre las demás: un árbol de hojas moradas; una calle mojada que refleja como un espejo lo que ve permitiéndotelo ver a ti mientras avanzas; una escena con niños que juegan o se pelean o piden o lloran; escaparates coquetos, otros más siniestros, como los de ese taxidermista un tanto polvoriento y descuidado que eterno, nos muestra ojos de vidrio, cabezas apolilladas, cuerpos de serrín; olores que se ven porque nos traen recuerdos de lugares y personas que olían igual; cielos con nubes, sin ellas, negros, blancos, estrellados, lunáticos; pasajes silenciosos; calles bulliciosas; paradas de autobuses donde se escuchan conversaciones de todo tipo; gentes que pasan, que se paran, que se miran, que te miran.
Imágenes que por lo que sea captan la atención, y con ellas, te diluyes, te fundes; descansas de las tuyas propias y te llenan.
Imágenes vivas.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Nubes


Los días lluviosos tienen algo de melancólicos, no grises, sino cubiertos de una pátina triste, donde caminar, pensar, recordar se agudiza. Los sentidos algo embotados nos salen al paso mojados, como una fotografía mal conservada, con los rasgos desdibujados, quizá por lo mucho que se ha mirado, desgastando perfiles, imaginando, más que mirando, lo que nos cuenta desde su espacio congelado, eterno.
La lluvia potencia ese estancamiento, esa borrosidad nítida de lo que fue, de lo que es. Nos empapa con lo que no se ha realizado, nos urge a recomponer las figuras de los sueños, de lo que se quiere hacer. Miras cómo el cielo abierto se desparrama sobre nosotros, sobre lo que pisamos y no nos gusta tomar conciencia de lo que no hemos andado, ni hecho.
La lluvia nos recuerda que todo pasa, que nada es lo que es, sino lo que quisiéramos que fuese y los sueños se nos mojan, pendientes de un sol que los ilumine, les de vida y calor.
Sí, son días para dejarse llevar por la melancolía, esa emoción tan suave, dulce y a la vez, sosegada y acuciante.

jueves, 22 de septiembre de 2016

Falta de criterios

Se tiende a creer lo que se nos dice, más aún si se activa el sesgo de autoridad que ya comenté, se vive sin esa postura crítica que es la que llevó a unos pocos, da igual la época, a cuestionárselo todo y por lo tanto, a avanzar en la Historia, consiguiendo que ese criterio libre les llevara, muchas veces incluso, a la hoguera o en el mejor de los casos, al ostracismo, pero que ahora, desde la comodidad, veneramos.
Lo malo, es que actualmente, dejamos de pensar, no por miedo, sino por simple despreocupación, desidia, o llanamente, por falta de costumbre.
Se tiende a creer, también, lo que nos conviene, si lo que se nos pone por delante es un crítica negativa contra algo, o alguien, que nos perjudica lo aceptamos sin más.
Y aquí estamos en el siglo XXI cometiendo los mismos errores, haciendo eco de lo que se nos dice, haciéndonos cruces cuando quieren y sin más capacidad de crítica, de investigación, de mirar los dos lados de la moneda para luego, ya, decidir, opinar, criticar.
George Orwell, en su 1984, se acercó más que peligrosamente a esa dictadura perfecta basada en la neolengua, en el no pensar por uno mismo, y en el no sorprenderse por las obvias contradicciones de los que lanzan la información.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Espacios


De un espacio a otro no hay tanto.
Aunque en el traslado te llevas contigo, sólo cambia el escenario. Eres más tú, quizá, fuera de tu propio ámbito. Has de moverte en un entorno diferente al acostumbrado, te pones a prueba. Es todo un reto.
Otro tiempo, otro momento, diferentes calles, idiomas, gentes. Visitar en horas, lo que antes constaba días, meses. Ir alegremente a lo que antes se enfrentaba con susto, y testamente hecho, es una de las ventajas de la técnica. Magia: ahora aquí, ahora allí.
Aún así, a ti no te dejas, sólo abandonas, por un tiempo, la rutina diaria, para al llegar, adornarla, mejorarla y soñar con el siguiente espacio, lejos de todo, menos de ti mismo.

sábado, 17 de septiembre de 2016

Y ver...

Cristales rotos, crujir de hierros, paisajes fuera de foco. Niebla oscura que impide respirar, luces negras que apagan y ciegan.
No hay nadie, ¿quién podría haber? No hay nada, ¿qué querría ser?
Tumbados, yacentes, restos de lo que vivió, humanos que fueron, sueños que alguna vez se soñaron, ahora desperdigados, inmóviles, imprecisos, completamente inertes, pedazos de lo que fue y ya no es.
Entre ellos, aún a pesar de ellos, a través de ellos, encima y debajo, algo se mueve, se moverá, irá y vendrá, la desolación solo lo es si existe el contraste de la luz, la vida, la esperanza, los ojos que ven y no que miran, rebelión sin causa, causas sin causa, casualidades y causalidades, azar espantoso en todo, la incapacidad para ajustar y reajustar parámetros, variables, sonidos, palabras que se escapan y vuelan solas.
Ante una maraña, un caos, una mezcolanza imposible de discriminar, un tinte, una pátina, un tono, un ambiente del color de las telarañas
negro transparente, gris tupido, realidades inflamables, horrores a flor de piel, desgarros sin tejido, hilos sin color.
Almas sin sus luces, sin compañía ni en filas, árboles que no lo son porque nunca lo fueron, rastrojos agostados en forma de copa, nada.
Inmersión en un paraje, el único que a veces se presenta, el que nadie quiere pisar, el repudiado, donde el mundo respira con asma, ese lugar, existe. Y visitarlo es obligado. Y posar la planta del pie sangrante necesario. Y abrir los ojos cerrados imprescindibley llorar. 
Y angustiarse. Y suplicar. Y desbocar. Y no ver un final ni un principio ni un medio. Y no ver. Y ver que no hay nada que ver.

lunes, 12 de septiembre de 2016

Mala excusa

Pensar por uno mismo siempre es difícil, cuando se empieza a hacerlo, o se debería, se tiene unos trece o catorce años y hasta tú mismo te das cuenta de que tus ideas son meras mezclas de muchas; ese amigo que admiras, restos de las de los padres, tímidas aportaciones de un pensamiento propio incipiente... pero son distintas a las que antes pensabas, eso sí lo notas. Y lo coges y vas limando, quitando lo que sobra, leyendo sobre lo que quieres saber desde las bases y asombrándote de todo, ya que las raíces son siempre increíbles, sobre todo, cuando has visto primero las ramas, las hojas, las flores, y creces, y te afianzas en tu visión de las cosas, cada vez más tuya, cada vez menos entreveradas de otros punto de vista. Y sigues, y para ello nunca dejas de curiosear, dejarte sorprender, y la inflexibilidad la rechazas por lo que tiene de corsé limitador, y junto con tus pensamientos, van tus actos, y cada año son más afines, y si no, paras y miras y cambias.
Eso es lo que tendría que ser. Pero me temo, que la adolescencia, ahora mismo, solo es una excusa para que al gritar, tus padres te justifiquen porque las hormonas van locas. 
Lo que va loco es otra cosa.

jueves, 8 de septiembre de 2016

No es fácil

Vivir no es fácil, es más, a veces es muy difícil. Pero la misma vida te va ayudando a vivirla con pequeños placeres que van y vienen; como ese té que prepara una amiga tan especial, ese café que sirven en un bar amable, el paseo del parque que ahora está hermoso por el otoño, esa serie a la que le esperas cada capítulo con ganas, uno de tus autores preferidos que va a sacar otro libro, una cerveza fría, ese plato insuperable, la risa de un niño..., son tantas cosas, y nos enganchan por épocas, y cuando ya no son esos, y por lo que sea, nos topamos con ellos en la nueva rutina, un velo de recuerdos nos invade, nos retrotrae al tiempo donde nos ayudaron a pasar los días, y los vemos nítidos, ante nosotros. Y si todo va bien, recordaremos los buenos momentos, si va menos bien, también invocarán los malos que hubieron, nos reiremos sintiéndonos casi ingenuos por haberlos necesitado ayer, y sin más, los dejaremos donde los encontramos -o tiraremos- para ir, inmediatamente, a aferrarnos a los de hoy. Sin ser casi conscientes de que serán recuerdos mañana.
La idea es ir viviendo.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Ajustes

Todos nos ajustamos, en menor o mayor grado, la realidad; nos la calzamos al gusto, igual que la hermanastra de la Cenicienta, en su versión original, una que muy poca gente conoce, desvirtuada por la más ñoña y común. Las hermanastras, ante el zapato de cristal, al ver que no les cabe, instigadas por la madre -madrastra para la dueña del zapato-, se cortan una dos dedos, y la otra medio talón para que así les quepa. Por supuesto, el lacayo ve la sangre, y no lo da por válido -la transparencia es lo que tiene-.
Eso hacemos todos, nos cortamos lo que haga falta para que esa realidad nos entre, una que los demás claramente distiguen, porque no es la suya; no es su zapato, aunque a veces, entran varios en el mismo engaño.
Hay casos gravísimos de mutilación y ceguera, pero en general: quién no se engaña, quizá, para ilusionarnos con esa nueva persona, o trabajo o proyecto o día... hasta que se vea la sangre, va funcionando.
No es malo guiñar un ojo, ayuda a no verlo todo demasiado oscuro o luminoso, lo malo, lo que no debería suceder, es cerrarlo.

jueves, 1 de septiembre de 2016

Voluntades

Un intento tras otro. Una acción que lleva a otra. Un pensamiento que crea opciones. Una ilusión que marca caminos. Una esperanza que mueve voluntades. Un encuentro que cambia rutas. Una casualidad que no lo es tanto. Un destino que va incierto. Opciones que bifurcan. Bifurcaciones que llegan el mismo punto. Puntos que al unirlos no crean dibujos. Dibujos que al contemplarlos no dicen nada. Nada que no deja de ser nada. Días que se funden en años. Segundos rebeldes que nos graban sus recuerdos. Sueños que no duermen. Noches interminables que no merecen ser muertas por el día. Horas usadas que miran con recelo a las que esperan usarse. Momentos que mientras los vives sabes que se quedarán contigo siempre. Otros que desearías no haberlos visto jamás.
Lo único que junta eso es nuestra memoria, la consciencia de haberlo experimentado. Somos seres incorpóreos hasta que los recuerdos de cada instante nos llenan, entonces decidimos cómo vivir el siguiente. Eso somos. Voluntades del tiempo.

lunes, 29 de agosto de 2016

Entonces


La ilusión se alimenta de realidad, sin ella, languidece y muere.
Solo de sueños es difícil levantarse, cierto que sin ellos nunca lo harías, pero qué es una esperanza que no desee ser real. Nada. Mera distracción, o simple cobardía. A un deseo se le ha de conceder la vida. No es digno atraparlo y retenerlo como excusa; se tiene que trabajar para él, para que cobre vida.
Es compleja y contradictoria esa frase que te previenen contra lo que desees porque podría convertirse en realidad. Si no quisieras esa verdad, no lucharías al lado de esa ilusión.
Creo que un sueño sin despertar no es sueño, sino pesadilla. Los ecos que despierte en vida sí serán dignos de su vigilia: entonces empezará de verdad a soñar.

jueves, 25 de agosto de 2016

Prismas

Se puede vivir desde muchas caras de un prisma, de hecho, es lo que se hace sin saberlo, lo vamos girando con respecto a las vivencias, la experiencia, el eje interno. Cada vez brilla una cara, varias o ninguna. Los reflejos nos reflejan: somos del color de la luz que nos rodea mientras lo giramos. 
El tiempo nos atrapa en esos tonos que ajustamos al buscar el más hermoso; las emociones rebotan como ecos desde y contra nosotros, definiéndonos. Somos lo que hacemos, estamos entre lo que pensamos, seremos un recuerdo de lo hecho, de lo soñado, de lo interpretado, siempre iluminados por esos pigmentos de luz que desplazamos al ir viviendo.
Se vive cada cara del prisma desde cientos de esquirlas relucientes que, como luciérnagas, confunden las sombras de los días.


Para Ana.

viernes, 19 de agosto de 2016

Abrir

Poca gente se resiste a no abrir una caja cerrada, si está abierta le da menos importancia. La que llama la atención es la oculta. Y si cuesta abrirla, más aún. Cuando más complicado sea conseguir su contenido, más nos empeñaremos en lograrlo.
Si esa caja tuviese uno de esos candados chinos sin entrada para llave, un puzzle perfecto, ideado por esa sutiliza oriental a prueba de la escasa paciencia occidental, ya sería una cuestión vital lograrlo. Aunque nos pasemos días mirando el cerrojo inescrutable, no dejaremos la caja cerrada. Ver su interior se convertirá en una meta, pensaremos, cuando estemos alejados del reto, en cómo hacerlo y nada más llegar, lo pondremos en práctica; si no funciona, nos llevaremos nuestra frustración para convertirla en nuevas energías. Cuando más nos cueste, más empeño pondremos.
Y si no cejamos, si no es demasiado para nosotros, al final, abriremos la caja. Y miraremos dentro.
Haya lo que haya, incluido nada, jamás encontraremos un tesoro mejor porque dentro está nuestro éxito.

lunes, 15 de agosto de 2016

Horas

No me importa pasar horas y horas en trenes, autobuses, coches, aviones viendo pasar el paisaje al ritmo de los pensamientos, es más, me gusta. Pero si se paran, no. Cada parada, ya sea por un atasco, semáforo, estación, me rompe el hilo de mis ideas, me las deja cojas, en espera. Es irritante. El movimiento las empuja, fluyen.
Ir de un sitio a otro es un momento irreal, no estás en ninguno punto; ni el de inicio ni el de término, vives en un puente entre ellos, la actividad cesó en el primero y no se puede comenzar aún en el segundo. No hay. La espera, el tiempo que se tarda en recorrer ese espacio es de uno. Es como un regalo. Unas horas únicas.
Sé de gente que las aborrece, se aburre, se cansa, va lleno de crucigramas o libros o música. Pero a mí me gusta llenarlas de ideas sin metas, de pensamientos libres porque no tienen razones prácticas de ser: solo son.
Por eso cuando se para el vehículo, los matan, los despiertan, los vuelven a la realidad de un tiempo ya medido. Y dentro de esos metrónomos los sueños dejan de volar.

jueves, 11 de agosto de 2016

Fata Morgana

Los grandes espejismos.
Los hay individuales y colectivos. Visuales y vitales. Los primeros necesitan de condiciones climatológicas concretas y apropiadas para materializarse, como los oasis que flotan sobre el desierto, bajo una sed y un calor extremos; refugios que la mente crea porque el cuerpo los necesita.

También están los que surgen al otear el horizonte, normalmente desde el mar, y se deben a una inversión de las temperaturas. Donde no hay nada, se contemplan castillos, acantilados, islas, ciudades enteras, son las fatas morganas, hermoso nombre.
Los espejismos colectivos suelen darse cuando muchos, a la vez, llegan a proclamar por sugestión, que son testigos de lo que no existe, añadiendo detalles entre todos para ayudar a creérselo.
Mientras sean ilusiones ópticas, todo va bien, es una experiencia inquietante, cierto, pero bella. Un arco iris mismo, un halo luminoso rodeando la luna, una figura que no está donde se vio. Todos hemos experimentando un tipo u otro de engaño visual.

Lo peor de los espejismos es cuando dejan de ser una imagen, más o menos onírica, más o menos etérea, y pasan a ser una actitud vital, es decir, cuando lo que vemos no es lo que hay, sino una realidad basada en luz, humedad, contrastes y aire. Se pueden crear entre dos y vivir bajo ese hechizo tan a gusto incluso, hasta que un cambio vital venga a romper la pompa de jabón que con tanto cuidado han ido manteniendo, yéndose todo al traste.
Si el espejismo es sólo de uno, es más difícil de derrumbar, ya que no hay nadie más tenaz en el arte del engaño que el que lo creó, pero aún así, finalmente estallará.
Los espejismos colectivos son más serios, ya que pueden pasar de ilusión a convicción, y ya en ella, lo que se mire, puede estar tan distorsionado, puede modificar tanto el comportamiento individual, que se diluya entre la totalidad de las acciones.
Si lo que se cree es positivo, todo va bien, al menos, hasta que se deshaga la ilusión, pero si lo colectivamente aceptado es una aberración, el mundo puede llegar a temblar, como sabemos que lo hizo, que lo hace, que lo hará.
Romper ese espejismo es más costoso, pero una vez en el suelo, nadie nunca dirá que vio esa fata morgana, esa vida ideal, esa ideología equivocada. Nadie. Sólo
eran espejismos.

miércoles, 3 de agosto de 2016

Objetos olvidados

A veces, las cosas más sencillas, más simples nos atrapan en su simplicidad, en su entrañable modo de ser, de entregarse.
Me refiero a esos objetos casi primitivos que ahora quedan relegados a museos etnológicos, o al fondo de los armarios de los abuelos. Me encantaba ver moler el café en esas cajitas cuadradas, de madera casi de café, tanto por el color, como por el olor de tantas veces moliéndolo, que se abría por una esquinita y entraban los granos fuertes, enteros y que con una manivela se les iba moliendo, reduciéndolos a polvo, y que parecía fácil y cuando insistías mucho para que te dejaran moverlo, se te cansaba la mano y no crujía con el mismo ritmo que a ella, o la chocolatera, que con la maza iba esponjando el chocolate, o ese ajetreo de palillos que se movían luchando para crear una puntilla, enganchados los hilos en alfileres y bailando un vals sólo conocido por la mano y los bolillos, de donde surgía una tira de espuma de hilos y vacíos... cómo sonaban, cómo olía el café, el chocolate, qué hermosos esos utensilios hoy tan lejanos, como el botijo, ese objeto de barro, que sudaba para que el agua viviera siempre fresca, siempre dispuesta a derramarse por tu boca abierta a la espera de ese chorro que nunca parece llegar y que luego se desborda por toda la cara..., y te da risa y lo dejas agradecido, hasta la próxima sed. Si es porrón, tendrá vino, como la bota, esa de cuero vuelto... o la navaja que servía para todo... esos objetos humildes que ya no están, que se extinguen con apenas un suspiro, sin querer molestar, los que fueron la tecnología de los abuelos de nuestros abuelos.
Qué entrañables objetos, ahora, imposibles.

lunes, 1 de agosto de 2016

Recorrido circular


Es curioso que se diga que un artista llega a la cima de su creación cuando alcanza, por ejemplo: un pintor, un cuadro en blanco; un escritor, una frase mínima con la quintaesencia del todo; un músico, tres notas condensadas en ellas la música de las esferas.., es decir cuando lo que creas roza la Nada: la esencia del todo dicho con nada.
Puede ser, sí, a lo mejor la búsqueda de uno mismo, de la vida a través de la disciplina elegida, del porqué de las cosas, nos lleve de la ilusión de crear, a crear investigando y desplegando todas las etapas, para acabar donde se empezó: en nada. 
Quizá el recorrido valga la pena, porque ciertamente, no se vuelve al mismo punto, se ha dado la vuelta al mundo, al propio universo, y si se parte sin nada para regresar con nada, no se puede negar lo mucho que se vio de todo.

jueves, 28 de julio de 2016

Días

Días de encuentros, renovaciones, propuestas interesantes, de cerrar trabajos y de abrir otros. Pero no porque acabe un año, sino por el cambio geográfico.
Volar lejos de la rutina siempre nos instaura en otra dimensión donde siendo los mismos, no los somos, haciendo lo de siempre, sabe diferente: Levantarse en otra cama, oler otro café, pasear con los mismos pies otras aceras, renueva. Te acerca a ese lado inquieto que lo cotidiano, asututamente para que no se te le escapes, te esconde.
Cierto que mientras recorres esos planes con la ilusión de la novedad, ya casi hechos en la mente mientras te asomas sorprendiéndote de cada esquina, te crees dueña del destino, y que cuando los estés mirando, otra vez desde tu día a día, no solo no estarán tan claros sino que tenderán a alejarse, a desvanecerse en lo improbable.
Es entonces cuando no hay que darse por vencida y darles alas, esquivando el intento de lo habitual que querrá atarte a su lado.

jueves, 21 de julio de 2016

No es

Lo que vemos no es nunca lo que es. No solo por la barrera de nuestros sentidos sino por nuestra propia limitación al entender, ver, oír, sentir y deducir.
Somos lo que creemos ser, y no suele coincidir con lo que somos; si nos conociéramos, si pudiéramos encontrarnos fuera de nosotros, igual no querríamos ser ni amigos; creo que nos decepcionaríamos profundamente, porque no coincidiríamos en nada.
Hacer el esfuerzo de comprender que no entendemos, que no sabemos, que la vida no es solo sueño sino espejismo, nos liberaría de la carga de creernos algo más de lo que somos; nadie aun siendo todo.

sábado, 16 de julio de 2016

Reseña de El día a día



Nueva reseña de El día a día.

Gracias

https://www.amazon.es/s/ref=sr_nr_seeall_1?rh=k%3Aeva+monzon%2Ci%3Astripbooks&keywords=eva+monzon&ie=UTF8&qid=1463234951

jueves, 14 de julio de 2016

Noche

Es tarde, muy tarde, te dejas ir; pensamiento, ideas, palabras, silencio.
La noche, frontera del día. Dicen que si estás muy enfermo y logras llegar hasta el alba, sigues vivo un día más. 
La noche, qué extraña parte del día. Ayuda a asimilar la visto en la luz, a reordenar secuencias, idear planes, sosegar impulsos, encender, torcer. La noche, usada como metáfora tanto de lo siniestro y equívoco, como de lo sereno y tranquilo.
Se la puede llenar de uno mismo, de gente, de ilusiones, de decepciones, de amor, de odio. Tiene normas propias, otro ritmo, otra pausa, otra capacidad para crear, más lúcida y a la vez menos válida. Las anotaciones tomadas a oscuras, en duermevela, se desvanecen con la luz del sol, quedando chicas, tontas, decepcionantes, solo sirven en las sombras de donde salieron.
El silencio sigue, nota tras nota, engarzado en la armonía que las contiene y de la que se sirven para ser. Noche, silencio que la rompe, ideas que con la luz perderán su magia. Esperemos que no del todo.
Al menos, la noche nos las trae. Que la luz no rasgue por completo lo que nos trajo la oscuridad.

lunes, 11 de julio de 2016

Jugar y juegos

De entre todo lo que me quedé de mi niñez jugar es de lo que más aprecio, no he dejado de disfrutarlo jamás.
Lo más complicado es encontrar adultos que piensen igual, porque lo normal es que te miren raro si tras una cena sacas un tablero, cartas o dados. Bajas puntos. Ellos también. Pocos han sido los que no solo han aceptado el tablero sino que han aportado los suyos; veladas hasta las mil sin darse ni cuenta, risas y audacias, normas para saltárselas y complicidades, conversaciones espontáneas más allá de ese río, o espada con esmeraldas, ese buhonero errante o disparos mal dados. Las palabras también juegan y nos envuelven con su sabiduría. Amigos con los que compartir risas y juegos. Qué difícil. Ahora es la distancia la que nos impide desplegar las cartas, pero lo haremos.
Mientras tanto, yo he de seguir jugando. Y me he tenido que refugiar en las pequeñas consolas con sus entretenidas historias a las que mueves, y donde sufres y encuentras monstruos y tesoros y prueban tu habilidad y paciencia, que te llevan a un mundo muy parecido al de los libros pero donde los guías tú. Donde juegas. Fue mi hijo quien me los descubrió, que para que no jugara solo de chico, estaba allí y desde allí me fui a aquí; a jugar yo sola contra esos genios del mal y superar retos fantásticos, ingeniosos y divertidos.
Sí, soy adicta a cualquier juego que me abra la imaginación, la risa, las palabras, la amistad, los retos y el disfrutar de un buen rato. Besos a J. A. M. N. y B.

jueves, 7 de julio de 2016

Niños

El otro día escuché esta conversación entre dos niños; "¿Tú qué superpoder prefieres tener?" el otro niño, como si eso de tener superpoderes fuera tan fácil como pedirlos a los Reyes Magos y que te los dejaran al lado de las zapatillas, junto al agua y la comida que se pone para refrescar a sus camellos, le contestó muy convencido, "Yo quiero ser invisible"; "Ah, sí, también está guay" y se ensimismó en las ventajas de una cualidad que parecía no haber tenido en cuenta; "¿Y tú, tú que superpoder te pides?"; "¡Ua, a mí me gustaría volar.", "Sí, la verdad es que sí." y se quedaron callados un rato, volando y paseando sin que les vieran. "Jo, ¿y no se podrían tener más de un superpoder?"; "No sé, no creo, ¿no?" "¿Y por qué no? Mira, yo quiero volar y viajar en el tiempo, siempre siendo invisible, claro, para no montar líos."; "Claro, claro, no es cuestión. Pues mira, yo quiero volar y poder atravesar paredes." "¿y eso de las paredes para que sirve?"; "Buah, que pregunta, tu imagínate que puedes atravesar paredes... ¿a qué mola?"; "Sí, tienes razón, mola."
Y ahí los dejé, tenía que cruzar, y no podía acompañarles más trozo en sus ilusiones, eso sí, cruzando me sorprendí pensando en cuales eran mis superpoderes favoritos y apuesto a que alguno de vosotros también ha pensado en cuál sería el suyo...¿me equivoco?...

lunes, 4 de julio de 2016

Cosillas

Pues con las fotos que mis lectores han hecho de El día a día, la editorial lanzó un vídeo, del que pongo el enlace aquí, en este Fragmento casi mudo, por eso de que una imagen vale más que mil palabras..., cosa discutible, pero en otro momento.
Eso sí, gracias a todos vosotros por leerme y compartir.

https://www.youtube.com/watch?v=cnNIfd6Aq9Q&feature=youtu.be



https://www.amazon.es/s/ref=sr_nr_seeall_1?rh=k%3Aeva+monzon%2Ci%3Astripbooks&keywords=eva+monzon&ie=UTF8&qid=1463234951

jueves, 30 de junio de 2016

Gentes

Andando entre la gente, mucha gente, con la iluminación nocturna, lucecitas que ayudan a dar una sensación de irrealidad, quizá pensadas para provocar el consumo, ese impulso condicionado de anuncios, rebajas, gastos...
Cuántos somos. Cuánta gente que no conocemos nos vamos encontrando en esas calles iluminadas. Cada uno con su mundo, historia, pensamientos; sin conocernos pero rozándonos, escuchando retazos de sus conversaciones, compartiendo durante un segundo sus preocupaciones, alegrías, inquietudes.
Quizá entre ellos estén los que en un futuro serán amigos, compañeros, vecinos. Los que ahora miramos y no reconocemos podrían convertirse en gente con la que quedar algún día. No se sabe. No nos hemos encontrado en un ámbito propicio para el trato, solo unos instantes, unos segundos donde hemos intercambiando el mismo lugar, las mismas luces, el mismo tiem
po.

lunes, 27 de junio de 2016

Contradicciones

Los problemas, verlos, saber qué hacer, solucionarlos en suma, es de lo más fácil que hay: quién no entiende que un borracho terminaría con su problema simplemente dejando de beber. Es obvio.
Pero ahí está lo duro; en dejar de beber, en dejar de ver a esa persona, o en no comer tanto, en hacer más ejercicio, o en cambiar de empleo, casa, pareja, hábito, ciudad..., lo que es tan sencillo de ver y comprender, es lo más complicado de hacer.
Ni el borracho deja de beber simplemente, ni se cambian hábitos ni se dejan personas. Sabiéndolo, se sigue jugando, bebiendo, robando, impostando, sufriendo con él o con ella, muriéndonos poco a poco atrapados en nuestros propias trampas tan fáciles de ver, tan imposibles de abandonar.
Y así vamos viviendo, muriendo, actuando contra nosotros mismos, desajustando lo que se arreglaría con no mirar atrás, evitándolo, comportándonos de modo opuesto. Pero nos aferramos a los recuerdos, al instante de placer dudoso que nos ata, al yo erróneo. No sabemos liberarnos de nuestra propia condena; la que nos encarcela en lo más profundo de nosotros: la incapacidad de dejar atrás lo que nos impide ir hacia adelante.
Somos la contradicción del propio deseo.

jueves, 23 de junio de 2016

Otra reseña de El día a día

 “El día a día”. 
Es tu mejor novela. Es muy buena. Estupenda en su estructura, en su fluir narrativo in crescendo, en el calado, minuciosidad y verdad con que se detallan los procesos internos de los personajes, en su habilidosa mezcla de drama realista, con novela de aventuras a lo Dickens, Stevenson o Twain e incluso cuento de fantasmas… Y en la estupenda costura -que está muy trabajada, pero resulta casi invisible- con la que consigues que todo este ramillete de historias, mundos y personajes quede al final atado y forme un universo sólido y vivo. Sólido y emocionante. Porque al final, emociona… y mucho... 

https://www.amazon.es/s/ref=sr_nr_seeall_1?rh=k%3Aeva+monzon%2Ci%3Astripbooks&keywords=eva+monzon&ie=UTF8&qid=1463234951

lunes, 20 de junio de 2016

Cenizas

¿Qué siente el fénix cuando arde?
Me pregunto si sabe que renacerá, o si por el contrario, se abandona, casi agradecido a las llamas porque ya hacía tiempo que estaba débil, apagado, apático, triste al comprobar sus plumas mustias, opacas. El final.
No sé si cada vez que ese incendio renovador le reduce a cenizas le duele, o lo espera con el ansia de la renovación.
Qué animal más extraordinario, renacer de sus cenizas, resurgir de su propia decadencia, levantar el vuelo aún más fuerte que antes de morir abrasado por un fuego que no quema, renueva.
Pero... ¿y si no lo sabe? Qué espantoso tiene que ser sentirse arder, no entender ni de donde salió el fuego, ni por qué le envuelve. Impotente protagonista de un proceso ancestral que le reducirá a un polvillo gris. A nada. Pero no para él.
Cómo será cuando cada una de esas partículas se busquen de nuevo, para unirse, recuperando la energía, la forma, la belleza imperfecta de la vida.
Desde lo inerte surgirá con más fuerza, más libre, porque ha vencido a la muerte.
Bella metáfora, bonito consuelo. O terrible maldición: depende de saber si el fuego te consumirá o te liberará.

jueves, 16 de junio de 2016

Anverso y Reverso

Todo tiene reverso. Nada es lo que parece, siempre hay, como mínimo, dos caras. Lo que parece y lo que es; lo habitual y lo que desconcierta; lo que te quieres creer y lo que no quieres ni imaginar.
Es posible que seamos nosotros mismos los que les demos distintos significados, depende de cómo miramos, vemos. Si un día contempláramos los objetos más cotidianos que tenemos desde otro ángulo, nos costaría reconocerlos; la silla desde atrás, el reloj boca abajo, la cama apoyada al otro lado de la pared.
Lo normal dejaría de serlo.

Con las situaciones es más complejo ya que hay tantas versiones como testigos. Cada uno aporta no sólo lo que vio, sino cómo lo vio, mezclándose con los ingredientes de sus personalidades y tendencias. No hay testigo fiable. Una de las maneras que hay para ver si se miente, o si se recuerda bien lo visto, es pedir a la persona que narre los hechos en otro orden, que empiece desde el final hasta el principio. Resulta, suelen equivocarse en los puntos donde la imaginación o la mentira intencionada fue la guía.
No hay verdades absolutas, porque todo es verdad y nada lo es