Esta
mañana he oído de un buen amigo, "ya qué importa nada, me da igual
todo", y es que a veces, es cierto, da igual todo. La sensación de no
ser dueño de tus movimientos es cansina y puede llevar a ese n¡hilismo
atroz.
Y no hay fórmula mágica ante ese desánimo, cuando uno está así, solo quiere que ese todo pase, sentirse de nuevo uno mismo, aunque esa apatía también es legítima. No es fácil levantarse cada día y enfrentarse a un vacío, un agujero que absorbe las energías y un darse contra la pared diario.
Está en esto de respirar.
Solo se puede esperar, apretar los puños y procurar mirar alrededor. No todo es negro ni blanco ni gris. Ni de colores.
Y no hay fórmula mágica ante ese desánimo, cuando uno está así, solo quiere que ese todo pase, sentirse de nuevo uno mismo, aunque esa apatía también es legítima. No es fácil levantarse cada día y enfrentarse a un vacío, un agujero que absorbe las energías y un darse contra la pared diario.
Está en esto de respirar.
Solo se puede esperar, apretar los puños y procurar mirar alrededor. No todo es negro ni blanco ni gris. Ni de colores.