martes, 27 de julio de 2021

Ver

Lo que vemos no es nunca lo que es. No solo por la barrera de nuestros sentidos sino por nuestra propia limitación al entender, ver, oír, sentir y deducir.
Somos lo que creemos ser, y no suele coincidir con lo que somos; si nos conociéramos, si pudiéramos encontrarnos fuera de nosotros, igual no querríamos ser ni amigos; creo que nos decepcionaríamos profundamente, porque no coincidiríamos en nada.
Hacer el esfuerzo de comprender que no entendemos, que no sabemos, que la vida no es solo sueño sino espejismo, nos liberaría de la carga de creernos algo más de lo que somos; nadie aun siendo todo.

martes, 20 de julio de 2021

Entrevista de Ginés. Gracias.

Eva Monzón: «Que las personas pensemos por nosotras mismas, que sepamos entender y ver y actuar, lo mejor posible, es la piedra angular de cualquier sociedad».
 
 
A continuación, la entrevista que me concedió al hilo de su novela “Sombras”.
 
 
P.: ¿Cómo surgió la idea de escribir Sombras?
 
R.: Siempre me ha interesado esa necesidad humana de pertenencia. El gregarismo llevado al límite deja de ser adaptativo para ser alienante. Hay grados que van, desde el individualismo, pasando por los grupos sociales, hasta las sectas. Y todos los estadios tienen, asimismo, distintos tipos de niveles.
 
P.: ¿Podríamos decir que esta novela se engloba en la narrativa del género negro?
 
R.: No creo. La trama es oscura, la investigación del horror es uno de los hilos narrativos, pero el enfoque es mucho más amplio, no se limita a los cánones de la novela negra.
 
P.: La novela sigue lo que podríamos llamar una estructura fragmentaria, tanto en el espacio como en el tiempo. ¿Por qué se decidió por este planteamiento para tramar la historia?
 
P.: Háblenos de uno de los grandes ejes de la novela, de cómo asistimos a la investigación de un crimen, no sé si aventurar la palabra masacre, como lectores. 
 
R.: Sin querer, la contesté en la pregunta anterior. El lector va a ciegas, igual que el investigador que se enfrenta a esas muertes sin saber nada más, solo que quiere resolverlas. Como el lector, espero.
 
P.: Más allá del ambiente opresivo, de la atmósfera asfixiante, sitúa la historia en un entorno rural donde curiosamente cobran un especial protagonismo los medios informativos y el periodismo sensacionalista. Háblenos de la crítica social que hallaremos en Sombras.
 
R.: La necesidad de llamar la atención a toda costa, de ser centro de atención, de no tener escrúpulos a la hora de divulgar la noticia sin más, es algo conocido, ya lo tocó Billy Wilder en su gran película El gran carnaval, por ejemplo. Solo que ahora ya no es exclusivo de la prensa: Todos pueden hacerlo y lo hacen. En este caso, buscar la notoriedad trae consecuencias.
 
P.: Quizá en una lectura profunda de la novela, las y los lectores más osados vean los paralelismos y juegos de espejos que conscientemente, intuyo, ha introducido en su novela. Me gustaría que nos comentase la parte psicológica que palpita entre estas páginas. El concepto de libertad, el de la de la necesidad de pertenencia a un grupo o el de justicia (aunque hay quien lo llame karma).
 
P.: En una novela como Sombras no podemos obviar el papel de los personajes. Háblenos del peso narrativo del inspector Eladio Gómez o de los femeninos -como la señora Matilde-; no en vano la desaparición de dos mujeres, Beatriz y Marga-Rosa, parece ser uno de los motores de la trama.
 
R.: Como he dicho, es una novela creada a partir de cómo se mueven y actúan sus personajes, no hay principales ni femeninos ni masculinos, hay seres humanos con sus miedos, dudas, obsesiones, conciencias, ambiciones, luchas, banalidades, egoísmos... es un abanico de motivaciones, de vidas diferentes porque vienen de mundos distintos, aunque todos tienen en común su estar perdidos por completo en muchos aspectos.
 
P.: He dejado para el final una cuestión peliaguda, el del mundo de las sectas. En Sombras aparece, nos sumerge en él a raíz de una muerte colectiva. Desde su punto de vista profesional me gustaría que nos comentase si este fenómeno tiene actualmente un caldo de cultivo favorable. ¿Cómo se puede combatir una doctrina religiosa o ideológica fundamentalista y nociva para el orden social?
 
R.: Hay muchas sectas, siempre las ha habido, pero ahora, aunque la gente crea que es algo de hace años, hay muchísimas, de muchos tipos, en distintos extremos. Y eso no se puede combatir del todo.  Que las personas pensemos por nosotras mismas, que sepamos entender y ver y actuar, lo mejor posible, es la piedra angular de cualquier sociedad. Y eso no se ha conseguido nunca. porque, para empezar, ¿quién sabe cómo se actúa bien? Eso solo se sabe mirando hacia atrás, cuando ya no hay remedio. Por eso Sombras comienza desde el final. Para entender qué pasó hasta llegar ahí.

Gracias, Ginés.

https://laardillaliteraria.blogspot.com/2021/07/eva-monzon-que-las-personas-pensemos.html?fbclid=IwAR3Vkx7lp36SnwuB5LXwSsc03CSnyogc6cA0_9pACLp7EuHjKOu2bfBeY54


 https://www.casadellibro.com/libro-sombras/9788418183492/12452179
 

martes, 13 de julio de 2021

A otra cosa

En un mundo sobre informado pocos se informan. 
Se picotea, se dejan llevar, se asombran de lo que asombra a muchos,  se hacen cruces de lo que todos dicen que es para hacerse cruces.
Pocos van más allá de donde van todos.
Noticias repetidas cada vez de un modo, sacadas de contexto, con instrucciones para comprenderlas, que varían dependiendo de quién las instruya.
Ahora todo es histórico o imprescindible o condenable o de aplauso. 
Y casi todo dura menos de un día: lo histórico no marca historia, lo imprescindible pasa al olvido, lo condenable puede ser de aplauso, y lo vitoreado, condenado. 
Todo cambia. Nada permanece. Se cumple perfectamente la ley del Devenir, aunque algo distorsionada.
El trabajo de encontrar los propios argumentos no es noticia.
Ni el esfuerzo que no busque aplausos urgentes, de los que no tienen eco, porque lo alabado no dura, deja de ser nada más ser.
El excedente de información no informa, y el trabajo de informarse no vale la pena, ¿para qué?, en seguida se pasa a otra cosa.


miércoles, 7 de julio de 2021

Nueva reseña de Sombras, de Reyes García-Doncel. GRACIAS

 Blog Universo Introito
Reyes García-Doncel


Un encuentro entre dos hombres, al parecer esperado por ambos, comienza la narración que nos lleva directamente a la escena de una masacre. A partir de ahí, la autora nos sumerge en el mundo asfixiante y opresivo de las sectas, siguiendo una estructura fragmentaria, en el espacio y en el tiempo, como espejos que repiten los mismos hechos: la desaparición de dos mujeres, la vida en el interior de la casa y la muerte colectiva de los miembros desde diferentes perspectivas. Ya en las primeras páginas se anuncia su estructura: Encima lo lees en desorden; así como el recorrido que tendrá la historia en el autobús donde escapan, hacia una supuesta nueva y mejor vida, las dos mujeres: El tiempo viajaba hacia atrás, a cada curva se alejaban de todo. Por lo que hasta no completar la lectura desde los diferentes ángulos, no se conoce lo que realmente ha sucedido.
Por un lado la secta y sus miembros, cada uno con su historia y su maleta de frustraciones; por otro, la investigación policial y los habitantes del pueblo, que se debaten entre el interés económico, el civismo responsable y la necesidad de fama; así como los medios y el propietario de un blog que cubren la información de forma más que cuestionable. Narrativa de género negro: el dossier con las declaraciones de los testigos sirve para narrar los hechos trágicos, presentar a los muertos y a los vecinos; alternada con otra de naturaleza poética e intimista, cuando la autora nos cuenta las vidas de los implicados antes de ser obligados al lavado mental: se contaba lo que contó cuando aún podía.  
Pues, como en toda manipulación, la desmemoria es obligada para pertenecer a la secta. Algo buscado por sus miembros, ya que todos huyen de un pasado lastimoso, me da igual lo que pase, lo que no soporto es lo que pasó: desde un marido maltratador hasta una brutal dictadura o una guerra; y buscan convertirse en otros, para lo que desarrollan una gran capacidad de simulación: Ella, como todos, acopla lo que piensa a lo que quiere pensar, y si no funciona, lo cambia sin más. Varios personajes incluso cambian de nombre, a la búsqueda de nueva identidad pues iban a eso: A ser otros siendo ellos (…) Te disfrazas de todos, y nadie te ve. Las mujeres desaparecidas: Beatriz y Marga-Rosa, la musulmana Aisha, la rumana Blanca, un líder a la busca de carisma,  la señora Matilde pues no hay edad para la estupidez, Alfredo un aburrido existencial y otros, deciden vivir fingiendo. Hasta convertirse en sombras.
El lector asiste a la investigación del crimen en paralelo a la elaboración de la imagen del líder: …alguien superior a quien admirar (…) que se sintieran inferiores para temerlo; y a la construcción de la doctrina de secta: No más consejos, tocaba dar normas. Normas fáciles para que todo el mundo sepa lo que tiene que hacer, normas para alejar los pensamientos, para llenar el tiempo, idea que ya recoge la autora en su novela El día a día: lo cotidiano calma, sirve para sobrellevar la vida. Ideario en el que se cuela, por supuesto, el pensamiento mágico sobre la condición humana y su destino: Debe ser cierto que algo, o alguien, guía los pasos errantes. 
Entre los vecinos del pueblo y la secta se establecen relaciones de conveniencia: los de abajo eran un buen negocio para todos, había más ventas desde que llegaron; de simple curiosidad, expectativas de aventura y fama en los adolescentes, sin calibrar las consecuencias: seremos los héroes. Ya verás, vamos a ser famosos, actitudes de las que tenemos ejemplos tristemente reales; o incluso afectivas, como la señora Palmira a la que la joven musulmana le recuerda a su hija. Cuando los hechos se descubren una corriente de vergüenza se extiende sobre su silencio cómplice, pero no es la primera vez que un colectivo fanático termina mal, se justifican. Aderezado con la banalidad de los medios informativos y el periodismo sensacionalista que sólo buscan la noticia. Pero es igual a como se ve en las películas, no parece real, dicen asombrados los vecinos. La muerte de los sectarios ha sido tan ficticia como su vida.  
La autora nos lleva a una reflexión sobre la manipulación social, pero también sobre la necesidad humana de pertenecer a un grupo y de paso darle sentido a la existencia: Tenía esa mirada. Ya sabes, esa que solo ve lo que quiere ver, pues no es algo tan simple: ¿dónde termina la manipulación? Pregunta muy necesaria en tiempos de desinformación donde la postverdad circula sin control, y la autora realiza de nuevo un paralelismo, esta vez entre el mundo de la secta y el de los que somos supuestamente libres: Qué más da seguir las estructuras sociales de afuera que la lista de tareas de dentro.
Frente a todos, el personaje del inspector Eladio Gómez, policía honrado al que este suceso le ha arrollado y para el que la muerte colectiva no ha prescrito, porque ¿cómo envejecen los crímenes? El tiempo los va deformando, los moldea, reestructura y cambia, sobre todo si nunca se sabe con veracidad qué sucedió porque ya a nadie le importa. ¿Y las culpas? Quizás nadie es culpable, o quizás lo son todos, porque los sucesos son fruto de un juego de decisiones, pequeñas, en apariencia sin trascendencia, ni equivocadas ni correctas, actos cotidianos sobre los que nadie reflexiona que se enredan unos con otros: hablar de más en la mesa de un bar, retrasarte en buscar a tu novia, cambiar el turno de cocina… que juntos llevan al drama final. ¿Se podía haber evitado? Pregunta que me lleva a la teoría budista del karma y al precioso relato Los ojos del hermano eterno de Stefan Zweig, en el que un antiguo guerrero intenta liberarse de las consecuencias de sus actos.
La novela es un buen trabajo de profundización psicológica, una búsqueda de la verdad entre tanta parafernalia ideológica que ahora se no vende como solución simplista, y una apuesta de juego narrativo muy en consonancia con los procesos para reconstruir los hechos que se producen en nuestra memoria. 

https://universointroito.wordpress.com/