viernes, 30 de mayo de 2014

Ausencias vivas

Siempre es durísimo constatar que la vida sigue perfectamente sin uno. Si tú paras, el mundo no lo hace contigo. Donde eras importante, dejas de serlo, solo el recuerdo de tu sombra continúa. Y no es malo, es necesario, pero duele; no es fácil asimilar, cuando lo ves, que al irte, y regresar, nada es igual aunque sea lo mismo. Ya no estás, la gente se mueve sin ti, las cosas sobrevivien a la ausencia de tu tacto, de tu mirada. Has tenido que parar, pero no el resto, que funciona exactamente igual, sin cambios en ese oscilar ondulante de ausencias cubiertas por presencias nuevas... en tu pupitre se sienta otro, en el trabajo otro explica, en las risas de ellos, no está la tuya... pero siguen, todo sigue sin ti.
Es lo que hace que podamos soportar las ausencias; olvidarlas. Con cariño, pero con firmeza, las llevamos a esa zona de niebla donde los márgenes dejan de ser nítidos.
Somos fantasmas de nuestra propia presencia. Ausencias vivas.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Abismos lúcidos

Momentos donde uno se recoge, abstrayéndose.
Grietas en la manera de mirar el entorno y a uno mismo que agudizan los sentidos interiorizándolos. 
El tiempo transcurre desordenadamente, agrandando los segundos para contener esos pensamientos nítidos, algo inquietantes, que surgen cuando el mundo se nos congela.
Dentro de esa burbuja hervimos en una realidad a la que no prestamos atención; evoluciona por debajo de la cotidiana. 
Es entonces cuando vemos esa mosca, que no para de acicalarse con sus patas, chocar contra el cristal de la ventana que nos muestra esa calle, agrandada en sus detalles, incolora o demasiado chillona, depende.
Sentimos las ideas cruzarnos, sin orden ni necesidad de fijarse, sabiendo que una de ellas tiene la clave de toda la existencia pero que por eso mismo, solo se pasea por nuestra consciencia, libre. No la alcanzaremos jamás. 
Eso sí, su estela, ilumina algo la oscuridad de la incomprensión, aunque apenas sea en esos estados irreales adonde a veces nos asomamos.

lunes, 26 de mayo de 2014

Cimas

Es curioso que se diga que un artista llega a la cima de su creación cuando alcanza, por ejemplo: un pintor, un cuadro en blanco; un escritor, una frase mínima con la quintaesencia del todo; un músico, tres notas condensadas en ellas la música de las esferas.., es decir cuando lo que creas roza la Nada: la esencia del todo dicho con nada.
Puede ser, sí, a lo mejor la búsqueda de uno mismo, de la vida a través de la disciplina elegida, del porqué de las cosas, nos lleve de la ilusión de crear, a crear investigando y desplegando todas las etapas, para acabar donde se empezó: en nada. `
Quizá el recorrido valga la pena, porque ciertamente, no se vuelve al mismo punto, se ha dado la vuelta al mundo, al propio universo, y si se parte sin nada para regresar con nada, no se puede negar lo mucho que se vio de todo

viernes, 23 de mayo de 2014

Enfoques

La manera de mirar es la que cambia el mundo. No lo que se mira.
Cada uno discrimina de un modo diferente; esta conversación es un buen ejemplo.
"Ya te digo, no sé de dónde sacó esa foto, mira que me gustó, de hecho, fui allí por ella"; "¿Adonde, cuándo?"; "Ay, pues de vacaciones, ¿no te acuerdas que te dije que me iba donde la Marga por esas fotos tan espectaculares que puso en su muro?"; "Ah, sí..., pero dijiste que era feísimo, que no te gustó nada"; "Pues eso te estoy contando, que no te enteras. Qué no sé de dónde las sacó"; "Mujer, igual es que no fuiste a los mismos sitios que ella"; "Ya te digo yo que sí. Porque la calle era idéntica, solo que en la foto parecía preciosa y con unos balcones llenos de color, y mucha luz, y ahí solo había cuatro flores matás en un balcón, todo triste, y olía fatal"; "Ya, bueno, ¿en qué parada bajábamos?"

Pues eso.
La realidad es moldeable, incluso mejorable, si sabemos pillarle el ángulo correcto.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Brillante

Creo que en toda infancia hay una atracción irresistible hacia todo lo que brilla. Como pequeñas urracas, los niños se lanzan a por cualquier trocito de luz; cristalitos, piedras pulidas, trozos de lágrimas de cristal, cuentas, abalorios, papelitos de plata o de colores..., caleidoscopios de objetos inservibles para los adultos, maravillosos tesoros para los niños.
A mí aún me siguen llamando la atención, me gusta lo que brilla, me acerco a mirar cuando veo algo que desde el suelo chispea, refulge llamándome.
Entiendo que los aborígenes se admiraran ante la bisutería traída adrede para lograr lo que lograron; expolios y trueques desventajosos para ellos, pero imposible resistirse.
Y cuanto menos valor tengan esas gotas del luz, más bonitas son. Porque lo hermoso que tienen es eso; luz y no valor material, son sueños escondidos, deseos encerrados que nos llaman, que se encienden.
Quién puede resistirse a una ilusión que llama brillando.

lunes, 19 de mayo de 2014

Ruinas

Hay veces que un edificio en ruinas, o en esa fase de demolición en la que todavía no es puro escombro, queda como partido, mostrando impúdicamente lo que las paredes ahora inexistentes guardaban; las distintas habitaciones con sus papeles pintados, algún cuadro, muebles que no se quisieron llevar o no pudieron, porque les pilló desprevenidos su hundimiento, sanitarios, objetos que de lejos nos recuerdan a los que tenemos en casa: lámparas, muñecos, alfombras. Sobrecoge.
Es el cuerpo agonizante de lo que todavía no está muerto, del que estuvo vivo. Es desolador, incluso inquietante, ver abiertamente aquello que la gente que habitaba en ese espacio, ahora roto, utilizaba y quería. Intimida un poco, como si estuviéramos espiando algo indebido, mirar esos espacios descarnados que los acogía. Era el hogar, el refugio del mundo de unos propietarios que forzosamente han tenido que abandonarlo. Habitaciones que nunca habríamos visto y ahora se muestran desnudas, impúdicas pero a la vez, turbadas, incompletas, asustadas, abandonadas a su suerte sin acaban de entender qué ha sucedido.
Una de las imágenes más impactantes tras una catástrofe, un bombardeo, es la de esos edificios abiertos, destrozados, imposibles de habitar pero todavía llenos de lo cotidiano, igual que una casa de muñecas a la que se puede ver con un simple movimiento de sus paredes, pero siniestra.
Contemplar las ruinas de algo que en su día nos acogió, siempre duele.

viernes, 16 de mayo de 2014

Diferencias

No hay día que sea igual y no es esa la sensación que tenemos normalmente, sino quizá todo lo contrario. Vemos el tapiz de las horas muy similar, buscamos emociones y estímulos que nos cambien el tono, del tipo que sean: el asunto es ver ese entramado menos gris, menos cotidiano.
Pero no lo es. Se mueve y transforma, somos nosotros quienes nos empeñamos en domesticarlo, necesitamos una rutina para ser más libres, lo que parece paradójico pero no lo es. La mente funciona mejor cuando está menos ocupada, la creatividad surge desde la línea base y se va ampliando en al frecuencia de su onda.
Los días los metemos a calzador porque así los dominamos mejor, solo que si no sabemos descalzarnos de vez en cuando, nosotros mismos perderemos la frescura de andar sobre la hierba. Esa que no veremos al pasar cerca cada día.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Crear

Crear, a pesar de lo que algunos piensan, no tiene nada de envidiable, es más bien una tortura que impide cualquier otra actividad, que se mezcla entre la rutina, que empuja al resto de intereses para ser el primero en prioridades.
No solo es egoísta; es también una tortura. 
Abre frentes dolorosos por etapas: una comprender qué disciplina es la que pide, otra, bucear en la técnica, vivir entre obras magistrales de donde aprender, con el doble filo de sentirnos siempre incapaces de llegarles a la suela del zapato, aunque nos dediquemos mil años a intentarlo.
Hay que reaprender continuamente y resurgir de ese gran peso, evitar que nos paralice; que nos llene, no nos lastre, porque aunque no haya nada nuevo bajo el sol, sí hay algo novedoso, y es cómo uno mismo lo contará. 
La creación es un torbellino que nos maneja desubicándonos, al que tenemos que controlar a pesar de su fuerza.
Encontrar ese principio entre lo hecho y lo que se quiere hacer, no rendiéndose en el proceso, es la gran lucha. No más.

lunes, 12 de mayo de 2014

Mensajeros

Leyendo sobre el pueblo armenio, que también le tocó vivir el horror de su genocidio en este siglo pasado, supe historias de sus deportaciones contadas con esa magia, entre superstición y fe, característica de ellos; sus andares bajo el terror lo llevaron con una dignidad serena.
Una de las historias es la que fragmento ahora: para comunicarse entre las distintas zonas donde iban siendo arrastrados y ubicados utilizaron un método de lo más ingenioso.
Llamaban a uno de los niños huérfanos, los padres no les dejaban irse de su lado, que aún tuviera fuerzas y dándole comida para el trayecto y órdenes detalladas de cómo moverse por la noche hasta llegar el emplazamiento final, le limpiaban la espalda, y lo hacían tumbarse con los brazos en cruz. La piel sin grasa por la falta de alimentos era perfecta para hacer las veces del papel, le escribían con una pluma toda la superficie hasta la rabadilla, y el niño aguantaba el dolor, al principio más soportable, luego menos, de la punta de la plumilla rasgando su espalda. Una vez terminado el mensaje, se le ensuciaba la piel con lodo para que no se viese lo que llevaba si lo apresaban y lo mandaban al otro lado, con la advertencia de que si lo iban a coger se tirase al río Eúfrates, por cuyos márgenes iría hasta el campamento, para que mojada, la piel escupiera la tinta y nadie leyese lo que no tocaba. A la vuelta era el mismo proceso.
Mensajeros de mensajes vivos.

viernes, 9 de mayo de 2014

Cárcel

Lo malo de las elecciones, obviamente, es que al opta por una, niegas las demás. 
Una maldición como otra cualquiera, del mismo estilo que el de la imposibilidad de volver sobre nuestros pasos para escoger de nuevo.
Esa cárcel del continuo espacio-tiempo, ese tener que atravesar segundo tras segundo linealmente, sin saltarse ni un solo instante, o adelantarlo o atrasarlo, esa barrera atroz, que no solo nos limita la experiencia, sino que nos mueve hacia el último día, desde el primero, inexorablemente. 
Nuestra voluntad de salir de esa prisión es inútil; tan solo ese reducto que nos procura la imaginación, el Arte, las palabras. 
Pero aparte de esa ilusión, no hay modo de escapar, al menos vivos...

miércoles, 7 de mayo de 2014

Miedo a ser

A nadie le gustan las emociones negativas, los momentos bajos, los sucesos duros. 
Normal. 
Lo que no lo es tanto es ese intento desesperado de negarlas, de barrerlas bajo la alfombra, de no enfrentarse a ellas. 
Es más perjudicial cerrar los ojos y lanzarse a la más absoluta banalidad, a ese hedonismo blando donde se quieren diluir, que encararlas, enfrentarlas, pasarlas. 
En este nuevo sistema social, donde lo políticamente correcto impera, donde las anáforas trastocan los nombres reales, donde la realidad se aparta, dejando solo la cara base, fácil, bobamente feliz, se crean mentes débiles, personalidades pusilánimes, metas irreales, frustraciones perennes, blanduras agrietadas y una falta completa de gente real, con vidas vivas, emociones intensas, obstáculos que superar, sueños sólidos, seres enteros.
Se busca la huida hacia lo inconsistente, abandonando la substancia esencial de ser.

martes, 6 de mayo de 2014

Rehacer

Somos la frontera entre nosotros y lo que son lo otros.
Actuamos, pero las consecuencias se escapan al radio de acción de uno, se esparcen, rebotan, y conmueven a los demás, queramos o no. Somos protagonistas y observadores de esa misma acción por igual, lo que hacemos, a veces regresa como un boomerang, otras ataca por la espalda, muchas ni sabemos de sus consecuencias, las menos no tienen. Cada minuto lo único que lo enlaza a nosotros con el siguiente es la memoria de lo que hicimos, de lo que trajo después, y al no tener el don, o la maldición, de volver sobre los pasos dados, vamos poniendo un pie tras otro creando acciones y reacciones.
Somos ese punto que al moverse es línea y que dibuja algo imposible de entender sin todos los demás puntos que lo van enlazando. Somos nosotros y los otros, nunca diferentes aún a pesar del entorno, quizá condenados a repetir lo que hicimos si pudiéramos rehacer lo hecho.

viernes, 2 de mayo de 2014

Tecnología

Con la facilidad que existe ahora para conocer mejor el mundo, no noto que sea así. Creo que incluso lo desconocemos más profundamente aún.
Es un hecho recurrente que cuando los humanos tenemos una nueva herramienta, tras los usos minoritarios y bien utilizados, se masifica y pierde su agudeza; la desvirtuamos con la banalidad propia de la raza.
Esa capacidad para navegar virtualmente por cada rincón del planeta, el acceso a casi cualquier información, las imágenes, gentes, ideas, motivaciones..., ese acercamiento real, lo descartamos, lo relegamos, o ignoramos de base.
Es decir, teniendo el poder con tan solo presionar una tecla, de entrar en cualquier parte de este planeta, da vértigo lo que esto supone, nos conformamos con asistir al concierto de un gato, al berrinche de un crío o los cantos desafinados de otro.
Buena tecnología, malos usuarios.
Como siempre.