martes, 30 de abril de 2013

Afán de poder

Hay personas que tienen la diabólica habilidad de dejar fuera a los demás. Manipulan y accionan a su gusto, utilizando la buena fe del prójimo.
Seguro que todos tenemos ejemplos en mente.
Esa gente juega hasta unos extremos peligrosos, dañando a quién utilizó de manera permanente.
Los peores se camuflan de amistad, cariño, incluso amor, ese chantaje afectivo que anula a quien no aprende a detectarlo, a combatirlo, esa amistad que nos toma del todo, dejándonos vacíos, sin nada a cambio, cuando ya no somos necesarios. Los peores enemigos son los que fueron amigos; mayor dolor y traición, pocas veces se encuentra.
Gente hay que excluye con sus maneras y favores selectivos a los demás, creando dos grupos: los privilegiados y los desheredados, los parias. A más poder, más acólitos, más colas para entrar en sus filas, más poder para discriminar. Y al contrario de lo que se podría pensar, no es extraño que los elementos de ambos grupos se intercambien a menudo; uno puede pasar de estar en el montón de los privilegiado al de los parias en un suspiro, y al revés.
La capacidad dañina de la arbitrariedad, de los intereses egoístas, independientemente de las situaciones, es dramática. Cuanto más poder tengan los manipuladores, más sufrimiento causarán.
Acaban su reinado cuando ambos bandos se dan cuenta del juego y los abandonan a su suerte. Lástima que los elementos dispersados no tarden en reagruparse en torno a otro sujeto.
La lucha por el poder, el afán de dominar. Terrible y peligroso rasgo humano.

domingo, 28 de abril de 2013

Trocitos

Si miramos de una vez cualquier todo, este pierde individualidad; se convierte en una masa donde los detalles desaparecen.
Como dicen; si un hombre, o mujer, pudiese ver cómo será su vida de golpe, se suicidaría. Y me lo creo. Es un "todo", ahí quedaría lo absurdo, la amalgama sin detalle de unos hechos, el sinsentido de recorrer las horas sin más. Y quizá por eso nadie tiene ese don, porque el ir despacio, segundo tras segundo, sin saber siquiera lo que sucederá en el siguente, nos da el ánimo, o engaño o esperanza de que existe ese cambio que uno quiere, porque todos queremos que el minuto que precede al eternamente presente, sea mejor.
No es agradable vernos esas horas, ese futuro, ya empaquetado, rutinario, inamovible y estancado. Es mejor desmenuzarlo, pasarlo de puntillas sin romper la ilusión de que no es un bloque, sino que está compuesto por miles de fracciones interesantes.

jueves, 25 de abril de 2013

Así...

Hay momentos, épocas que avecinan otras, intuyen que se acerca un cambio, uno grande y desde ese instante, parece que no se avance, como cuando un vehículo adelante al tuyo con bastante más velocidad, y crees estar parada. Eso sucede, todo ser ralentiza, las decisiones se postergan porque siempre falta aquella que da la clave de ese cambio que no acaba de llegar pero sabes inminente. Mientras tanto, la lentitud de movimientos será la norma. Acumularemos la energía extra que habremos de necesitar para afrontar lo que se avecina.
No estamos parados aunque eso mismo sea lo que nos parece.

martes, 23 de abril de 2013

Somos tiempo

Un intento tras otro. Una acción que lleva a otra. Un pensamiento que crea opciones. Una ilusión que marca caminos. Una esperanza que mueve voluntades. Un encuentro que cambia rutas. Una casualidad que no lo es tanto. Un destino que va incierto. Opciones que bifurcan. Bifurcaciones que llegan el mismo punto. Puntos que al unirlos no crean dibujos. Dibujos que al contemplarlos no dicen nada. Nada que no deja de ser nada. Días que se funden en años. Segundos rebeldes que nos graban sus recuerdos. Sueños que no duermen. Noches interminables que no merecen ser muertas por el día. Horas usadas que miran con recelo a las que esperan usarse. Momentos que mientras los vives sabes que se quedarán contigo siempre. Otros que desearías no haberlos visto jamás.
Lo único que junta eso es nuestra memoria, la consciencia de haberlo experimentado. Somos seres incorpóreos hasta que los recuerdos de cada instante nos llenan, entonces decidimos cómo vivir el siguiente. Eso somos. Voluntades del tiempo.

domingo, 21 de abril de 2013

Telas

Unos días donde la rutina ha cambiado, donde los paseos han sido otros, luces, gentes, estímulos distintos, donde buenos amigos han compartido su tiempo, sus risas, sus palabras, sus juegos y días conmigo. Un caos ordenado, un orden caótico que ha modificado rutas, al estar donde no debería haber estado, se han entrecruzado momentos que no habrían sido posibles sin esos kilómetros de tinta, de caminos, de ideas.
Empieza un nuevo año pero solo para el calendario, los años los comenzamos cada día, cada hora, cada segundo. Este lo cierro con folios blancos, cuartillas manchadas, una nueva pluma, varios libros esperando, muchos ya viajados. Un año que entrará sin grandes esperanzas pero con pequeñas ilusiones.
Son días retales; los restos que quedan de lo que se esperó, esperando que el nuevo tejido tengo un diseño más luminoso.

viernes, 19 de abril de 2013

Compartir

Qué pocas veces se puede retener el momento, qué poca gente puede llenar un espacio y convertirlo en eterno sin límites, vínculos más allá de los vínculos, vidas compartidas en la distancia, sin tiempo ni fin.
Qué difícil sentirse uno mismo con alguien a quien no vives a diario pero sí está cada día, desde más allá del comienzo, dentro, al lado, presente en la ausencia. Esas amistades que nos han configurado y regalado parte de lo que somos y seremos. Y que a veces, pocas, puedes compartir con ellas mismas, bajo un trocito de realidad. Son recuerdos vivos que ayudan a que la grisura de los días se iluminen durante unos instantes eternos, ayudando a sobrellevar el tedio del día a día, de la espera, de los sueños, de la realidad que siempre viene a poner las cosas en su sitio, pero que también, en ocasiones, nos permite experimentar esos momentos reales como pocos aunque imposibles.
Hay personas que son parte de nosotros sin ser parte de lo cotidiano. Y no por eso son menos importantes en nuestro andar diario. Quizá lo sean más.

miércoles, 17 de abril de 2013

Ciclos

Nunca he sabido de un sueño que se cumpla tal cual se haya soñado. 
Eso sí, se cumplen y a veces a destiempo, o trastocándolo todo, o cuando menos apetece. No es una queja, es una realidad. Cuando los sueños se despiertan lo hacen rompiéndose a sí mismos pues dejan de ser ideas para materializarse en hechos y ahí, claro, se hacen reales y con esa conversión dejan de pertenecernos a nosotros y a las leyes de la ilusión: ya no los dominamos y los movemos en un tiempo y espacio ideal; ahora se mueven bajo la gravedad rigurosa de lo tangible, entran las contingencias, las miscelaneas, lo imprevisible, lo incontrolable. Es físico, no etéreo. 
Cuando sueñas no te ocurre pensarte en plena realización de tu sueño con fiebre, o dolor de muelas o con un zapato roto.
El sueño se realiza, pero la realidad se lo apropia dejándolo lejano a lo ideal, listo para el recuerdo, donde de nuevo es tuyo otra vez.
Un ciclo interesante donde el eje somos nosotros y lo que vamos haciendo sueño tras sueño, realidad tras realidad, recuerdo tras recuerdo.

lunes, 15 de abril de 2013

Saber o no saber

Ser invisible tiene ventajas e inconvenientes. Y ambas se solapan. Ver el mundo sin ser visto puede ser tan inquietante como al revés. Al no ser presencia visible oirás y observarás situaciones, comentarios, hechos y actos que quizá no seas capaz de aceptar. Si te viesen ni dirían ni harían lo que si ves y escuchas te atravesaría de parte a parte.
No es humano soportar ciertas cosas, la personalidad no aguanta en firme ver, escuchar y saber lo que los demás ocultarían. La verdad es demasiado luminosa, demasiado potente para de golpe venir a darnos en los ojos. La oscuridad desde donde nos movemos, de la que a veces salimos un poco, no admite la transparencia, la invisibilidad, a menos que también tengamos acorazados los sentimientos.
Saber más de lo que podemos asimilar ni es bueno ni es sabio.

sábado, 13 de abril de 2013

Imágenes

Hay imágenes que resaltan entre las demás: un árbol de hojas moradas; una calle mojada que refleja como un espejo lo que ve permitiéndotelo ver a ti mientras avanzas; una escena con niños que juegan o se pelean o piden o lloran; escaparates coquetos, otros más siniestros, como los de ese taxidermista un tanto polvoriento y descuidado que eterno, nos muestra ojos de vidrio, cabezas apolilladas, cuerpos de serrín; olores que se ven porque nos traen recuerdos de lugares y personas que olían igual; cielos con nubes, sin ellas, negros, blancos, estrellados, lunáticos; pasajes silenciosos; calles bulliciosas; paradas de autobuses donde se escuchan conversaciones de todo tipo; gentes que pasan, que se paran, que se miran, que te miran.
Imágenes que por lo que sea captan la atención, y con ellas, te diluyes, te fundes; descansas de las tuyas propias y te llenan.
Imágenes vivas.

jueves, 11 de abril de 2013

Planes

Hay varios tipos de planes, los de corto, medio y largo plazo.
Los últimos son los que nos indican el norte que hemos querido marcar y que desde él, se justifican los otros dos.
El primero se va modificando por las circunstancias más inmediatas, se llenan de obstáculos chicos pero engorrosos y nos pautan los meses.
Los de medio plazo, son más costosos, el esfuerzo de mantenerlos vivos lo va minando el día a día, pero son los caminos, que no atajos, que nos llevarán a la meta; a donde conducen todas las sendas, es como nuestra Roma particular, la que ilumina cuando lo vemos negro pero que también nos desespera por verla siempre lejana, aunque hemos de saber que nos acercamos cada ratito más.
Y es bueno tener esas metas, y pueden ser varias y modificables, aunque no se suele mover la esencia.
Si no se ve voluntad más allá de esas metas cortas, que en sí mismas, se agotan y agotan. Si no se hace ese esfuerzo que nos desasosiega, que nos impide acomodarnos del todo, en la nada, nuestro mundo se quedará vacío y nosotros con él.

martes, 9 de abril de 2013

Espíritus

Los seres más allá de lo tangible, ya sean mitológicos, monstruos, extraterrestres, malignos o benignos, nos han acompañado durante toda nuestra humanidad. La búsqueda de dioses incluida. Es como si nuestra propia compañía se nos quedara corta; necesitamos brujas, hadas, gnomos, trasgos, sirenas, centauros, pegasos, seres imposibles que nos abran las puertas de la imaginación, que trasgredan, por nosotros, las rígidas fronteras de lo posible, que se burlen de la física, lo normal y lo común.
Desde Grecia ya se les permitía a esos dioses, más humanos en sus defectos que en sus virtudes, vivir una vida sin cortapisas, y definir las de sus creadores. Uno se pregunta quién hizo a quién a su semejanza.
Los seres fantásticos, tanto los que nos asustan como los que nos acompañan y ayudan, a pesar de cambiar de apariencia según las culturas o las épocas, se mantienen igual en el fondo: son seres que llegan a donde no llegamos, saben lo que apenas intuimos y nos dan esperanza. La esperanza de que lo mortal no es lo único posible.
Los fantasmas nos muestran el otro lado, las meigas preparan las pócimas que allanarán caminos, las hadas nos protegen, los monstruos nos dan poder sobre la muerte al vencerlos, ya que no hemos creado a ninguno invulnerable; para eso está el ajo, el sol, las estacas, las balas de plata, la tierra sagrada, el agua bendita. No somos tan tontos, si ideamos un Mal buscamos la forma de neutralizarlo, de encontrarnos poderosos con nuestros pobres recursos, como los niños al jugar en algo peligroso que siempre tienen establecido un punto seguro, uno en el que eres invulnerable.
Necesitamos saber que no sólo estamos acompañados más allá de lo terrenal, sino que somos más libres que lo dispuesto por las circunstancias que nos acotan. Para eso existen los fantasmas; nos muestran esa dimensión necesaria para proyectarnos fuera de nuestro miedo básico: No sobrevivirnos.

viernes, 5 de abril de 2013

Décimas

No hay día que dure más que los afiebrados, en los que se intenta hacer vida normal sin estarlo, todo pesa; manos, pies, abrir los ojos. El tiempo no pasa. Te acuestas, envolviéndote en mantas y sueños extraños que te dan la sensación de que no has dormido nada. Miras el reloj y ves que sí, que ha pasado parte de la tarde, pero que todavía queda. Levantas el cuerpo, le das algo para rebajar la fiebre, que no paras de comprobar a ver si ya se va, pero no, queda para rato.Intentas distraerte con lo que sea, pero todo cansa, te vuelves a tumbar, cierras lo ojos, pero esta vez sin suerte. Desficioso, te llevas a la cocina, no paras de beber, anticipas una cena chapucera y aunque es aún pronto, das el día por acabado y te acuestas. 
Y si un día de fiebre es largo, no lo es nada al lado de la noche. Se dan vueltas y más vueltas, se caen mantas que antes quisimos por estar helados y luego rechazamos por lo que nos hacían sudar, es como si la temperatura corporal estuviera estropeada. Y esa sensación de que no se está descansando, de que no se pega ojo. 
Pero como siempre, todo acaba, y una mañana, te despiertas sin esa sensación de plomo en el ánimo y de dolor en los huesos; estás bien. La salud ha vuelto y ya sin echarla de menos, vives los días sin recordar lo mucho que la extrañaste. 
Qué triste que solo en su ausencia se valore lo más importante.

miércoles, 3 de abril de 2013

Cerrar

Cerrar los ojos, relajarse, permitir que el tiempo transcurra, por el mero placer de dejarlo marchar sin necesidad de más, es tan necesario como aprovecharlo, mimarlo... hay tan poco. La soledad así convocada se llena de uno, acaparando la totalidad del instante.
La mente libre vuela recorriendo caminos ya hollados o se aventura por sendas desconocidas, buscando aquello que ni nosotros sabíamos que queríamos encontrar, pasos etéreos que recorren atajos imposibles de ver con los ojos abiertos, distraidos por la vida, atareados en ella, sorprendiéndos con imágenes imposibles que vienen a tocarnos el hombro, suavemente, despertándonos inquietudes, renovando posiciones, ayudando en esa oscuridad intima a ver lo que la luz nos ciega.
La armonía de la soledad buscada, de los sentimientos libres, del intento de comprender el absurdo coherente de un tiempo, del Tiempo que tenemos, que hemos de tejer con sueños realizados. Pero primero los hemos de desear.
Cerrar los ojos, escucharnos desde dentro, saber que solo ahora, solos, estamos más cerca de todo. De nosotros.

lunes, 1 de abril de 2013

Infinito

Detrás de una puerta hay otra que abres y que da a un pasillo largo y eterno que comienzas a recorrer, las piernas se cansan pero la mente insiste y no las deja flaquear, las distrae pensando en cualquier cosa, y cuando menos te lo esperas, cuando ya iban solas, llegas al final de ese interminable corredor donde quizá hayan transcurrido años, siglos mientras lo recorrías. Te encuentras con que hay otra puerta. La intentas abrir pero no cede. Estás un rato maniobrando el pomo y hasta la golpeas con el cuerpo, pruebas con los insultos, pero no hay caso: no se abre. Miras a tu alrededor pero solo están las paredes que crean el pasillo por donde viniste. Se te pasa por la mente regresar. Los pies aún duelen, la mente rechaza la idea. Te sientas, después de haber intentado de nuevo abrir la puerta que impide que avances. Puede que hasta caigas en un duermevela que te sumerja en la sensación lejana de que habías abierto una puerta que conducía a otra y que esta daba a un pasillo kilométrico que terminaba a su vez en una puerta cerrada donde te acurrucabas a soñar.