miércoles, 17 de abril de 2013

Ciclos

Nunca he sabido de un sueño que se cumpla tal cual se haya soñado. 
Eso sí, se cumplen y a veces a destiempo, o trastocándolo todo, o cuando menos apetece. No es una queja, es una realidad. Cuando los sueños se despiertan lo hacen rompiéndose a sí mismos pues dejan de ser ideas para materializarse en hechos y ahí, claro, se hacen reales y con esa conversión dejan de pertenecernos a nosotros y a las leyes de la ilusión: ya no los dominamos y los movemos en un tiempo y espacio ideal; ahora se mueven bajo la gravedad rigurosa de lo tangible, entran las contingencias, las miscelaneas, lo imprevisible, lo incontrolable. Es físico, no etéreo. 
Cuando sueñas no te ocurre pensarte en plena realización de tu sueño con fiebre, o dolor de muelas o con un zapato roto.
El sueño se realiza, pero la realidad se lo apropia dejándolo lejano a lo ideal, listo para el recuerdo, donde de nuevo es tuyo otra vez.
Un ciclo interesante donde el eje somos nosotros y lo que vamos haciendo sueño tras sueño, realidad tras realidad, recuerdo tras recuerdo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario