jueves, 30 de noviembre de 2017

Trampas

Vivimos con mentiras, de ellas y para ellas: la sociedad las fomenta; lo aprendemos de niños cuando la injusticia del engaño nos viene a romper la inocencia, no solo porque sucedió, sino porque se acepta.
La vida social es un entramado de falsedades a cualquier escala: banales, peligrosas, dañinas, estúpidas.
La verdad también nos la ocultamos a nosotros mismos; amenazas que desmontarían el precario equilibrio de esa red trenzada de conveniencias, hasta que nos estalla dentro, mostrando la propia conciencia olvidada. Si nos supera, nos hunde; si lo superamos, rasgamos el tejido falso, atando algunos hilos con ideas nuestras. Tan duras siempre. Tan necesarias.
No hay nada más aterrado que encontrarte ante una verdad sin lazos ni adornos, tal cual es. 
Todo gobierno está basado en el engaño; lo que trasciende al público, no es real. Tampoco lo es lo que ocultan.

La verdad está escondida en la incapacidad de comunicar lo que sentimos, lo que somos, lo que anhelamos. 

No por nada se les concede el don de la verdad a los niños chicos y los locos: viven aparte de la trampa mortal viscosa de las mentiras consentidas.

lunes, 27 de noviembre de 2017

Torpezas

Es entre fascinante, y algo tonto, ver cómo las moscas, o cualquier insecto volador, quieren salir de un recinto por una ventana cerrada, golpeándose continuamente a cada intento contra el cristal sin lograrlo, pero ellas siguen. Y siguen. 
Da igual las veces que han procurado avanzar por ese lugar imposible, como mucho, dan unas vueltas por la zona, y otra vez; sin remedio se aplastan contra ese muro invisible, incomprensible, que las aparta de lo que transparenta, de ese exterior liberador.
Y de ahí no se van. "Pobres"; pensaba de niña, no saben.
Ahora de adulta las sigo observando, pero mientras a la vez que las miro golpeándose contra esa realidad invisible, veo a los que estamos fuera, en ese lugar al que quiere ir donde las personas nos chocamos también, una y otra vez, contra paredes invisibles que nos ofrecerían algo más, si las traspasamos... o eso creemos. Y seguimos. Una y otra vez, todos embistiendo esas barreras que no vemos, pero están, sin que nadie haya aprendido aún a abrir la ventana.

jueves, 23 de noviembre de 2017

Aprehender

De que poco tiempo se dispone, y a la vez, qué largos parecen ciertos días. 
Si miramos atrás, comprobamos que no hace nada, éramos otros; nos sorprende constatar lo rápidamente que han pasado los años, pero eso no quita que nos impacientemos por lo que tarda en llegar lo que esperamos.
Ese pasado, por supuesto, estuvo lleno de momentos lentos, tediosos, malos, de incertidumbre o simplemente, que ni sentimos pasar, pero no los recordamos, vemos lo que fue, comprimido, sentimos que fueron días intensos, plenos, donde éramos conscientes de todo. Falso. Pero de ahí viene la sensación de que antes todo iba mejor. 
Cómo nos dejamos engañar por el tiempo, nos tiene cautivos, y lo único que nos libera es nuestra imaginación, desde donde surgen proyectos, hechos con los que aprehendemos el tiempo y logramos atraparlo a nuestra vez.

lunes, 20 de noviembre de 2017

Comodidad incómoda

No hay día que sea igual y no es esa la sensación que tenemos normalmente, sino quizá todo lo contrario. Vemos el tapiz de las horas muy similar, buscamos emociones y estímulos que nos cambien el tono, del tipo que sean: el asunto es ver ese entramado menos gris, menos cotidiano.
Pero no lo es. Se mueve y transforma, somos nosotros quienes nos empeñamos en domesticarlo, necesitamos una rutina para ser más libres, lo que parece paradójico pero no lo es. La mente funciona mejor cuando está menos ocupada, la creatividad surge desde la línea base y se va ampliando en al frecuencia de su onda.
Los días los metemos a calzador porque así los dominamos mejor, solo que si no sabemos descalzarnos de vez en cuando, nosotros mismos perderemos la frescura de andar sobre la hierba. Esa que no veremos al pasar cerca cada día.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Ausencias cercanas

Qué pocas veces se puede retener el momento, qué poca gente puede llenar un espacio y convertirlo en eterno sin límites, vínculos más allá de los vínculos, vidas compartidas en la distancia, sin tiempo ni fin.
Qué difícil sentirse uno mismo con alguien a quien no vives a diario pero sí está cada día, desde más allá del comienzo, dentro, al lado, presente en la ausencia. Esas amistades que nos han configurado y regalado parte de lo que somos y seremos. Y que a veces, pocas, puedes compartir con ellas mismas, bajo un trocito de realidad. Son recuerdos vivos que ayudan a que la grisura de los días se iluminen durante unos instantes eternos, ayudando a sobrellevar el tedio del día a día, de la espera, de los sueños, de la realidad que siempre viene a poner las cosas en su sitio, pero que también, en ocasiones, nos permite experimentar esos momentos reales como pocos aunque imposibles.
Hay personas que son parte de nosotros sin ser parte de lo cotidiano. Y no por eso son menos importantes en nuestro andar diario. Quizá lo sean más.

lunes, 13 de noviembre de 2017

Relativo

No hay nada seguro, lo que creemos tener no lo tenemos, lo que pensamos saber, no es tan cierto. La vida en sí misma es insegura. Nos agita y vapulea quitándonos y dándonos lo que ni imaginamos, todo es cambio: hemos de adaptarnos. Esa seguridad cómoda que como espejismo nos parece real, no lo es.
Nada bajo el sol lo es.
Los cambios continuos es la única variable inamovible. Lo que ahora es, no lo será un día cuando abramos los ojos y veamos que todo es distinto a lo soñado, planeado, vivido, y a pesar de eso, se ha de seguir, desde la incertidumbre de estar vivos.
Una puerta sin puerta que nos muestra, invariablemente, lo lejos que estamos de esa comodidad cotidiana que estalla en mil pedazos cada día. Unos más que otros.

jueves, 9 de noviembre de 2017

Espera

No actuar. Esperar.
A veces, hay que saber darle tiempo a las acciones emprendidas, dejar de ir de un lado para otro. Con ese ajetreo no se acelera nada, en todo caso, hasta se tiene la sensación de ir más lento.
Esperar, no amontonar acciones.
No es posible, muchas veces, cerrar lo empezado, terminar como uno quiere lo que quiere. Es complicado y difícil tener que sentarse y esperar. Esperar a lo que se hizo y se empujó desde la cima de la ladera, baje rodando solo, y que alguien, al otro lado, lo reciba, lo sepa entender y lo complete. Los proyectos, igual que nosotros, dependen de muchos factores.
No se puede hacer todo, ni ser todos, ni pretenderlo todo.
Aunque se quiera.
No se puede.
Actuar, esperar, desear, soñar. Vivir.

lunes, 6 de noviembre de 2017

Paralelos

Los malentendidos siempre tontos al principio, pocas veces son dramáticos en sus comienzos, aunque los hay, como el que provocó la detonación de la segunda bomba atómica sobre Japón, pero vamos, en general se empieza por un no comprender un gesto, unas frases, alguna actitud, que en sí mismas, no eran nada, pero por lo que sea, activa un mecanismo interno y tuerce, desde ese mismo momento, todo lo que venga de esa persona o fuente; empezamos a sesgar, a tergiversarlo todo desde ese chispazo, y vemos lo que no hay, dando a cambio una actitud equívoca que consigue que la persona también nos rechace, y como en una cadena, ese mismo rechazo provocado por nosotros mismos, nos confirma que algo había, y entonces sí que la chispa prende un fuego, a veces, devastador.
No hablamos con sinceridad, no decimos lo que pensamos, nos lo callamos y lo tapamos bajo la capa siniestra del malentendido y buscamos confirmación entre otros, agrandando el abismo.
Y si alguna vez se pone en claro ese roto, casi siempre, si hay buena voluntad, o si no, con el tiempo, se ve que todo ha sido por nada. Una amistad, una pareja, un trabajo, una postura... todo es susceptible de romperse en mil pedazos por no hablar con sinceridad, desde dentro. Y por no escuchar al otro, sólo oyendo lo que uno quiere oír.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Uno entre todos

La necesidad de ser parte de algo más grande que uno mismo, últimamente es hasta peligroso, porque se ha desvirtuado: ya no es una búsqueda interna donde se intenta acomodar inquietudes, ideas, modos de enfocar la vida con ese todo, no se busca el compromiso del individuo consigo mismo y con ese ideal, o grupo o forma de verlas cosas, es justo lo contrario: la absorción del yo por un todo que nunca se compromete, es más, cambia constantemente, lleva a los individuos de acá para allá sin más. 
Los que componen unos grupos, se trasvasan a otros con la misma facilidad con que se levanta: otro día, otras ideas. Da igual.
Lo que los define, no es esa peregrinación en busca de un algo mayor que les contenga, es el intento de no pensar por sí mismos y que una masa un tanto abstracta y turbia les vaya pautando qué hacer, decir, pregonar o pensar a cada momento. ¿Que cambia como el viento?, da igual, al fin y la cabo, lo importante es dejar de ser uno entre muchos, evitar la responsabilidad, diluirse en la nada que se crea entre todos.
Así nos va.