martes, 31 de diciembre de 2013

Feliz año nuevo

Y de nuevo un año, mal llamado viejo que se va, para dar paso a otro también mal nombrado nuevo, porque el tiempo es un continuo en el espacio y ese espacio es por donde nos movemos para vivir nuestro tiempo.
En todo caso, que estas nuevas horas sean unas que sepamos llenar con nuestro tiempo y espacio.

domingo, 29 de diciembre de 2013

Ignorancia

Cuánto se dice sobre el Destino, el Azar, qué de movimientos ha creado: Oráculos, Religiones, Supersticiones.
Desde que los humanos sabemos que vamos a morir, queremos dejar algo detrás y asegurarnos que hay algo más adelante. 
Tenemos consciencia de nuestros actos y sabemos que dependemos de ellos y de algo más; sin saber qué mas, intuimos, o queremos intuir, que no solo contamos con nosotros, si así fuera, la responsabilidad abismal que tendríamos sería insoportable; si solo nuestras acciones fueran el motor del futuro, del presente, de la vida, nos quedaríamos paralizados antes semejante carga; insoportable para un simple humano, para eso se crearon los Dioses, el Azar, el Destino y lo demás, porque si tuviéramos que caminar por el presente atentos a cada minuto, sin saber en cuál se decide nuestro futuro, no seríamos capaces de ser.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Compartirlas

Me sorprende y me emociona cuando alguien me comenta que mis palabras le han gustado, que lo que he escrito le ha interesado o le ha transportado al mundo que esbocé, donde se sumergió desde ese apunte para adentrarse en su propia geografía, con su topografía personal, sus recovecos y sus olores, sólo sugeridos por mi propio mundo trasladado al papel, o a la pantalla. Da igual.
Gracias por decírmelo todos y cada uno de los que lo hacéis, por compartir mis palabras ya completas, porque regresan relucientes por las vuestras.
Gracias.
El día que no lo logre, dejaré, no de escribir, que no puedo, pero sí de compartirlas.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Y si un día...

¿Y si un día no hay ya nada que decir?
¿Y si ganan la partida los libros más derrotistas de ciencia ficción, ese mundo feliz, ese gran hermano, la quema de libros a 450 grados fahrenheit, los morlocks?
¿Y si se consigue que la Humanidad deje de tener conflictos, ya sea en laboratorios o por condicionamiento?
¿Cómo sobrevivir al no enfrentamiento, a la ausencia de superación, a la injusticia, a la felicidad fácil?
Creo, sinceramente, que ese día nos extinguiríamos como humanos, incluso como raza, ya que al dejar las contradicciones atrás, al no tener que superarnos haciendo fútil cualquier decisión entre el bien y el mal, reducirnos a una sonrisa blanda, sin preocupaciones, nos anularía. Nos despojaría de cualquier necesidad de superación, deambularíamos entre una sociedad perfectamente alienante. No lo soportaríamos.
No tener que trabajar en lo que no nos gusta, conformarnos con lo que tenemos tan felices sin revolvernos por dentro buscando la manera de trasgredir las barreras que nos impiden ser..., no veo nada más aterrador. Dejar de ser humanos, débiles seres plagados de contradicciones, emocionalmente básicos, capaces de las hazañas más grandiosas y de las más deleznables, comprometiendo continuamente nuestra incapacidad para ser felices, la que nos hace recorrer más camino que si lo fuéramos.
No, no me gustaría vivir en ese futuro perfecto, mejor me quedo en un presente imperfecto, con todo lo que conlleva; dudas, errores, dolor, superación, incertidumbre, éxito y sueños, esos sobre todo. Qué haríamos sin ellos; en ese mundo perfecto sobrarían, y si eso ocurre, los humanos dejaríamos de serlo.
Quién querría renegar de sus esperanzas, quién no elegiría un libro y empezaría a memorizarlo, quién no intentaría escapar al control supremo..., sin sueños, nadie. Qué horror, que final más devastador para el ser Humano, dejar de soñar.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Entelequias

Lo que vemos no es nunca lo que es. No solo por la barrera de nuestros sentidos sino por nuestra propia limitación al entender, ver, oír, sentir y deducir.
Somos lo que creemos ser, y no suele coincidir con lo que somos; si nos conociéramos, si pudiéramos encontrarnos fuera de nosotros, igual no querríamos ser ni amigos; creo que nos decepcionaríamos profundamente, porque no coincidiríamos en nada.
Hacer el esfuerzo de comprender que no entendemos, que no sabemos, que la vida no es solo sueño sino espejismo, nos liberaría de la carga de creernos algo más de lo que somos; nadie aun siendo todo.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Ser o no ser

Somos muchos los que intentamos dejar algo detrás de nosotros, una huella que perdure, un intento de que lo que llevamos dentro sirva para otros, que lo que pensamos se materialice en ideas móviles, compartidas, como si así, trocitos nuestros se esparecieran y completaran junto con otros, un trazo mayor; una manera de sentirnos útiles.
Lo que somos, es lo que hacemos, lo que pensamos podría convertirse en actos, por lo tanto en nosotros, y si pudiéramos lanzarnos al viento llegando a los cuatro puntos cardinales, sería como si cumpliéramos un poco con la necesidad que tenemos todos de trascender, de sentir que nuestra vida no es completamente irrelevante ni vacía.
Si somos porque hacemos, mejor hacer algo con lo que somos.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Islas

La soledad no es estar solo, uno la encuentra en compañía también, a veces más que sin ella.
Las personas somos islas flotantes que nos vamos acercando unas a otras para crear continentes ficticios, pues al ser bloques individuales, los vamos moviendo con respecto al viento, al estado de ánimo, a la vegetación, a las tendencias, las brisas: cambiamos la topografía al gusto.
Hay pobres islas que creen en la unidad perdurable, en la geografía estática, en las palabras y movimientos de las otras rocas flotantes, hasta que se giran y comprueban que no, que donde había una palmera ahora está el mar, o esa montaña que parecía tan inamovible, es ahora arena lisa.
Y no es malo. Ni es bueno. Es.
Lo terrible es creer en lo inmutable y no cambiar ni dejar cambiar.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Un año tras otro

-¿Y adónde va el año viejo?
-A ninguna parte
La niña mira al padre con ojos incrédulos.
-A algún sitio irá.
-No. El tiempo ni se va ni viene. Transcurre.
Unos cuantos pasos en silencio. La pequeña pensando, el padre distraído sin enterarse de la trascendencia de las preguntas de su hija. Cosas de críos que no paran de preguntar.

“¿Qué vas a hacer esta nochevieja?”; “Pues aún no lo sé. ¿Y tú?”; “Supongo que lo de siempre”, “Ya”. Las chicas pasan al lado del padre y la hija. Van arregladas, andando sin prisas. Les sobra el tiempo.

-Papá, si el año no se va, ¿por qué hay que despedirlo?
-Es una costumbre. ¿Qué había dicho tu madre que comprásemos?
-Leche.
-Cierto.

“Pues yo te digo que esto no pasaba”; “No, no pasaba”; “¡Ay!”. Dos ancianos parados en una esquina, dejan de hablar mirando a la niña y su padre. Sonríen a la pequeña; niños. Hijos. Nietos. Tiempo.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Ruido en el silencio

El silencio es un estado difícil de conseguir, en la ciudad casi imposible, ni en las horas más entradas de la noche, donde los camiones de riego van avanzando despaciosamente mojando el asfalto, limpiando las calles del día, del ajetreo. O pasos que resuenan con fuerza por el eco de la luna. O algún que otro grito alcoholizado.
En la propia casa, el silencio está roto por miles de ruidos, crujidos, vecinos que se acuestan tarde, el disparador de la luz del rellano, el goteo de un grifo.
El campo, por mucho que se piense lo contrario, es aún más ruidoso; todos esos animales nocturnos que reviven con la negrura bajo el fresco sin sol, son de lo más escandalosos e inquietantes; ese ulular, gruñido, croar o rascar. Esos pasos suaves, nerviosos, de algo que no ves pero sientes recorrer al lado.
Y el viento, el viento que suena a través de los árboles de día y noche, que cuando encuentra oquedades canta, como cuando se mete juguetón entre botellas o agujeros entre piedras, dependiendo de la zona.
Y lo que más escándalo hace: el propio silencio; que zumba con ese sonido suyo, cuando nada viene a molestarlo y él mismo se anula.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Moscas y algo más

Es entre fascinante, y algo tonto, ver cómo las moscas, o cualquier insecto volador, quieren salir de un recinto por una ventana cerrada, golpeándose continuamente a cada intento contra el cristal sin lograrlo, pero ellas siguen. Y siguen. 
Da igual las veces que han procurado avanzar por ese lugar imposible, como mucho, dan unas vueltas por la zona, y otra vez; sin remedio se aplastan contra ese muro invisible, incomprensible, que las aparta de lo que transparenta, de ese exterior liberador.
Y de ahí no se van. "Pobres"; pensaba de niña, no saben.
Ahora de adulta las sigo observando, pero mientras a la vez que las miro golpeándose contra esa realidad invisible, veo a los que estamos fuera, en ese lugar al que quiere ir donde las personas nos chocamos también, una y otra vez, contra paredes invisibles que nos ofrecerían algo más, si las traspasamos... o eso creemos. Y seguimos. Una y otra vez, todos embistiendo esas barreras que no vemos, pero están, sin que nadie haya aprendido aún a abrir la ventana.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Saber escuchar

Si te expones a la vida, te atraviesa de pleno. Solo hay que salirse de uno mismo un rato, y entrar en los demás. 
Un viaje a los otros, un atisbo de quien jamás se será pero se podría haber sido: esos niños que hablan entre ellos, aún muy chiquitos para comprender la astucia que está usando uno de ellos al afirmar todo lo que el otro, pobre, va enumerando; "pues yo tengo un coche que corre mucho, un ferrari"; "y yo"; "y también un audi rojo"; "como yo"; "...y un "toro terreno""; "pues eso mismo"; "y mis coches recorren todo el pasillo en nada"; "como los míos".... el que tenía un dominio de las marcas --se notaba que en casa fomentaban los coches--, iba loco buscando uno que no tuviera el otro, que a pesar de no tener ni idea, no se iba a quedar atrás en esa competición.
O esa señora que se acerca a preguntar a la gente si sabe lo que significaba un monumento, y ante la negativa o mala información, se salía con una disertación de guía turística dejando como ignorantes a los pocos que quisieron ayudarla creyéndola una turista con curiosidad.
O esas personas que cuando hablan con quien está cerca, lo hacen en voz baja, no sea que trascienda a quien no le importa la confidencia, pero con el móvil en la mano comentan a voz en grito lo más íntimo.

Al salir me gusta dejarme en casa para, fuera de mí, entrar en ese  murmullo caótico que somos todos nosotros; historias vivas y reales.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Infancia

Son fechas extrañas las que se avecinan. De niños no creo que haya nada mejor que esperar con esa ilusión totalitaria infantil que se cumpla lo que se escribió en una carta, a cambio de haber sido buenos.
No creo que sean los regalos en sí los que hagan que los niños se sientan tan entusiasmados, sino que los traigan seres mágicos, personajes de cuento, jueces del Bien y del Mal, seres absolutos como ellos.
Los niños creen. Y esa fe hace que efectivamente, estas fechas sean especiales. Nos contagian a los adultos y nos reducen a los críos que fuimos, casi oímos junto a ellos el paso de los camellos o el ruido del trineo o vemos las siluetas de esos Reyes Magos cargados de regalos; hasta distinguimos entre los demás el que hemos pedido en esa carta con letra infantil, apenas inteligible, bordeada de sueños.
Son días para ellos, para la infancia, para recordar a la familia, sabores únicos, olores jamás repetidos, casas ajenas calentitas, un ir de aquí para allá, y todo eso unido al nudo en el estómago del susto de si nos traerán o no lo que pusimos en esa carta festoneada de azul y echada en ese buzón de correos especial. Como esos días.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Diciembre

Acabo de ver que ya es diciembre. Se está acabando un año al que ni siquiera me he acostumbrado a nombrar aún. No sabría decir qué número tiene sin pensarlo. Tampoco suelo saber en qué día de la semana o mes se mueven mis horas. Miro el calendario y me asombro: "¿Ya es este día, o este mes, o este año?"
Supongo que es normal.
En realidad, el cómputo del tiempo es más bien un artefacto, todo lo necesario que se quiera, eso sí, pero al fin y al cabo, artificial. Diría lo mismo con respecto a la división horaria de los días, igualmente justificada para el buen ritmo social, pero que llega a lastrar si se usa para pautar el pulso diario particular.
Y es que en esta temporada se me van las horas escribiendo sin sentirlas, agravado por el hecho del cambio de hora, ya que al mirar por mi ventana, un cielo nocturno casi perenne me saluda. Puede ser cualquier hora. No, no llevo reloj.

Me extraño cuando salgo al exterior y los conocidos me hablan nombrando fechas, anticipando acontecimientos fijos del calendario, y yo les miro aturdida, como cuando la luz te deslumbra después de largo tiempo en las sombras.
Uno de esos acontecimientos que viene es la Navidad, me asombra que ya esté aquí, otra vez. Si no hace nada que sucedió.
Yo me retiré hace tiempo, no sólo del calendario, sino de las fiestas obligadas que marcan. Ni es bueno ni es malo. Pero al no estar pendiente de ellas, aún me diluyo más entre días y meses. Mi ritmo es otro, mis horas elásticas, mis motivaciones más mías, mi tiempo más corto.

Ya estamos en el último mes de un año, porque así lo estipula el calendario de estas latitudes, pero aún quedan días para apurarlo. A por él.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Hoy

Hoy, en el día de las librerías, se presenta Errantes, va obteniendo buenas críticas, si la queréis, solo habéis de entrar en esta web.

Gracias a todos por todo.

 

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Nada

Es curioso, cuando a veces, entramos en casa, o estamos entre amigos, y nos sentimos seguros; es como cuando niños y se jugaba al escondite o cualquier juego de tensión, se tocaba mare, y si lo hacías, estabas a salvo; nadie podía hacerte nada.
De adultos también necesitamos ese refugio incondicional, y como de chicos, no cuestionable, porque a ver, ¿por qué detrás de ese árbol estás libre y más allá, no? era el lugar arbitrariamente elegido para ser zona segura. Como una frontera u otra cuando hay guerras. Es un gran juego también.
Y tampoco nos lo cuestionamos del todo, porque una vez en esa casa, ese país, esa familia, ese amigo..., en realidad, tampoco estamos más seguros que tras el árbol: tan sólo somos unos minúsculos seres habitando un planeta pequeño precariamente en equilibrio en un universo inmenso, desconocido, infinito....
Somos nada sobre nada en la Nada.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Resonancias

La ilusión se alimenta de realidad, sin ella, languidece y muere.
Solo de sueños es difícil levantarse, cierto que sin ellos nunca lo harías, pero qué es una esperanza que no desee ser real. Nada. Mera distracción, o simple cobardía. A un deseo se le ha de conceder la vida. No es digno atraparlo y retenerlo como excusa; se tiene que trabajar para él, para que cobre vida.
Es compleja y contradictoria esa frase que te previenen contra lo que desees porque podría convertirse en realidad. Si no quisieras esa verdad, no lucharías al lado de esa ilusión.
Creo que un sueño sin despertar no es sueño, sino pesadilla. Los ecos que despierte en vida sí serán dignos de su vigilia: entonces empezará de verdad a soñar.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Respuestas a preguntas

Mi blog, gracias al de Universo Introito de Reyes García Doncel, está nominado para el Liebster Awards, en sus bases, dice que hay que contestar unas preguntas y proponer otras.
Hoy las contestaré, mañana, junto con mis nuevos nominados, plantearé las mías.

Hoy por lo tanto, hay doble entrada en el blog.


Estas son las preguntas:

1. ¿Cuál es tu palabra preferida?
Mi palabra preferida es aquella que tiene que venir a continuación, la que necesito para seguir escribiendo, la que me permite seguir y seguir creando, siempre. 

2. Si lo que escribes en tu blog sonara a música ¿Qué música sería?
La que cada uno querría escuchar en ese momento, tras esas palabras mías.  

3. ¿Cómo elegiste el nombre de tu blog?
Porque la vida en su totalidad es imposible de aprehender, así que me conformo con los Fragmentos que me encuentro cada día.  

 4. ¿Cuál es el comentario que mas te ha gustado de los que te han hecho en el blog?
Los que tienen que ver sobre cómo el Fragmento les ha hecho sentir.  

5. ¿Crees que la Literatura en papel morirá?
No. Y si me equivocase, daría igual, porque lo que jamás morirá es Ella, independientemente de su soporte.

6. ¿Crees que el pensamiento y el lenguaje se está deteriorando por el uso de internet?
No, creo que se está deteriorando por el uso de la gente.  

7. Si tu estilo al escribir se pareciera al de un escritor/a concreto ¿A quién elegirías?
Creo que si alguien  ha de definir mi estilo, ese, no he de ser yo en ningún caso. Erraría.  

8. ¿Te sientes capaz de escribir cualquier género literario?
Sí, capaz sí, con ganas, no.  

9. ¿Tienes alguna cita favorita de un escritor/a?
Seguro que sí, pero ahora no podría decir ninguna, me vienen a la mente cuando las necesito.  

10. ¿Crees que hay una literatura femenina?
No, no creo en la literatura ni femenina ni masculina, solo en La Literatura. 

11. ¿Qué libro, de los que ya están escritos, te gustaría haber escrito tú?
 En realidad, lo que me gustaría es escribir un libro que la gente quisiera haber escrito.

Objetos sin tiempo

A veces, las cosas más sencillas, más simples nos atrapan en su simplicidad, en su entrañable modo de ser, de entregarse.
Me refiero a esos objetos casi primitivos que ahora quedan relegados a museos etnológicos, o al fondo de los armarios de los abuelos. Me encantaba ver moler el café en esas cajitas cuadradas, de madera casi de café, tanto por el color, como por el olor de tantas veces moliéndolo, que se abría por una esquinita y entraban los granos fuertes, enteros y que con una manivela se les iba moliendo, reduciéndolos a polvo, y que parecía fácil y cuando insistías mucho para que te dejaran moverlo, se te cansaba la mano y no crujía con el mismo ritmo que a ella, o la chocolatera, que con la maza iba esponjando el chocolate, o ese ajetreo de palillos que se movían luchando para crear una puntilla, enganchados los hilos en alfileres y bailando un vals sólo conocido por la mano y los bolillos, de donde surgía una tira de espuma de hilos y vacíos... cómo sonaban, cómo olía el café, el chocolate, qué hermosos esos utensilios hoy tan lejanos, como el botijo, ese objeto de barro, que sudaba para que el agua viviera siempre fresca, siempre dispuesta a derramarse por tu boca abierta a la espera de ese chorro que nunca parece llegar y que luego se desborda por toda la cara..., y te da risa y lo dejas agradecido, hasta la próxima sed. Si es porrón, tendrá vino, como la bota, esa de cuero vuelto... o la navaja que servía para todo... esos objetos humildes que ya no están, que se extinguen con apenas un suspiro, sin querer molestar, los que fueron la tecnología de los abuelos de nuestros abuelos.
Qué entrañables objetos, ahora, imposibles.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Algo más

Un día cualquiera, normal, como todos, puede dejar de serlo de inmediato. Un accidente, un encuentro, una novedad, un giro insólito que ataca directamente la rutina, agitándola y despertándonos. Que el suceso sea bueno o malo es independiente, con que sea inesperado ya cumple.
A partir de él, se crearán nuevos movimientos, desajustándolo todo; horarios, ideas, sentimientos, acciones, pensamientos. Nada quedará indiferente, hasta que de nuevo, la normalidad lo suaviece, limando los cantos de lo extraordinario hasta que se domestique, sea manejable.
Lo bueno está en que no se necesite de un acontecimiento, feliz o no, que venga recordarnos lo que tenemos, que esa rutina no llegue nunca a ser una losa, que las horas no se repitan, que las pequeñas cosas se encarguen de diferenciarlas, recuperando esa capacidad infantil, incansable, de sorprenderse siempre con lo mismo, porque un niño jamás ve nada igual. Saben que cada piedra del camino cuenta una historia y que si las sabes escuchar, nunca es la misma.
Es convocar conscientemente el asombro, el descubrimiento y la añoranza que teníamos, o tenemos, cuando las circunstancias nos eran, o nos son, novedosas. Intentar ver lo viejo como nuevo. Las personas sentenciadas por una enfermedad mortal e inminente, apuntan que aquello que despreciaban por habitual ahora lo encuentran de lo más excepcional, ven lo que habían dejado de mirar. La vida.
Uno se habitúa solo a respirar y quizá eso sea el problema.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Fragmento de Errantes.

Hoy, como siempre que descubro algo que no supe distinguir ayer, me he asombrado ante el hecho inquietante de que me sigue una figura negra; es alarmantemente familiar y nunca igual, se alarga o acorta, va delante de mí, detrás, a los lados y todos esos ángulos a la vez. Nace de mis pies, me prolonga. No tarde mucho en darme cuenta de que la creaba yo. Intenté pisarla a ver si me dolía, pero no, y a ella tampoco pareció afectarle. Es muy escurridiza, cuando quieres cogerla no se deja. Te huye, es imposible atraparla. Lo intenté con otra, y así añadí a lo que sabía, que la mía no es la única, que todos y todo tienen una. Es entre divertido y frustrante jugar con ellas. Me pasé el día persiguiendo a las que vi, los demás me miraban y se sonreían, no sé si sabían exactamente lo que estaba haciendo.
 Rompí a llorar cuando, al ponerse el sol, desaparecieron. Mis nuevas amigas ya no estaban, y no tenía ninguna garantía de que volvieran; igual solo estaban hoy, mis sentidos cambiaban mientras aprendían a mostrarme el mundo. Mamá me cogió en brazos y trató de calmarme pero era inconsolable. Me entró dentro, encendió una luz y me callé en seco: ahí estaban de nuevo, mi sombra confundida con la de mi madre. Las manos se me iban tras ellas, y mamá sonriendo, comprendió.
Esa noche, le dio cuerda a la cajita de música, como siempre pero hizo algo que jamás había hecho antes: fue a por una sábana blanca y una vela; la encendió y la fijó delante de la tela, mi madre se puso entre ambas y con una habilidad mágica dominó, ante y para mí, lo que yo no había podido ni tocar: en ese cielo blanco vi pájaros volando, conejos que corrían, perros con las fauces abiertas; docenas de figuras surgían de la luz, para convertidas en sombras, fascinarme; se alargaban titubeantes cuando la vela derramaba más cera, oscilaban si el aire movía la llama, vivían más allá del reflejo que les daba forma. No podría decir cuándo dejé de verlas para soñarlas, los ojos se me cerraban sin quererlo.
A partir de esa noche, mi madre no dejó de interponerse entre la luz y la sábana, haciendo cada vez más complejas las sombras. Se pasaba tardes enteras recortando figuras que fijaba a unos palos largos, luego, mojándolas en luz, conjuraba a las tinieblas para que me contaran lo que ella no podía: yo oí en las luces y vi en la oscuridad domada, los cuentos que mamá había recortado esa tarde mientras renovaba la ilusión de niña ante la cercanía de la noche que los traería, y anticipaba la mía. Las sombras me trajeron sus palabras mudas y pude rescatar del silencio, burlándolo, lo que ellas me contaron y él me negaba.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Errantes ya se vende

ERRANTES, ya se puede comprar, si te interesa, en la Librería Viridiana, de Valencia. Debido a la crisis, que llega a todos, por ahora, será el único punto de venta en España. 
Si la queréis leer, podéis encontrarla ahí, y la mandan por correo si estáis lejos de Valencia.

El lunes pondré otro trocito de Errantes, para quien quiera asomarse a su universo.

Gracias por leerme.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Ternura y hambruna

Una de las cosas más terribles y tiernas de las que me he enterado hoy, como podía haberme enterado ayer o nunca, es un recurso de madre en tierras pobres, y de hambre, aunque más que de hambre, de hambruna.
El ingenio se agudiza cuando lo básico escasea, siempre. Los resultados pueden ser peligrosos, risibles, válidos, brillantes, pero éste en especial, me pareció de una ternura tristísima.
La madre pone a los pequeños sentaditos alrededor de un fuego, en el fuego coloca un puchero, lo llena con agua, y lo va removiendo con la cuchara de palo, rato y rato y rato, y les cuenta lo buena que va a ser esa sopa, y les enumera lo que echará en ella, y sigue moviendo la cuchara y los niños hambrientos siguen sus evoluciones, calentitos por el fuego, arrullados por la voz de la madre, dulce, envolvente, hipnótica... hasta que se duermen, y ya en los sueños, ella quita la olla y al despertar los niños están contentos porque soñaron que habían comido.


Sí, es un truco tierno, terrible, emocionante...


lunes, 11 de noviembre de 2013

Historias

Lo que nos une, desde el primer fuego hasta ahora, es escuchar historias, unos las cuentan, los demás escuchan y las vuelven a narrar.
Siempre nos han atraído: es la base de cualquier arte; todos cuentan, todos son historias de luz, color, palabras, melodías.
Nos movemos entre narraciones, las de la calle, los amigos, los libros, el cine, las nuestras que inventamos... no sabemos vivir sin ellas. Nadie ha pasado jamás ni un solo día sin un relato, nunca. La mente humana necesita de ellas, las emociones, los pensamientos, los sueños, los actos, todos son reflejos de esas historias, las que nos van configurando y dando pautas. Ellas nos crían, nos sostienen y nos acompañan. La red social está tejida de ellas. Nos encanta que nos sorprendan. Y aquí va un ejemplo.
Un día, dos padres, uno rico y otro pobre, llevaron a la cima de la montaña a sus hijos aún pequeños: el primero situándole donde pudiera ver bien, le dijo contento: Mira, un día de estos todo esto será tuyo.
El segundo, subió al hijo y asegurándose que viera bien, dijo feliz: Mira.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Liebster Award

Mi blog Universo Introito recibe el premio Liebster Award.Yo nomino a otros q también lo merecen.Quieres saber cuáles?http://t.co/eiUAoU895a
 
 
Con esto quiero,  primero, dar la ENHORABUENA, a mi amiga y escritora Reyes García- Doncel, no solo por el premio a su blog, sino por su escritura en general.  Y segundo, agradecerele, sinceramente, que haya nominado mis Fragmentos para el premio Liebster Award.
Somos muchos los que escribimos por la red, y esto es una gran empuje para que nos leáis.
 Gracias a vosotros, los lectores.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Para leer Errantes

Quien quiera leer Errantes, que se ponga en contacto conmigo, independientemente de donde viva; las palabras llegan a todo el mundo.

Por mensaje privado en facebook por ejemplo, quien no tenga mi mail.


miércoles, 6 de noviembre de 2013

Sueños

A veces, he hablado de los sueños como anhelos, ilusiones, esperanzas, pero hoy quisiera referirme a ellos como lo que vemos y sentimos mientras nuestra mente duerme.
Dejando a un lado a Freud y su interpretación de los sueños -que eso sólo daría para mil fragmentos-, sin meterme en las especulaciones científicas de si son impulsos eléctricos o asimilaciones necesarias para que el cerebro se desconecte y no estalle, sin ni siquiera nombrar que hasta los animales sueñan, o meterme en la polémica de en si son o no adaptativos, obviando el tema de sus fases; ondas alfa, beta, theta y REM, y sin extenderme en sus causas. Sólo hablar de ellos.
Hay personas que no los recuerdan, otros que sueñan sólo en blanco y negro, otros en color, los hay tan vívidos que a veces, te paras a recordar algo soñado y lo mezclas con recuerdos reales. Esas experiencias nocturnas, esa doble vida íntima y reconocible en otros.
Por ejemplo, la sensación de volar, o la de no poder escapar o correr, la de visitar lugares conocidos en los sueños de antes, como visitar una casa en la que ya estuviste en uno anterior, o reconocer a personas amigas de otras noches. Un universo con dimensiones acotadas y reconocibles. Un paseo por mundos familiares.
Una de las cosas que más me encantan de los sueños, es lo bien que te manejas en ellos -si no es una pesadilla, vamos-, me explico; ante una situación que durante la vigilia sería imposible de superar, en este terreno onírico, todo se puede. Si te preguntan algo que no sabes, dices cualquier cosa, sabiendo que no es la correcta, pero con la plena seguridad de que va a colar. Si has de hacer algo que no tienes ni idea, no te amilanas, lo haces, independientemente de que quede bien o mal. Puedes volar si te van a coger, cerrar los ojos y que no te vean, desaparecer o aparecer a placer..., eres libre y las férreas normas físicas del mundo real, aquí no rigen.
Qué liberación saber que estás soñando, que eres invulnerable, omnipotente y omnisciente; tu propio dios, tu mismo adorador.
¿Será por eso que son necesarios los sueños?

lunes, 4 de noviembre de 2013

Espacios

De un espacio a otro no hay tanto.
Aunque en el traslado te llevas contigo, sólo cambia el escenario. Eres más tú, quizá, fuera de tu propio ámbito. Has de moverte en un entorno diferente al acostumbrado, te pones a prueba. Es todo un reto.

Otro tiempo, otro momento, diferentes calles, idiomas, gentes. Visitar en horas, lo que antes constaba días, meses. Ir alegremente a lo que antes se enfrentaba con susto, y testamente hecho, es una de las ventajas de la técnica. Magia: ahora aquí, ahora allí.
Aún así, a ti no te dejas, sólo abandonas, por un tiempo, la rutina diaria, para al llegar, adornarla, mejorarla y soñar con el siguiente espacio, lejos de todo, menos de ti mismo.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Crear

Uno construye, otro viene y lo destruye. Y así van las cosas. A cualquier nivel. No es una queja, es una realidad. Lo que intentamos siempre, después de la destrucción es que no nos afecte demasiado, o ver por qué fue arrasado y empezar a crear de nuevo, lo roto o quizá otra cosa.
Desde la autoestima, hasta una ilusión, o un proyecto, un trabajo, un algo..., uno hace y otros deshacen. Y la primera vez que te enfrentas a eso, de niño, es cuando empiezas a entrar en el mundo del adulto. Dejas la ingenuidad, aprendes a defenderte, a entender que dejar, no es que te quiten las cosas, que a esperar de alguien algo, no es frustrarte porque no te lo den..., aprendes a que a pesar de que te destruyan, has de ser mucho más fuerte, y seguir creando.

martes, 29 de octubre de 2013

Imágenes sobre imágenes

Detrás de una puerta hay otra que abres y que da a un pasillo largo y eterno que comienzas a recorrer, las piernas se cansan pero la mente insiste y no las deja flaquear, las distrae pensando en cualquier cosa, y cuando menos te lo esperas, cuando ya iban solas, llegas al final de ese interminable corredor donde quizá hayan transcurrido años, siglos mientras lo recorrías. Te encuentras con que hay otra puerta. La intentas abrir pero no cede. Estás un rato maniobrando el pomo y hasta la golpeas con el cuerpo, pruebas con los insultos, pero no hay caso: no se abre. Miras a tu alrededor pero solo están las paredes que crean el pasillo por donde viniste. Se te pasa por la mente regresar. Los pies aún duelen, la mente rechaza la idea. Te sientas, después de haber intentado de nuevo abrir la puerta que impide que avances. Puede que hasta caigas en un duermevela que te sumerja en la sensación lejana de que habías abierto una puerta que conducía a otra y que esta daba a un pasillo kilométrico que terminaba a su vez en una puerta cerrada donde te acurrucabas a soñar.

lunes, 28 de octubre de 2013

Errantes, enlace

Hoy os pongo el enlace de la novela.
http://www.parentesiseditorial.com/ERRANTES-isbn-9788499192413.html


Y el miércoles, otro fragmento.

Gracias

viernes, 25 de octubre de 2013

Primera página de ni nueva novela ERRANTES



Soy Alba, o mejor dicho, lo seré dentro de nueve meses, cuando mi madre, que acaba de saber que me espera, tras un parto difícil vea, a la vez, nacer el día y a mí; de esa coincidencia viene mi nombre.
Tengo un don que he de aprender a manejar desde aquí, si no quiero que se convierta en maldición: Sabré ver dentro del alma de los demás. Nadie me mentirá sin que lo sepa, el disfraz de las palabras será transparente. Es un don terrible y peligroso, habré de dominarlo a la perfección. Si lo consigo, podré cambiar cualquier acontecimiento antes de que pase; lo que ocurre sucede porque se ha pensado antes.
Por lo pronto, voy a alterar el destino de mi madre.
Ella, por supuesto, ya tiene nombre pero nunca lo dice; es muda y analfabeta, así que deja que los demás le pongan el que quieran cada vez, aceptándolos con una suave sonrisa; en mi madre todo es dulce y delicado. Es una mujer menuda, frágil que vive una vida equivocada. Yo le daré un giro a su destino, bueno, en realidad lo hará mi padre. Él sabrá quererla.
La vida de mamá solo ella la sabe; no debió de haber sido fácil, otra persona cualquiera quizás no la hubiese sobrevivido, pero mi madre, de apariencia tan desvalida, es resistente a cualquier adversidad. Sé su secreto, no ha podido ocultármelo a mí, que estoy en ella. Ha aprendido a salirse de la realidad; si el cariz que toma es peligroso o desagradable, deja su cuerpo solo mientras se refugia en una esquinita de su mente. Ahí tiene escondido lo más bello que ha ido encontrando a lo largo de sus días: una muñeca con tres vestidos, dos muy bien confeccionados y el tercero más bien torpe ¾creo que lo hizo ella misma¾; cuentos de dibujos brillantes, y uno especial, que al abrirlo y girar las páginas, muestra en relieve lo que dicen las letras que nunca aprendió a leer; hoja tras hoja surge, de la nada, un palacio de cartón protegido por una fosa profunda habitada por cocodrilos, un bosque de árboles milenarios que susurran contra el viento sabios consejos, un gran pez de fauces abiertas a punto de tragarse un anzuelo, una montaña nevada que esconde tesoros de enanos avaros, y, al final, una mesa vestida de banquete real.
En su rincón hay muchas cosas; juego con ellas ahora que las tengo a mano, porque cuando nazca, lo ocuparé casi todo, desplazándolas un poco, lo justo para que a mamá le quepan recuerdos míos.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Errantes

Acaba de llegar mi novela Errantes. En nada está en las librerías, y pronto la presento.
Y como dije, esta semana, el viernes, pondré el principio del primer capítulo aquí.

Gracias a quienes me leéis

lunes, 21 de octubre de 2013

Nada nuevo bajo el sol

No hay nada seguro, lo que creemos tener no lo tenemos, lo que pensamos saber, no es tan cierto. La vida en sí misma es insegura. Nos agita y vapulea quitándonos y dándonos lo que ni imaginamos, todo es cambio: hemos de adaptarnos. Esa seguridad cómoda que como espejismo nos parece real, no lo es.
Nada bajo el sol lo es.
Los cambios continuos es la única variable inamovible. Lo que ahora es, no lo será un día cuando abramos los ojos y veamos que todo es distinto a lo soñado, planeado, vivido, y a pesar de eso, se ha de seguir, desde la incertidumbre de estar vivos.
Una puerta sin puerta que nos muestra, invariablemente, lo lejos que estamos de esa comodidad cotidiana que estalla en mil pedazos cada día. Unos más que otros.

viernes, 18 de octubre de 2013

Entre zonas

Hay preguntas incontestables que seguimos haciéndonos, desde que aprehendimos que no somos eternos.
Una de ellas, es qué sentirá un suicida, por qué adelanta su final, hasta qué punto se arrepiente, cuando ya ve que no hay remedio, de haberse despedido de sí mismo antes de hora.
Los mitos y elucubraciones que se han acumulado a lo largo de la historia sobre ese momento entre la vida y la muerte son muchas y la mayoría hermosas; esa despedida de un estado al otro es lo que más cercano creemos tener; desde Caronte y su barca, las monedas sobre los párpados para pagar el peaje, incinerar el cuerpo para que el humo llegue mejor, enterrar los restos con todos sus bienes y mascotas para que no esté solo cuando despierte en la otra orilla, hasta esa luz que dicen se ve al final de un túnel oscuro donde se proyecta la vida que se vivió, pero esta vez con sentido.
Es como si creyéramos que en esos segundos en los que todavía no morimos pero ya no vivimos, nos dieran la clave: saber antes de desaparecer, o saber que nunca dejaremos de recordarnos. Una última concesión a nuestra capacidad humana de ser uno mismo. La que nos da miedo perder en la Nada.
Por eso, uno que ha acelerado el proceso, a la fuerza, ha de experimentar algo diferente, ya que antes de dar el paso, pertenecía al otro lado, vivía desde él, y ni la vida con su fuerte instinto, le recuperó: ya había cruzado el margen antes de atravesarlo.
Ese instante de tránsito, donde se crean fantasmas y aparecidos, es una zona para soñar que vives, si ya has muerto o que moriste si aún estás vivo.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Distancia

Qué pocas veces se puede retener el momento, qué poca gente puede llenar un espacio y convertirlo en eterno sin límites, vínculos más allá de los vínculos, vidas compartidas en la distancia, sin tiempo ni fin.
Qué difícil sentirse uno mismo con alguien a quien no vives a diario pero sí está cada día, desde más allá del comienzo, dentro, al lado, presente en la ausencia. Esas amistades que nos han configurado y regalado parte de lo que somos y seremos. Y que a veces, pocas, puedes compartir con ellas mismas, bajo un trocito de realidad. Son recuerdos vivos que ayudan a que la grisura de los días se iluminen durante unos instantes eternos, ayudando a sobrellevar el tedio del día a día, de la espera, de los sueños, de la realidad que siempre viene a poner las cosas en su sitio, pero que también, en ocasiones, nos permite experimentar esos momentos reales como pocos aunque imposibles.
Hay personas que son parte de nosotros sin ser parte de lo cotidiano. Y no por eso son menos importantes en nuestro andar diario. Quizá lo sean más.

lunes, 14 de octubre de 2013

Vistas

Hay imágenes que resaltan entre las demás: un árbol de hojas moradas; una calle mojada que refleja como un espejo lo que ve permitiéndotelo ver a ti mientras avanzas; una escena con niños que juegan o se pelean o piden o lloran; escaparates coquetos, otros más siniestros, como los de ese taxidermista un tanto polvoriento y descuidado que eterno, nos muestra ojos de vidrio, cabezas apolilladas, cuerpos de serrín; olores que se ven porque nos traen recuerdos de lugares y personas que olían igual; cielos con nubes, sin ellas, negros, blancos, estrellados, lunáticos; pasajes silenciosos; calles bulliciosas; paradas de autobuses donde se escuchan conversaciones de todo tipo; gentes que pasan, que se paran, que se miran, que te miran.
Imágenes que por lo que sea captan la atención, y con ellas, te diluyes, te fundes; descansas de las tuyas propias y te llenan.
Imágenes vivas.

viernes, 11 de octubre de 2013

Historia, historias

La Historia está escrita con las grandes vidas y hechos de grandes personas y acciones, pero no solo con eso, también entran, y sin ellas no existiría, esas historias mínimas repletas de la vida diaria de todos nosotros, los que hacemos hueco a los grandes que traen los cambios. 
Esas historias de cada día, brillantes en su cotidianeidad, son el entramado real de la Humanidad. 
No hace falta irse a encontrarlas en los libros, se ven a cada paso, a cada momento, en cada esquina: ese mendigo que monta una especie de mercadillo hecho con trozos de lata en forma de bicicletas o ceniceros, con libros desechados, juguetes rescatados a la basura, con la dignidad intacta porque vende, no pide. Los que no han tenido tanta suerte con la inteligencia y se pasean por las calles luciendo su manía, como uno que se disfraza cada vez de algo diferente, ya sea mariachi, médico o ejecutivo. pero muy bien arreglado, tanto que su hermana se queja de lo que les cuesta los trajes, la ruina. Esas mujeres que antes de comprar para la familia comentan a su modo doméstico de entender la política lo que sucede. Los ancianos que miran pasar desde los bancos a los jóvenes que no saben si van o vienen.
Las historias que somos.
La Historia que hacemos.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Ojos cerrados

Cerrar los ojos, relajarse, permitir que el tiempo transcurra, por el mero placer de dejarlo marchar sin necesidad de más, es tan necesario como aprovecharlo, mimarlo... hay tan poco. La soledad así convocada se llena de uno, acaparando la totalidad del instante.
La mente libre vuela recorriendo caminos ya hollados o se aventura por sendas desconocidas, buscando aquello que ni nosotros sabíamos que queríamos encontrar, pasos etéreos que recorren atajos imposibles de ver con los ojos abiertos, distraidos por la vida, atareados en ella, sorprendiéndos con imágenes imposibles que vienen a tocarnos el hombro, suavemente, despertándonos inquietudes, renovando posiciones, ayudando en esa oscuridad intima a ver lo que la luz nos ciega.
La armonía de la soledad buscada, de los sentimientos libres, del intento de comprender el absurdo coherente de un tiempo, del Tiempo que tenemos, que hemos de tejer con sueños realizados. Pero primero los hemos de desear.
Cerrar los ojos, escucharnos desde dentro, saber que sólo ahora, solos, estamos más cerca de todo. De nosotros.

lunes, 7 de octubre de 2013

Romper

A veces con cambiar mínimamente las cosas, el giro es impresionante.
Estamos convencidos de que somos invariables, que lo que nos rodea lo es: esa calle de siempre, esos comercios, árboles, gente. Y no es verdad.
No solo no te bañarás en el mismo río dos veces sino que jamás nada se repite. Creemos que lo hace; no es así, ni nuestro rostro es igual cada día, ni los pensamientos, emociones, y resoluciones lo son. Tendemos a crearnos un mundo asequible donde para vivirlo, nos habituamos a lo que nos rodea, así el cerebro, siempre listo, optimiza sus recursos, pero somos más que la suma de nuestras partes, y esa economía mental, a veces, se vuelve en nuestra contra. 
Cuando vivimos engañados en nuestro pequeño entorno, cuando aburridos de él, empezamos a no verlo, hay que cambiar ligeramente el modo de actuar, romper ese hábito correcto porque pronto dejará de ser útil para ir en nuestra contra.
Se ha de renovar lo rutinario con nuevos enfoques porque si no corremos el peligro de creernos que ya lo tenemos todo hecho, y ni siquiera hemos empezado.

viernes, 4 de octubre de 2013

Hay días

Hay días en los que cabe de todo;como si cada hora fuera vivida en diferentes lugares: puedes andar entre calles deprimidas donde, para evitar que la gente salte, hay hincados sobre la parte alta de sus paredes cristales que sólo con mirarlos duele; sentarse en el césped verde y observar cómo los niños se divierten mientras los padres, vigilantes, se relajan -quizá los mismos críos que si no tuvieran cristales esos muros, los asaltarían, o los mismos padres que si vivieran más abajo, los pondrían-; asistes a un concierto en una capilla bizantina de clave, viola da gamba y voz de contralto que te retrotrae a ambas épocas, sentada en la tuya propia; te mezclas con personas vestidas con sus mejores galas y perfumadas hasta el mareo, que beben y prueban canapés de sabores encontrados; mezclas a veces afortunadas, otras, menos; tomas un café con amigas entrañables a la que cuentas tus planes, esos que nunca acaban de llegar y que cuando lo hacen, estás en otras cosas ya, y los disfrutas después.
Hay días en los que todo cabe, otros en los que parece que nada sucede, los más van pasando y uno recoge de ellos ese sabor a cotidiano que nos va marcando el ritmo, los menos son los excepcionales; el cúmulo final de un camino que se recorre en los días más humildes, los llenos de esfuerzo, pasitos y pequeñas alegrías, los más normales; de ahí salen los llamados grandes días, todo quimera sin esas horas de atrás. Pero a veces, cuesta tanto andarlas, aunque no hay otra manera de llegar a un sito que no sea con un pie detrás de otro, un día detrás de otro, una ilusión detrás de otra.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Escombros

Hay veces que un edificio en ruinas, o en esa fase de demolición en la que todavía no es puro escombro, queda como partido, mostrando impúdicamente lo que las paredes ahora inexistentes guardaban; las distintas habitaciones con sus papeles pintados, algún cuadro, muebles que no se quisieron llevar o no pudieron, porque les pilló desprevenidos su hundimiento, sanitarios, objetos que de lejos nos recuerdan a los que tenemos en casa: lámparas, muñecos, alfombras. Sobrecoge.
Es el cuerpo agonizante de lo que todavía no está muerto, del que estuvo vivo. Es desolador, incluso inquietante, ver abiertamente aquello que la gente que habitaba en ese espacio, ahora roto, utilizaba y quería. Intimida un poco, como si estuviéramos espiando algo indebido, mirar esos espacios descarnados que los acogía. Era el hogar, el refugio del mundo de unos propietarios que forzosamente han tenido que abandonarlo. Habitaciones que nunca habríamos visto y ahora se muestran desnudas, impúdicas pero a la vez, turbadas, incompletas, asustadas, abandonadas a su suerte sin acaban de entender qué ha sucedido.
Una de las imágenes más impactantes tras una catástrofe, un bombardeo, es la de esos edificios abiertos, destrozados, imposibles de habitar pero todavía llenos de lo cotidiano, igual que una casa de muñecas a la que se puede ver con un simple movimiento de sus paredes, pero siniestra.
Contemplar las ruinas de algo que en su día nos acogió, siempre duele.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Renacer

¿Qué siente el fénix cuando arde?
Me pregunto si sabe que renacerá, o si por el contrario, se abandona, casi agradecido a las llamas porque ya hacía tiempo que estaba débil, apagado, apático, triste al comprobar sus plumas mustias, opacas. El final.
No sé si cada vez que ese incendio renovador le reduce a cenizas le duele, o lo espera con el ansia de la renovación.
Qué animal más extraordinario, renacer de sus cenizas, resurgir de su propia decadencia, levantar el vuelo aún más fuerte que antes de morir abrasado por un fuego que no quema, renueva.
Pero... ¿y si no lo sabe? Qué espantoso tiene que ser sentirse arder, no entender ni de donde salió el fuego, ni por qué le envuelve. Impotente protagonista de un proceso ancestral que le reducirá a un polvillo gris. A nada. Pero no para él.
Cómo será cuando cada una de esas partículas se busquen de nuevo, para unirse, recuperando la energía, la forma, la belleza imperfecta de la vida.
Desde lo inerte surgirá con más fuerza, más libre, porque ha vencido a la muerte.
Bella metáfora, bonito consuelo. O terrible maldición: depende de saber si el fuego te consumirá o te liberará.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Tao

Según el Tao, el libro del Camino, la no acción es la más positiva; el hecho de saber esperar, no afanarse, da mejores resultados que ir a todas partes sin más.
"Cuando nada se hace, nada queda por hacer", también dice; "La verdadera sabiduría se alcanza, dejando que las cosas sigan su curso. Nada se logra interfiriendo".
Visto con los ojos de Occidente suena extraño, rozando incluso el desacato, codeándose con la pereza y el desánimo. Pero visto con los ojos rasgados de Oriente, no. Para nada es una incitación a la inactividad, a no ser dueños de nuestros destinos, a dejarnos en manos de quien sabe quien. No. Es más bien la serena certeza de que hay que saber que la realidad se nos escapa de las manos, la humildad milenaria de entender que el afán humano no depende sólo de nosotros, sino de todos, como fichas de dominó que se colocan una detrás de otra y que al tirar la última, por arrastre, hace que caiga la primera, que además, no sabe por qué cayó: No hizo nada. Sólo estaba allí. Como todos nosotros, que estamos donde estamos y hacemos lo que hemos de hacer, con todas nuestras fuerzas.
Pero hay un punto en el que hay que saber esperar, porque ya no depende de nosotros, sino del resto del juego. La no acción, en este caso, es aguardar serenamente, con sonrisa milenaria, a que las demás fichas caigan y nos vuelvan a situar para renovar fuerzas y seguir adelante con nosotros mismos.
Aquí, sin más poesías, se le llama suerte.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Dichos

Se dice que hay que tener cuidado con lo que se desea, porque puede llegar a cumplirse. De niña esa frase siempre me inquietó; si se anhela algo, es precisamente para que se cumpla, pensaba yo. Y ahora, entiendo algo mejor lo que quería decir semejante contrasentido.
Es verdad, a veces, que el sueño realizado, no es lo que se pensaba; la realidad siempre es bien diferente a lo ideal, en la imaginación, pocas veces, se ven los inconvenientes de lo largamente acariciado. Y los tiene.
Aún así, sigo prefiriendo soñar y luchar por alcanzarlo, que no tener nada por lo que pelear. La motivación que da ese intento, la culminación de ese deseo es tan grande, tan arrolladora, que vale la pena arriesgarse a que su final no sea, en absoluto, el que se pensó tantas veces, de tantas maneras diferentes. La realidad ya se encarga de ir moldeando la idea pura, adecuándola a la vida real, y si sigue en pie, hay que ir a por ella.
Es verdad que cuando llega lo tantas veces acariciado, no es cómo se pensó ni viene en el momento correcto. Las circunstancias no son favorables, o los pasos ya van en otra dirección, o simplemente, ya es tarde para que lo podamos disfrutar como lo hubiéramos hecho cuando se comenzó a caminar en su búsqueda. Pero peor habría sido ni haber dado el primer paso.
A pesar de arriesgarse a encontrarse con ese sueño donde nunca se imaginó que podría estar, es bueno toparse, aunque sea de bruces, con él.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Deslunados

De chica me encantaban los deslunados, las terrazas, los garajes, esas partes de las viviendas a las que no se hacen caso, desvanes incluidos.
Recuerdo, cuando iba a visitar a mi abuela, su deslunado; era donde se tendía, y claro, caían cosas inevitablemente: pinzas, prendas de ropa, era lo normal pero había de todo; cacharros, escobas, juguetes..., y lo que más me gustaba era intentar pescarlos. 
Tras besar a mi abuela, intentaba que me dejara jugar en su desván sin conseguirlo, así que cuando los mayores empezaban a hablar, me despistaba e iba corriendo a pescar: recuperaba el hilo con pinza que siempre tenía guardado detrás de las macetas y procuraba coger lo que fuese que ese gancho precario agarrase.
Era divertidísimo, y encima estaban los gatos que creyendo que les daba comida atacaban la pesca, logrando muchas veces quedarse con la camiseta atrapada y mi decepción por no izarla tras haber estado tanto tiempo intentándolo. Valía la pena el esfuerzo cuando a pesar de los gatos y del equilibrio, subía la presa: un trozo de tela, un calcetín o una pelota desinflada. Qué tesoros. 
Por supuesto, el fruto de la pesca iba directamente a la basura cuando mi abuela me encontraba. "Pero qué le encontrará de bueno esta criatura a recoger estas porquerías": y es que los niños y los adultos no ven lo mismo cuando miran.

Aún me siguen gustando los deslunados, las terrazas, los garajes, los trasteros y los desvanes. Y si puedo intento recuperar lo que se ha dejado caer en ellos.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Otoño

Los colores del otoño, el ambiente más fresco, el olor de los ríos, de la tierra mojada, la lluvia. Es una estación mágica. Invita a largos paseos, a observar los cambios, a pensar, proyectar planes, realizar ideas, sin el revuelo que conlleva la primavera, ni el calor del verano, lejos de las nieves del invierno. 
Se respira color, cambio, melancolía, que no es mala. Solo que no se sabe apreciar. Esa tristeza poética que suele arrastrarse entre las hojas ocres es parte del otoño, y parte de las emociones más hermosas que tenemos porque nos hace abrir más los ojos a lo que nos rodea y sobre todo, a lo que llevamos dentro.
Esta estación donde se desnudan los árboles, se humedece la tierra y rebrotan las emociones es realmente hermosa.
Falta poco.

martes, 17 de septiembre de 2013

Deseos

La vida es un tanto inhóspita, nunca acaba de encajar con las aspiraciones, deseos, o simplemente un ir viviendo sin angustias. Ella se mueve por un lado, nosotros por otro. 
Los humanos además, hemos aprendido a vivirla fuera del momento, nos es posible anticiparla, atrasarla, retenerla, darle vueltas. Y eso es bueno y es malo, porque si lo usamos para liarnos, nos hundimos más de lo que el día a día lograría.
El haber aprendido a vivir fuera del tiempo nos ha abierto una puerta que es maravillosa si nos conduce al mundo de los sueños o terrible si es al de las frustraciones continuas.
Quizá el mejor modo de vivir sea ir viviendo sabiendo que una cosa es lo que sucede y otra la que, a base de intentos, caídas y subidas, nos deseamos.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Fechas claves

Mucha gente se me sorprende cuando contesto a la pregunta hecha por ellos mismos de si me gusta la Navidad o de con quién me reuno a comer o cenar ese día, o días, porque digo que en realidad, me da igual que sea o no Navidad, que yo vivo el tiempo a mi modo, siempre caótico, y en absoluto tiene que ver con el calendario, que no me siento a la mesa con nadie de mi familia, que suelo irme de viaje aprovechando los días libres, que no los voy a perder en compromisos a los que de niña no pude eludir, y que ahora, gracias a esto de crecer, sí puedo. Decido dónde, con quién y cuándo estar, comer y viajar.
Sí, algunos me miran con espanto, otros con pena, muchos con escepticismo. Pero pocos me comprenden.
Los días, las fechas deberían ser más íntimas, no tan todos-a-una. Yo celebro lo que quiero cuando quiero, ni la salida del año me interesa, ni comer con quienes no ves más que ese día ni sentir ese supuesto espíritu solidario justo, y solo, en estos días.
Nadie debería hacer nada por mandato del calendario, sino solo cuando verdaderamente se sienta. Huyo de las fechas impuestas, embutidas con calzador.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Elección

Dentro de la creación, innerente a ella quizá, cohabita normalmente una tendencia oscura que no se da tanto en otros parámetros.
Hay como una necesidad tirana que arrastra hacia la disciplina adecuada. El artista no es que sea diferente al no artista, teniendo en cuenta que todos tenemos en nuestras personalidades los mismos ingredientes, solo varían las cantidades, digo que el artista posee en su centro una necesidad vital de crear y que si no se canaliza, se malogra, se convierte en algo oscuro y no en la obra de arte a la que estaba destinada.
Por ejemplo, las mentiras. Los escritores han de fabular, inventar, crear con la realidad, es algo más fuerte que ellos mismos. Está ahí el mundo para ser reeinventado, y si no se lleva al papel, se lleva a la mentira, y desde ahí a sentirse culpables, estafadores, o simples infelices, en vez de cogerlas, moldearlas y crear.
Con las demás disciplinas sucede lo mismo: un niño que no para quieto, quizá sea bailarín; una persona que busca y rebusca el equilibrio, sería un buen intérprete; un exagerado, un actor... cientos de ejemplos.
El lado oscuro tiene también su lado luminoso. Solo hay que elegir.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Nuevo libro

En pocas semanas sale mi cuarto libro. Errantes.
Siempre da ilusión y respeto saber que lo que se ha escrito se va, se mueve para otros, ya no es de uno. 
Espero que os guste.
Antes de que salga pondré aquí un Fragmento del libro.
Palabras escritas que ahora dejan de ser mías para ser vuestras.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Ratitos

Qué pocas veces se puede retener el momento, qué poca gente puede llenar un espacio y convertirlo en eterno sin límites, vínculos más allá de los vínculos, vidas compartidas en la distancia, sin tiempo ni fin.
Qué difícil sentirse uno mismo con alguien a quien no vives a diario pero sí está cada día, desde más allá del comienzo, dentro, al lado, presente en la ausencia. Esas amistades que nos han configurado y regalado parte de lo que somos y seremos. Y que a veces, pocas, puedes compartir con ellas mismas, bajo un trocito de realidad. Son recuerdos vivos que ayudan a que la grisura de los días se iluminen durante unos instantes eternos, ayudando a sobrellevar el tedio del día a día, de la espera, de los sueños, de la realidad que siempre viene a poner las cosas en su sitio, pero que también, en ocasiones, nos permite experimentar esos momentos reales como pocos aunque imposibles.
Hay personas que son parte de nosotros sin ser parte de lo cotidiano. Y no por eso son menos importantes en nuestro andar diario. Quizá lo sean más.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Sobrevaloraciones

Se dice que en el hundimiento del Titanic, entre el caos; la búsqueda frenética de unos con otros, mantener el orden riguroso y privilegiado de las personas destinadas a intentar salvarse en esos botes salvavidas insuficientes, no por falta de dinero sino por exceso de orgullo en el diseño de un barco que se creó para no naufragar, se dice que los músicos nunca dejaron de tocar y los camareros jamás dejaron de servir los canapés en bandejas acercándose a las personas con su amable frase, tranquilizadora por lo cotidiano y nada extraordinario, de "¿quiere uno?".
Supongo que eso solo ocurrió, como la salvación, en la cubierta de los de primera clase, donde un cuarteto de cuerda y emparedados de pepino y crema de salmón eran la oferta. Abajo, con las puertas bloqueadas, los de segunda y tercera, no serían amenizados ni con cuerdas ni con delicatessen alguna.
Tampoco sobrevivieron muchos de esa zona para contar la crónica de ese accidente increíble, posible tan solo por la conjunción de varios elementos: la Naturaleza, que siempre esconde lo más terrible bajo la superficie; la falta de pericia y confianza del capitán y la soberbia humana que sobrevaloró su capacidad.
Una tragedia que repetimos a diario.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Poema; Momentos



Momentos hay en los que el sol no luce,
instantes en los que la luna dispone;
mientras luchamos
soñando que somos. 
Buscando lo incomprensible
anhelando lo imposible.

Encrucijadas hay en algún punto del camino
que nos desvían del resto.
Sendas engañosas, rutas que se zanjan.
Palabras mermadas, retumbos distorsionados,
sonidos que enmudecen, colores desteñidos.
Rememorando lo realizado
ansiando lo por hacer.

Nadie hay al otro lado,
no hay sueños que compartir.
Aislados en una sima oscura,
ensueño de luz, rechazo de las tinieblas.
Pugnando con las sombras
Intuyendo la claridad.

Sendas hay posibles,
andarlas las exhuma.
Olores, sabores, propósitos.
Esperanza. Presente. Pasado.
Olvidando lo vivido,
poniendo el alma en lo por vivir.