sábado, 29 de junio de 2013

Tao

Según el Tao, el libro del Camino, la no acción es la más positiva; el hecho de saber esperar, no afanarse, da mejores resultados que ir a todas partes sin más.
"Cuando nada se hace, nada queda por hacer", también dice; "La verdadera sabiduría se alcanza, dejando que las cosas sigan su curso. Nada se logra interfiriendo".
Visto con los ojos de Occidente suena extraño, rozando incluso el desacato, codeándose con la pereza y el desánimo. Pero visto con los ojos rasgados de Oriente, no. Para nada es una incitación a la inactividad, a no ser dueños de nuestros destinos, a dejarnos en manos de quien sabe quien. No. Es más bien la serena certeza de que hay que saber que la realidad se nos escapa de las manos, la humildad milenaria de entender que el afán humano no depende sólo de nosotros, sino de todos, como fichas de dominó que se colocan una detrás de otra y que al tirar la última, por arrastre, hace que caiga la primera, que además, no sabe por qué cayó: No hizo nada. Sólo estaba allí. Como todos nosotros, que estamos donde estamos y hacemos lo que hemos de hacer, con todas nuestras fuerzas.
Pero hay un punto en el que hay que saber esperar, porque ya no depende de nosotros, sino del resto del juego. La no acción, en este caso, es aguardar serenamente, con sonrisa milenaria, a que las demás fichas caigan y nos vuelvan a situar para renovar fuerzas y seguir adelante con nosotros mismos.
Aquí, sin más poesías, se le llama suerte.

jueves, 27 de junio de 2013

Deseos

Se dice que hay que tener cuidado con lo que se desea, porque puede llegar a cumplirse. De niña esa frase siempre me inquietó; si se anhela algo, es precisamente para que se cumpla, pensaba yo. Y ahora, entiendo algo mejor lo que quería decir semejante contrasentido.
Es verdad, a veces, que el sueño realizado, no es lo que se pensaba; la realidad siempre es bien diferente a lo ideal, en la imaginación, pocas veces, se ven los inconvenientes de lo largamente acariciado. Y los tiene.
Aún así, sigo prefiriendo soñar y luchar por alcanzarlo, que no tener nada por lo que pelear. La motivación que da ese intento, la culminación de ese deseo es tan grande, tan arrolladora, que vale la pena arriesgarse a que su final no sea, en absoluto, el que se pensó tantas veces, de tantas maneras diferentes. La realidad ya se encarga de ir moldeando la idea pura, adecuándola a la vida real, y si sigue en pie, hay que ir a por ella.
Es verdad que cuando llega lo tantas veces acariciado, no es cómo se pensó ni viene en el momento correcto. Las circunstancias no son favorables, o los pasos ya van en otra dirección, o simplemente, ya es tarde para que lo podamos disfrutar como lo hubiéramos hecho cuando se comenzó a caminar en su búsqueda. Pero peor habría sido ni haber dado el primer paso.
A pesar de arriesgarse a encontrarse con ese sueño donde nunca se imaginó que podría estar, es bueno toparse, aunque sea de bruces, con él.

martes, 25 de junio de 2013

Contrastes

Dentro de la creación, innerente a ella quizá, cohabita normalmente una tendencia oscura que no se da tanto en otros parámetros.
Hay como una necesidad tirana que arrastra hacia la disciplina adecuada. El artista no es que sea diferente al no artista, teniendo en cuenta que todos tenemos en nuestras personalidades los mismos ingredientes, sólo varían las cantidades, digo que el artista posee en su centro una necesidad vital de crear y que si no se canaliza, se malogra, se convierte en algo oscuro y no en la obra de arte a la que estaba destinada.
Por ejemplo, las mentiras. Los escritores han de fabular, inventar, crear con la realidad, es algo más fuerte que ellos mismos. Está ahí el mundo para ser reeinventado, y si no se lleva al papel, se lleva a la mentira, y desde ahí a sentirse culpables, estafadores, o simples infelices, en vez de cogerlas, moldearlas y crear.
Con las demás disciplinas sucede lo mismo: un niño que no para quieto, quizá sea bailarín; una persona que busca y rebusca el equilibrio, sería un buen intérprete; un exagerado, un actor... cientos de ejemplos.
El lado oscuro tiene también su lado luminoso. Sólo hay que elegir.

domingo, 23 de junio de 2013

Aún más

Cómo me gusta que de repente todos los planes cambien de arriba a abajo por algún imprevisto -si es bueno, mejor-. Ahí estás; con el día montado, ajustado hasta el milímetro, y zas, te entra algo no contado que has de reubicar para que encaje.
Las prioridades primero, a lo que se puede posponer se le mira de reojo para ver que conviene; si mañana o si con un esfuerzo, hoy. Aceleras la rutina, que suele llevarse a cabo con calma, sobre todo, por lo pesado que es hacerla día tras día tras día, y esa prisa hasta la anima.
Intentas que no se pase nada; la mente trabaja deprisa para maximizar el éxito y asentarlo todo lo más eficazmente posible. Son varias las maneras de reubicar las piezas del tétrix improvisado, y cuando sientes que esa es la mejor, un orgullo infantil te invade. Hecho. Ya está todo en orden; se ha logrado sacar más partido a las mismas horas. Grande.
Ahora a disfrutar de la pieza que nos hizo distribuir la mañana de nuevo. Lo que cabe en un día es más de lo que ponemos. Siempre.

jueves, 20 de junio de 2013

Espacios

El intento de todos por realizarnos, sentirnos contentos en nuestra piel, trascendernos, entender... el intento de vivir con sentido nos hermana, aunque nos diferencia, ya que cada uno comprende ese intento a su manera.
Hay factores comunes en esa búsqueda, pero muy superficiales, aunque por fuera parezcan lo mismo al comentarlos, pero no lo son; ya que somos impenetrables, lo que decimos se aleja ya de lo que pensamos, nos comportamos con papeles que vamos aprendiendo a interpretar, los contextos mandan, somos islas entre islas, a veces con más fortuna, a veces con menos. Podemos estar muchas de estas islas juntos, pasar buenos ratos, compartir tramos de vidas, trabajos, ilusiones... pero en el fondo, no acabamos ni de conocernos ni de darnos a conocer. Algo hay en cada uno que no sale a la superficie.
Somos desconocidos aún compartiendo espacio, quizá ese intento de ser, es lo que nunca intentamos ver.

lunes, 17 de junio de 2013

Respuestas negadas

Los vivos necesitamos de los muertos para encontrar un sentido a la muerte. Los cuidamos y mimamos, les compramos nichos, ataúdes, panteones cómodos y lujosos. Les llevamos flores, los invocamos desde tableros, rezos, fotos que presiden salones o llenan cajones, entre pétalos secos. Los llevamos en el recuerdo, entre las palabras cuando añoran, en los momentos cuando algo vivo nos los trae.
Es como si no quisiéramos admitir su marcha, su huida casi a traición de una vida que nos impone un final. Los vestimos de fantasmas y apariciones, letras, colores y notas. No les dejamos ir, nos negamos a quedarnos solos, esperamos de ellos que nos digan, al menos, qué nos espera, qué tienen ellos que no tenemos nosotros, los vivos.
Les demandamos una respuesta. Y no nos la dan.

domingo, 16 de junio de 2013

Eso parece

Hay momentos, épocas que avecinan otras, intuyen que se acerca un cambio, uno grande y desde ese instante, parece que no se avance, como cuando un vehículo adelante al tuyo con bastante más velocidad, y crees estar parada. Eso sucede, todo ser ralentiza, las decisiones se postergan porque siempre falta aquella que da la clave de ese cambio que no acaba de llegar pero sabes inminente. Mientras tanto, la lentitud de movimientos será la norma. Acumularemos la energía extra que habremos de necesitar para afrontar lo que se avecina.
No estamos parados aunque eso mismo sea lo que nos parece.

jueves, 13 de junio de 2013

Consenso

Muy pronto, de nuevo, manipularemos el tiempo; los relojes marcarán otra hora, nos situaremos más lejos del sol, oscurecerá igual, pero en nuestra apreciación, se hará de noche antes. Qué fácil parece así mover el Tiempo, es solo cuestión de ponerse de acuerdo. Aquí no valen opiniones, se pueden tener, claro, pero acatando la orden. Se mueven las manecillas y punto. Como con los semáforos, en rojo paras, o las consecuencias son tan obvias que nadie cuestiona el no hacerlo.
Es triste que solo nos pongamos de acuerdo en normas tan básicas, en aquellas en las que ir en su contra nos perjudica: no se puede ir una hora, antes o después, desacompasado con el resto; no se debe tentar a los colores...
Pero en cosas más vitales, importantes y trascendentes, las opiniones nunca se aunan solo marcan más las diferencias.

lunes, 10 de junio de 2013

Jerarquías

Cuando algo no te gusta, hay tres soluciones básicamente: o intentas no verlo y dejarlo correr, o te rasgas la vestiduras ante la desesperación pero no lo solucionas, o con calma te planteas, que aunque no te guste nada, aunque quisieras desaparecer, no puedes así como así, por lo tanto, miras de frente eso tan terrible y lo desmenuzas hasta que puedas enfrentarlo, arreglarlo, minimizarlo, asimilarlo.
Y sí, hay tragos terribles, pero si los sitúas, si le das la perspectiva correcta, es más fácil sobrellevarlos. La cima de esa jerarquía ha de ser la muerte, desde ahí hasta abajo, se colocan los problemas de mayor a menor importancia, y en la base, se coloca siempre la pasividad, el dejar que todo suceda y no mover un dedo.
De esa pirámide siempre se sale fortalecido, atravesar esos laberintos llenos de trampas y maldiciones nos dejan nuevos.
Teniendo a la muerte como opción, lo demás, en serio, se aligera. Siempre una buena visión desde arriba, lo abarca todo mejor.

sábado, 8 de junio de 2013

Y si...

¿Y si un día no hay ya nada que decir?
¿Y si ganan la partida los libros más derrotistas de ciencia ficción, ese mundo feliz, ese gran hermano, la quema de libros a 450 grados fahrenheit, los morlocks?
¿Y si se consigue que la Humanidad deje de tener conflictos, ya sea en laboratorios o por condicionamiento?
¿Cómo sobrevivir al no enfrentamiento, a la ausencia de superación, a la injusticia, a la felicidad fácil?
Creo, sinceramente, que ese día nos extinguiríamos como humanos, incluso como raza, ya que al dejar las contradicciones atrás, al no tener que superarnos haciendo fútil cualquier decisión entre el bien y el mal, reducirnos a una sonrisa blanda, sin preocupaciones, nos anularía. Nos despojaría de cualquier necesidad de superación, deambularíamos entre una sociedad perfectamente alienante. No lo soportaríamos.
No tener que trabajar en lo que no nos gusta, conformarnos con lo que tenemos tan felices sin revolvernos por dentro buscando la manera de trasgredir las barreras que nos impiden ser..., no veo nada más aterrador. Dejar de ser humanos, débiles seres plagados de contradicciones, emocionalmente básicos, capaces de las hazañas más grandiosas y de las más deleznables, comprometiendo continuamente nuestra incapacidad para ser felices, la que nos hace recorrer más camino que si lo fuéramos.
No, no me gustaría vivir en ese futuro perfecto, mejor me quedo en un presente imperfecto, con todo lo que conlleva; dudas, errores, dolor, superación, incertidumbre, éxito y sueños, esos sobre todo. Qué haríamos sin ellos; en ese mundo perfecto sobrarían, y si eso ocurre, los humanos dejaríamos de serlo.
Quién querría renegar de sus esperanzas, quién no elegiría un libro y empezaría a memorizarlo, quién no intentaría escapar al control supremo..., sin sueños, nadie. Qué horror, que final más devastador para el ser Humano, dejar de soñar.

jueves, 6 de junio de 2013

Cantidad no es calidad

Ahora, más que nunca, se puede acceder a esos quince minutos de gloria que nos espera a cada uno, prometidos por A. Warhol.
Sí, ahora uno puede hacer lo que quiera y verlo en pantalla; fotos, escritos, música, pensamientos, comentarios... todo, la red nos abre las puertas, no sólo al mundo, sino desde nuestro mundo hacia el de los demás.
Es un arma de doble filo, por supuesto, como todo. Pero aquí, en la superabundancia de información se confunde lo irrelevante y lo banal con lo bueno y digno, los ídolos de pies de barro, el imperio de la estupidez se pasean con mucha más fuerza que en otros medios.
Ahora la tecnología permite lo que sólo con dinero y esfuerzo lograban unos pocos, ya fuese en imágenes, sonido, palabras, pintura..., ahora cualquier móvil graba cualquier cosa y al minuto puede ser, no sólo visto por millones de personas, sino tratado como lo mejor del momento, desbancando a los que de verdad se lo trabajan. Se confunde calidad con cantidad sin más criterio, sin más análisis: lo ven todos, lo veo yo; te gusta, pues a mí también.
No es una crítica, para nada, del medio, creo en la creatividad, en las oportunidades, en la diversión, en compartir lo que se hace.
Mi comentario va dirigido más bien, al temor, de que entre tanta información superficial, terminemos con la capacidad de crítica, con la gente que de verdad hace algo interesante, y quizá, con la calidad; que al final, quede sepultada entre tanta cantidad y bajo esa peligrosa pereza que se da al no ejercer el propio criterio.

martes, 4 de junio de 2013

Peligros

Me gusta observar, mirar a la gente como va andando y hablando por sus móviles, si te acercas un poco, sigues la conversación sin problemas, van contando sus asuntos como si estuvieran en el salón de su casa, cosa que no hacen si están diciéndoselo a un amigo presente. Es curioso, pero al hablar con un interlocutor que no está, es como si nosotros tampoco, como cuando un niño cierra sus ojos y dice, no estoy, no me ves.
Se escuchan sin querer problemas laborales, sentimentales, prácticos, triviales, cotidianos. Tenemos una puerta abierta a sus vidas desde ese creerse solos. Y cada vez se ven más personas solas que cogen el teléfono para sentirse acompañados en el trayecto, o con música, para lo mismo.
La tecnología parece que esté hecha para invadir el mundo de uno, esa soledad necesaria para escuchar los propios pensamientos. Si es así: Peligro.

domingo, 2 de junio de 2013

SIn zapatos

No hay día que sea igual y no es esa la sensación que tenemos normalmente, sino quizá todo lo contrario. Vemos el tapiz de las horas muy similar, buscamos emociones y estímulos que nos cambien el tono, del tipo que sean: el asunto es ver ese entramado menos gris, menos cotidiano.
Pero no lo es. Se mueve y transforma, somos nosotros quienes nos empeñamos en domesticarlo, necesitamos una rutina para ser más libres, lo que parece paradójico pero no lo es. La mente funciona mejor cuando está menos ocupada, la creatividad surge desde la línea base y se va ampliando en al frecuencia de su onda.
Los días los metemos a calzador porque así los dominamos mejor, solo que si no sabemos descalzarnos de vez en cuando, nosotros mismos perderemos la frescura de andar sobre la hierba. Esa que no veremos al pasar cerca cada día.