jueves, 6 de junio de 2013

Cantidad no es calidad

Ahora, más que nunca, se puede acceder a esos quince minutos de gloria que nos espera a cada uno, prometidos por A. Warhol.
Sí, ahora uno puede hacer lo que quiera y verlo en pantalla; fotos, escritos, música, pensamientos, comentarios... todo, la red nos abre las puertas, no sólo al mundo, sino desde nuestro mundo hacia el de los demás.
Es un arma de doble filo, por supuesto, como todo. Pero aquí, en la superabundancia de información se confunde lo irrelevante y lo banal con lo bueno y digno, los ídolos de pies de barro, el imperio de la estupidez se pasean con mucha más fuerza que en otros medios.
Ahora la tecnología permite lo que sólo con dinero y esfuerzo lograban unos pocos, ya fuese en imágenes, sonido, palabras, pintura..., ahora cualquier móvil graba cualquier cosa y al minuto puede ser, no sólo visto por millones de personas, sino tratado como lo mejor del momento, desbancando a los que de verdad se lo trabajan. Se confunde calidad con cantidad sin más criterio, sin más análisis: lo ven todos, lo veo yo; te gusta, pues a mí también.
No es una crítica, para nada, del medio, creo en la creatividad, en las oportunidades, en la diversión, en compartir lo que se hace.
Mi comentario va dirigido más bien, al temor, de que entre tanta información superficial, terminemos con la capacidad de crítica, con la gente que de verdad hace algo interesante, y quizá, con la calidad; que al final, quede sepultada entre tanta cantidad y bajo esa peligrosa pereza que se da al no ejercer el propio criterio.

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