jueves, 30 de agosto de 2012

Menos

Nunca empleo mejor el tiempo que cuando escribo, cuando dejo impreso ideas que ni sé que tenía, libero sensaciones y emociones que vienen a susurrarme cómo me siento, en qué mundo vivo, qué pasa a mi alrededor.
Es un esfuerzo enorme enfrentarse a la vida, pero sin las palabras, sin las que surgen de los dedos sin saber que estaban ahí, escondidas, esperando su momento, sería todavía más horrible andar entre los segundos diarios y entre los días finitos que se nos presentan cada mañana.
Sin dejar constancia de lo que somos, de lo que soy, de lo que aprendo y veo, investigo y curioseo, de la gran necesidad de saber, de comprender, creo que no valdría la pena ni levantarse de la cama.
Las probablidades infinitas de los días se multiplican cuando el mundo de las palabras nos amplia ese margen estrecho de la única vida vivible; con ellas, cualquier mundo es posible, cualquier idea se convierte en un universo que nos incita a investigarle y cualquier segundo, se estira hasta el infinito. El tiempo se intensifica, se hace más nuestro.
Vivir sin ser consciente de que se vive, más allá de lo vivido, es vivir menos.

jueves, 23 de agosto de 2012

Pronto

Otra vez estaré lejos de las ondas, así que escribiré en papeles, los que encuentre, y soportes varios, que la urgencia de apresar ideas no hace asco a nada; cartones, servilletas (unas clásicas), arena, viento, hojas, silencio...
Y en cuando encuentre tecnología, aquí.

Nos vemos pronto.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Un día...

Un día se acabará todo.
No lo pensamos, lo sabemos.
Mientras vivimos, nos encontramos con pequeños ensayos de la muerte; gente que se nos va, amigos que perdemos, relaciones que se extinguen, trabajos que terminan, libros que se cierran, ideas que no logran materializarse, sueños que al despertar se rompen. Cientos de ejemplos que nos presentan, cada uno a su modo, lo que será aquello que no sabemos cómo será.
Desde el principio se ve el final, y ese final, nos pone en perspectiva, nos ayuda a querer empezar.
Lo más difícil es que tendemos a querer repetir las situaciones en las que hemos sido felices, y cuando acaban, echamos de menos revivirlas y a veces, no buscamos lo nuevo sino lo que se parezca a lo perdido.
Puede que la muerte sea eso, una búsqueda de la vida. O puede que sea la clave para entender el porqué de haber respirado. O simplemente sea la nada.

lunes, 20 de agosto de 2012

Bajo llave

Poca gente se resiste a no abrir una caja cerrada, si está abierta le da menos importancia. La que llama la atención es la oculta. Y si cuesta abrirla, más aún. Cuando más complicado sea conseguir su contenido, más nos empeñaremos en lograrlo.
Si esa caja tuviese uno de esos candados chinos sin entrada para llave, un puzzle perfecto, ideado por esa sutiliza oriental a prueba de la escasa paciencia occidental, ya sería una cuestión vital lograrlo. Aunque nos pasemos días mirando el cerrojo inescrutable, no dejaremos la caja cerrada. Ver su interior se convertirá en una meta, pensaremos, cuando estemos alejados del reto, en cómo hacerlo y nada más llegar, lo pondremos en práctica; si no funciona, nos llevaremos nuestra frustración para convertirla en nuevas energías. Cuando más nos cueste, más empeño pondremos.
Y si no cejamos, si no es demasiado para nosotros, al final, abriremos la caja. Y miraremos dentro.
Haya lo que haya, incluido nada, jamás encontraremos un tesoro mejor porque dentro está nuestro éxito.

sábado, 18 de agosto de 2012

Movimiento

Cómo me gusta que de repente todos los planes cambien de arriba a abajo por algún imprevisto -si es bueno, mejor-. Ahí estás; con el día montado, ajustado hasta el milímetro, y zas, te entra algo no contado que has de reubicar para que encaje.
Las prioridades primero, a lo que se puede posponer se le mira de reojo para ver que conviene; si mañana o si con un esfuerzo, hoy. Aceleras la rutina, que suele llevarse a cabo con calma, sobre todo, por lo pesado que es hacerla día tras día tras día, y esa prisa hasta la anima.
Intentas que no se pase nada; la mente trabaja deprisa para maximizar el éxito y asentarlo todo lo más eficazmente posible. Son varias las maneras de reubicar las piezas del tétrix improvisado, y cuando sientes que esa es la mejor, un orgullo infantil te invade. Hecho. Ya está todo en orden; se ha logrado sacar más partido a las mismas horas. Grande.
Ahora a disfrutar de la pieza que nos hizo distribuir la mañana de nuevo. Lo que cabe en un día es más de lo que ponemos. Siempre.

jueves, 16 de agosto de 2012

No basta

La búsqueda de la novedad, de sorprendernos, de dejar que los estímulos sean externos, de que lo que nos suceda sea algo más a lo que estamos acostumbrados. Eso es lo que se pide a las vacaciones, donde se abre la rutina, los horarios, donde se pueden modificar los paisajes, las gentes, las horas y con ello, los pensamientos.
Es la mayor liberación; cambiar de pensar, sentirse extraño dentro de uno, moverse por diferentes calles, oír distintas voces. Pero no siempre funciona, hay quien ante la novedad, solo critica y busca lo conocido, o quienes se iluminan demasiado y no asimilan, o simplemente quienes se refugian en una mente cerrada y ni lo ven.
Me gusta dejarme sorprender por lo nuevo, pero me niego a que las novedades solo se den en vacaciones; quiero que cada día me pille desprevenida, que cada paso sea nuevo, que cada persona me aporte algo, que la rutina sepa romperse, que las imágenes diarias las pueda enfocar distintas.
Solo las vacaciones no me basta.

martes, 14 de agosto de 2012

Igual...

Contra el viento poco se puede hacer. Como mucho arriar velas y esperar que amaine.
Si vas contracorriente no solo no llegas sino que te agotas. Hay que saber mirar el mar revuelto, ser parte de la tormenta, aunque si se pone brava, no está de más ajustarse el chaleco salvavidas porque cuando las cosas van en contra, no es seguro el final. Puede ser que se acabe en una balsa, o sobre un tronco o bajo el mar, ese que se ríe de todos manipulando su oleaje y divirtiéndose a nuestra costa.
No siempre se sale indemne. No siempre se puede contar un final feliz.
Ahora toca aferrarse, observar los cielos negros, la mar agitada, y el viento en contra.
Mañana igual sale el sol.

domingo, 12 de agosto de 2012

Volar

No me importa pasar horas y horas en trenes, autobuses, coches, aviones viendo pasar el paisaje al ritmo de los pensamientos, es más, me gusta. Pero si se paran, no. Cada parada, ya sea por un atasco, semáforo, estación, me rompe el hilo de mis ideas, me las deja cojas, en espera. Es irritante. El movimiento las empuja, fluyen.
Ir de un sitio a otro es un momento irreal, no estás en ninguno punto; ni el de inicio ni el de término, vives en un puente entre ellos, la actividad cesó en el primero y no se puede comenzar aún en el segundo. No hay. La espera, el tiempo que se tarda en recorrer ese espacio es de uno. Es como un regalo. Unas horas únicas.
Sé de gente que las aborrece, se aburre, se cansa, va lleno de crucigramas o libros o música. Pero a mí me gusta llenarlas de ideas sin metas, de pensamientos libres porque no tienen razones prácticas de ser: solo son.
Por eso cuando se para el vehículo, los matan, los despiertan, los vuelven a la realidad de un tiempo ya medido. Y dentro de esos metrónomos los sueños dejan de volar

viernes, 10 de agosto de 2012

Lo perdido

El Tiempo perdido es lo que miramos atrás y sentimos infrautilizado, el que sabemos positivamente que se escurre entre el presente, el que vemos caer sin remedio, casi sin ganas de recogerlo, de usarlo; simplemente lo dejamos ir, sabiendo que cuando estemos más activos lo echaremos de menos, haciéndonos sentir culpables de ese desperdicio, enfadándonos por haberle permitido caer en la nada, en el vacío, la inactividad.
Pero sin ese Tiempo que perdemos no renovaríamos la actividad, las fuerzas, el empuje para ajustarnos a las horas de nuevo; sin ese sentimiento incómodo que viene de haber dejado perder las horas, sin esa rabia culpable, no intentaríamos remediarlo.
Somos lo que hay entre ese goteo, esa fuga del tiempo huido que pasa ante nosotros sin nosotros.
Somos lo que recuperamos a nuestro Tiempo Perdido.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Qué fácil es solo pensarlo

Hay personas que se conforman con vivir sus sueños desde el sofá; los imaginan, se recrean en ellos, y recuerdan desde lo imposible lo que nunca sucedió; conformándose con ensoñaciones a las que pueden dominar, manipular, retocar y cambiar porque levantarse del sofá y emprender la lucha es duro.
Del anhelo a la realidad hay muchos pasos, todos vacilantes y difíciles, que se basan en la voluntad contra la frustración constante. Dominarlo no es fácil. Por eso los más pusilánimes con idear se conforman, consiguen creerse especiales, héroes de muchas contiendas, ya que en la mente se llega siempre a lo que uno quiere, y encima, son de los que saben más que nadie, ya que desde la teoría toda práctica está superada de antemano, por la razón innegable de que al no hacerse, no se falla.
Cuánta gente critica cómodamente desde su sofá, creyéndose en la cima de todas las montañas.
Los únicos que miran desde ahí, son los que eligieron una o dos montañas a lo sumo y jámás dejaron de poner un pie delante del otro, a pesar del desánimo y de las críticas de los sofás.

lunes, 6 de agosto de 2012

Miedos

El miedo a lo desconocido, el sonido del viento, la lluvia, reconocer que tras la luna saldrá el sol, despertar a las leyes físicas, entender los sonidos que hacen otros, ser conscientes del propio cuerpo, sorprenderse pensando algo y entendiéndolo y viéndolo.
Dar un paso más allá de la intuición, de la mera supervivencia, pasar de respirar a saber que se respira: Tuvo que se aterrador para los primeros hombres, esos homínidos que se posaron sobre sus dos pies y aprendieron a utilizar las manos. De repente, algunos hubieron de dar el cambio en sus mentes, entender, reconocer sus pensamientos, darles voz a los sonidos. Y ver a los que se quedaron atrás, con pena supongo, pero sin pausa. Condenados a encontrarse a lo largo de la geografía mundial. Condenados a aprender, a pensar, a trascender, a ser.

jueves, 2 de agosto de 2012

Caleidoscopio

Si miramos de una vez cualquier todo, este pierde individualidad; se convierte en una masa donde los detalles desaparecen.
Como dicen; si un hombre, o mujer, pudiese ver cómo será su vida de golpe, se suicidaría. Y me lo creo. Es un "todo", ahí quedaría lo absurdo, la amalgama sin detalle de unos hechos, el sinsentido de recorrer las horas sin más. Y quizá por eso nadie tiene ese don, porque el ir despacio, segundo tras segundo, sin saber siquiera lo que sucederá en el siguente, nos da el ánimo, o engaño o esperanza de que existe ese cambio que uno quiere, porque todos queremos que el minuto que precede al eternamente presente, sea mejor.
No es agradable vernos esas horas, ese futuro, ya empaquetado, rutinario, inamovible y estancado. Es mejor desmenuzarlo, pasarlo de puntillas sin romper la ilusión de que no es un bloque, sino que está compuesto por miles de fracciones interesantes.