martes, 14 de agosto de 2012

Igual...

Contra el viento poco se puede hacer. Como mucho arriar velas y esperar que amaine.
Si vas contracorriente no solo no llegas sino que te agotas. Hay que saber mirar el mar revuelto, ser parte de la tormenta, aunque si se pone brava, no está de más ajustarse el chaleco salvavidas porque cuando las cosas van en contra, no es seguro el final. Puede ser que se acabe en una balsa, o sobre un tronco o bajo el mar, ese que se ríe de todos manipulando su oleaje y divirtiéndose a nuestra costa.
No siempre se sale indemne. No siempre se puede contar un final feliz.
Ahora toca aferrarse, observar los cielos negros, la mar agitada, y el viento en contra.
Mañana igual sale el sol.

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