viernes, 13 de septiembre de 2013

Elección

Dentro de la creación, innerente a ella quizá, cohabita normalmente una tendencia oscura que no se da tanto en otros parámetros.
Hay como una necesidad tirana que arrastra hacia la disciplina adecuada. El artista no es que sea diferente al no artista, teniendo en cuenta que todos tenemos en nuestras personalidades los mismos ingredientes, solo varían las cantidades, digo que el artista posee en su centro una necesidad vital de crear y que si no se canaliza, se malogra, se convierte en algo oscuro y no en la obra de arte a la que estaba destinada.
Por ejemplo, las mentiras. Los escritores han de fabular, inventar, crear con la realidad, es algo más fuerte que ellos mismos. Está ahí el mundo para ser reeinventado, y si no se lleva al papel, se lleva a la mentira, y desde ahí a sentirse culpables, estafadores, o simples infelices, en vez de cogerlas, moldearlas y crear.
Con las demás disciplinas sucede lo mismo: un niño que no para quieto, quizá sea bailarín; una persona que busca y rebusca el equilibrio, sería un buen intérprete; un exagerado, un actor... cientos de ejemplos.
El lado oscuro tiene también su lado luminoso. Solo hay que elegir.

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