jueves, 14 de julio de 2016

Noche

Es tarde, muy tarde, te dejas ir; pensamiento, ideas, palabras, silencio.
La noche, frontera del día. Dicen que si estás muy enfermo y logras llegar hasta el alba, sigues vivo un día más. 
La noche, qué extraña parte del día. Ayuda a asimilar la visto en la luz, a reordenar secuencias, idear planes, sosegar impulsos, encender, torcer. La noche, usada como metáfora tanto de lo siniestro y equívoco, como de lo sereno y tranquilo.
Se la puede llenar de uno mismo, de gente, de ilusiones, de decepciones, de amor, de odio. Tiene normas propias, otro ritmo, otra pausa, otra capacidad para crear, más lúcida y a la vez menos válida. Las anotaciones tomadas a oscuras, en duermevela, se desvanecen con la luz del sol, quedando chicas, tontas, decepcionantes, solo sirven en las sombras de donde salieron.
El silencio sigue, nota tras nota, engarzado en la armonía que las contiene y de la que se sirven para ser. Noche, silencio que la rompe, ideas que con la luz perderán su magia. Esperemos que no del todo.
Al menos, la noche nos las trae. Que la luz no rasgue por completo lo que nos trajo la oscuridad.

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