miércoles, 20 de febrero de 2013

Enfoques

Mirar más allá, que bien suena, pero mirar más allá de dónde; ¿de nuestra propia experiencia? qué difícil, qué imposible. La verdad, es que somos limitados, nuestra capacidad para ver más allá de nosotros mismos es algo que requiere esfuerzo, mucho. Leer ayuda, entender a los demás también, pero siempre está contaminada esa visión por nuestra propia mirada, nuestra limitada capacidad de entender, de aprehender lo que nos rodea.
Puede que por eso nos sea tan complicado comprendernos unos a otros, que la incomunicación se base en esas premisas; lo que uno dice no es recogido totalmente por esa barrera. Asimilamos lo escuchado, lo leído por esa experiencia limitada que nos configura, que nos hace.
Eso no nos exime de intentarlo, de aventurarnos en los otros, si lo logramos, si vemos más allá, entonces un mundo distinto al nuestro nos llega, llenándonos de otras vivencias, otros puntos de vista, otras maneras de entender ese más allá, si no, simplemente, la amoldamos a nuestro límites, dejándonos por el camino lo que podríamos haber ganado.
Es cuestión de dejarnos aparcados, salirnos de nuestras fronteras y ver, de verdad, más allá.

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