lunes, 25 de mayo de 2015

Precipitarse

Los días se atropellan unos a otros, van arrastrando lo que nos sucede, lo que no entendemos bien hasta que no son más que recuerdos por lo tanto, amoldables, irreales, confortables o no. 
Las etapas las vamos pasando creyendo superarlas, en realidad solo las vivimos mientras esperamos otras. La vida nos va viviendo, y sin embargo, hemos de intentar ser nosotros más allá de las circunstancias que nos abruman, alegran, impresionan o derrumban.
 Mientras dejamos que el Tiempo nos pase, nos aferramos a la esperanza para creer en que lo que ahora sucede dejará de ser para convertirse en lo que deseamos, lo que esperamos, lo que queremos... y soñando capeamos el temporal, pisamos más firmes el suelo duro y nos es más fácil salir adelante.
La esperanza es esa luz que no brilla aún pero que queremos creer que iluminará lo que ahora está oscuro. Sin ella, las tinieblas de lo cotidiano serían tan espesas que nunca acabaríamos de terminar ni un solo día.

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