jueves, 31 de marzo de 2016

Comentario de El día a día

La novela surgió porque quería contar lo frágil que es la línea temporal de cualquier vida. Esa falsa seguridad que nos hace creer que, tanto nosotros, como la vida que llevamos, es estable. No lo es: cambiamos, adaptándonos, o no, a ese fluir constante de los días que nos definen: Cada vida es la crónica del ajuste continuo a las mutaciones del tiempo.
El día a día coge esa idea y la desarrolla modificando por completo el destino aparente de una familia: cada uno de ellos se desgaja de lo que debería haber sido su vida, para tener que afrontar otra completamente diferente. Solos, han de aprender a situarse, adaptándose a las nuevas condiciones si quieren sobrevivir; tienen que luchar contra sus recuerdos, a la vez, que deben conservarlos para no perder su identidad. Un equilibrio complejo en el que se moverán los personajes, dependiendo de la capacidad que tienen para aclimatarse a ese caos, que han de ordenar para vivir en él.
Todos pasamos por mutaciones así, no hay vida que no las tenga, solo que algunas son mucho más drásticas que otras. Aquí lo son.
Para contarlo busqué la técnica fragmentada, no solo porque así queda claro el desorden de esos días, sino por lo interesante; se van dando piezas sueltas, y el lector las va uniendo, creando con ellas la imagen completa de lo que van encontrando: es un modo de implicar, activamente, a quien lee: se es, a la vez, lector y autor.
He disfrutando mucho contando estas vidas, donde al trastocarse crearon, asimismo, una cadena de acontecimientos que jamás habrían ocurrido si no se hubiesen apartado de ese destino primero. El encadenamiento de sucesos que se da al descolocar uno solo, es inquietante. Eso también quería que se notase en este Día a día.
El título, que puede parecer simple, es justo lo que quería trasmitir: ese día, a día, a día que implica vivir y cómo llevarlo lo más dignamente posible, o en su defecto, sobrevivir.

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