jueves, 7 de abril de 2016

Equilibrios

Cuando se es pequeño se juega a imitar lo que hacen los adultos; los niños se convierten en profesionales de las actividades de sus padres: son carniceros, profesores, médicos, porteros. Aprenden del mundo que creen mágico.
Luego crecen; ese universo pierde el encanto de la libertad porque se han de introducir de verdad: han de elegir ser portero, profesor, médico o carnicero. 
El juego pasa a ser obligación, los sueños sobre la actividad adulta se nos caen encima: no corresponden con la idea romántica que teníamos; la lucha, los obstáculos, lo que rodea al proyecto lo supera: Enseñar no es solo ayudar a entender la vida a los alumnos, es bregar con ellos, es acatar normas, programas, ideas enfrentadas, compañeros complicados. Ser carnicero no es solo cortar la carne, pesarla, envolverla en ese papel de estraza tan interesante que cruje, sino pelear por los mejores precios, pagar impuestos, sobrevivir a la competencia. 
Es lo que es, y de ahí hemos de aprender a que, vivir no es solo vivir, es encontrar el equilibrio entre lo que se quiere y lo que se tiene, renovándolo constantemente porque la vida siempre tiene otros planes aparte de los nuestros.

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