lunes, 22 de agosto de 2022

De golpe

Si miramos de una vez cualquier todo, pierde individualidad; se convierte en una masa sin detalles.
Hay un dicho: si alguien pudiese ver cómo será su vida de golpe, se suicidaría.
Normal. 
Es un todo, una amalgama sin detalles, la condena de recorrer las horas ya vividas, hechas. Irreversibles.
Y quizá por eso nadie tiene ese don, porque el ir despacio, segundo tras segundo, sin saber lo que sucederá en el siguiente, nos da el ánimo o engaño o esperanza de que existe el cambio, porque todos queremos que el minuto que precede al eternamente presente, sea mejor.
No es agradable vernos esas horas, ese futuro, empaquetado, inamovible, estancado. 
Es mejor desmenuzarlo, pasarlo de puntillas sin romper la ilusión de que no es un bloque, sino que está compuesto por miles de fracciones interesantes

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