viernes, 23 de diciembre de 2011

Fechas a calzador

Mucha gente se me sorprende cuando contesto a la pregunta hecha por ellos mismos de si me gusta la Navidad o de con quién me reuno a comer o cenar ese día, o días, porque digo que en realidad, me da igual que sea o no Navidad, que yo vivo el tiempo a mi modo, siempre caótico, y en absoluto tiene que ver con el calendario, que no me siento a la mesa con nadie de mi familia, que suelo irme de viaje aprovechando los días libres, que no los voy a perder en compromisos a los que de niña no pude eludir, y que ahora, gracias a esto de crecer, sí puedo. Decido dónde, con quién y cuándo estar, comer y viajar.
Sí, algunos me miran con espanto, otros con pena, muchos con escepticismo. Pero pocos me comprenden.
Los días, las fechas deberían ser más íntimas, no tan todos-a-una. Yo celebro lo que quiero cuando quiero, ni la salida del año me interesa, ni comer con quienes no ves más que ese día ni sentir ese supuesto espíritu solidario justo, y solo, en estos días.
Nadie debería hacer nada por mandato del calendario, sino solo cuando verdaderamente se sienta. Huyo de las fechas impuestas, embutidas con calzador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario