viernes, 5 de octubre de 2012

Absurdo y terrible

Hay un hecho histórico en la antigua Albania comunista con el que me topé leyendo y que me ha impresionado, por lo literario y absurdo y terrible.
En las prisiones abarrotadas durante el Terror de "políticos", todos aquellos ciudadanos acusados de contra- revolucionario y metidos en los gulags bajo el epígrafe 58.
Pues en Albania, esos presos debían cumplir condena, aún de muertos.
 Es decir, si cuando morían no habían acabado la condena, que solían ser de quince años para arriba en unas condiciones infrahumanas, los enterraban en el suelo de la cárcel. Además, separados, como en las celdas, dependiendo de los años que les quedasen. Y una vez expiada la culpa, los familiares podían ir a buscarles, ataúd (o bolsa grande, dependiendo del dinero) en mano para recoger los restos, ya bendecidos por el Estado.
Eso es cumplir a rajatabla con las normas.
Los humanos llevamos al límite lo impensable, no sé si somos ridículos, absurdos o simplemente, eso, humanos.

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