martes, 18 de abril de 2017

Solos o no

La soledad no es estar solo, uno la encuentra en compañía también, a veces más que sin ella.
Las personas somos islas flotantes que nos vamos acercando unas a otras para crear continentes ficticios, pues al ser bloques individuales, los vamos moviendo con respecto al viento, al estado de ánimo, a la vegetación, a las tendencias, las brisas: cambiamos la topografía al gusto.
Hay pobres islas que creen en la unidad perdurable, en la geografía estática, en las palabras y movimientos de las otras rocas flotantes, hasta que se giran y comprueban que no, que donde había una palmera ahora está el mar, o esa montaña que parecía tan inamovible, es ahora arena lisa.
Y no es malo. Ni es bueno. Es.
Lo terrible es creer en lo inmutable y no cambiar ni dejar cambiar.

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