martes, 14 de diciembre de 2010

Metas

Hay varios tipos de planes, los de corto, medio y largo plazo.
Los últimos son los que nos indican el norte que hemos querido marcar y que desde él, se justifican los otros dos.
El primero se va modificando por las circunstancias más inmediatas, se llenan de obstáculos chicos pero engorrosos y nos pautan los meses.
Los de medio plazo, son más costosos, el esfuerzo de mantenerlos vivos lo va minando el día a día, pero son los caminos, que no atajos, que nos llevarán a la meta; a donde conducen todas las sendas, es como nuestra Roma particular, la que ilumina cuando lo vemos negro pero que también nos desespera por verla siempre lejana, aunque hemos de saber que nos acercamos cada ratito más.
Y es bueno tener esas metas, y pueden ser varias y modificables, aunque no se suele mover la esencia.
Si no se ve voluntad más allá de esas metas cortas, que en sí mismas, se agotan y agotan. Si no se hace ese esfuerzo que nos desasosiega, que nos impide acomodarnos del todo, en la nada, nuestro mundo se quedará vacío y nosotros con él.

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