viernes, 15 de junio de 2012

Haríamos si...

Al día nos vienen a la mente miles de ideas, realizamos cientos de proyectos, vivimos docenas de vidas, pero no nos paramos en ninguna idea en concreto, ni continuamos con alguno de esos proyectos ni, por supuesto, cambiamos de vida.
Eso sólo lo logra la imaginación.
La vida real, con sus imposiciones, nos acota y ata corto; nos concede, únicamente, una vida, unos cuantos proyectos y una docena de ideas. Quién no ha sido actor, escritor, virtuoso instrumentista, conferenciante, deportista de élite en segundos, pero para serlo de verdad, se necesita paciencia, tiempo, dedicación, suerte, esperanza..., se necesita toda la vida.
Y qué rabia da tener sólo una. No cabe todo. Porque lo peor de las ideas es que hay que elegirlas, seleccionarlas y reconducirlas. Son el inicio. Y si no las mimas, se van; desaparecen.
A lo largo del día, intento retenerlas, las anoto o memorizo, pero al igual que se hace con las mariposas cuando las prendemos con un alfiler; mueren, dejan de volar, de ser bellas y tan sólo queda el rumor de lo que fueron.
Si las ideas pudieran solidificarse en proyectos y éstos en vidas, cuántas cosas haríamos.

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