Si de verdad existen mundo paralelos es un desperdicio no poder movernos por ellos, así da igual que sean ciertos o no.
No
podemos disfrutar de vernos vivir más vidas, y no como en el eterno
retorno, que nos condena a vivir una y otra vez los mismos errores, los
mismos aciertos, sino comprobando, en cada paralelismo, los diferentes
resultados.
Es
como cuando has estado muy unido a alguien y al tiempo, que es quien
separa y une, lo vuelves a encontrar: ya da igual, no es él o ella, es
un cuerpo que se les parece, y a veces, ni eso. Bueno, sí, los ojos, la
mirada suele ser el mundo paralelo confirmado, si miras en ellos aún se
puede recuperar la esencia de quién fue, al igual que tú mismo, que ya
no eres nada más que un mero encuentro.
Así
que si uno no quiere sumergirse en los ojos de nadie, cómo vamos a
vernos, aún si pudiéramos, paseando por esos mundos iguales, ligeramente
diferentes, que se llaman realidades paralelas, si con ésta ya no
sabemos qué hacer, cómo estrujarla al máximo, cómo abarcarla de verdad.
Supongo
que la mejor manera de hacerlo es vivir creyendo que se puede conseguir
todo, que los límites los marcas tú. Y con la paciencia bien cerca. Eso
sí.
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