lunes, 21 de abril de 2014

Realidades oníricas

Hay sueños tan vívidos que hasta los olores, las texturas, los recuerdos de haber estado ya en esa casa absurda imposible en la vigilia nos hace creer que estamos despiertos. Son unas sensaciones tan reales, con su memoria episódica, reconociendo a la gente con la que te reencuentras, andando por los mismos lugares donde estuviste otra noche, recordando que al girar esa esquina estará ese bar morado, y dentro, la persona con quien has quedado; escuchar el barullo de las conversaciones, el olor encerrado que se escapa al abrir la puerta, agradecido de huir de allí.
Hay sueños tan reales que aún los llevas un rato a cuestas al despertar, cuestionándote si has dormido o viajado.
Quizá ambos.

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