viernes, 5 de septiembre de 2014

Interpretaciones

La interpretación de la realidad es lo que asumimos como lo real. 
No es así. 
Ni es lo que vemos, ni lo que recordamos, ni lo que deducimos. 
Los humanos, ya que de los animales no tenemos datos, nos enredamos en los análisis de lo que es, y no solemos acertar casi nunca. Es un hecho que la memoria falla, que los recuerdos nos engañan, que los sentidos son imperfectos. Si a esto le añadimos los propios filtros personales que desvían aún más las realidades, nos quedamos con unas lecturas muy alejadas de lo que es.
Obvio.
Pero hay personas que no dan el brazo a torcer, ni ante la evidencia incuestionable de algunos hechos realmente indudables; difieren hasta lo ridículo de lo flagrante porque antes muertos que aventurarse a la humildad de saberse falibles.
Una de las conclusiones que se derivaría de esto, es que quizá nunca haya nada evidente, que todo admita una nueva interpretación dependiendo de la mente que lo mire. 
Es posible. Lo que no quita el hecho de que sufrimos de ese absurdo empecinamiento humano que hace que se dividan opiniones, creen guerras, o se muevan montañas. Unas veces, para bien, otras para peor.

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