lunes, 11 de agosto de 2025

Fragmento de Laberintos; SU MAMÁ TAMPOCO LO SABE

 

    Hoy ha traído un estuche precioso lleno de lápices de colores. No solo había amarillo, rojo, azul, había un montón de cada uno. Estaban ordenados como el arcoíris y dibujar con ellos parecía divertido; tanto, que cuando la señorita dijo, ahora toca pintar, procurad no saliros del contorno, todos le pidieron que les dejara alguno.
    La primera fue Ana, que es muy mandona, hale, qué bonito, préstame el azul delfín, por favor, y Maribel se lo dejó.
    Entonces, todos se lanzaron a pedirle un marrón oso, un amarillo plátano, el gris acera o el rojo diablo.
    Ella decía, vale, mamá dice que hay que compartir, pero luego me los devolvéis.
    Se montó un lío tremendo.
    Y cuando la maestra dijo vamos, a recoger, no dejéis nada por el suelo que hay que ser considerados con la señora de la limpieza, se montó otro lío tremendo porque el estuche no recuperó su arcoíris completo. Ni por mucho que la profesora, alarmada por los lloros de Maribel, nos pidiera portaos bien, tenéis que devolver lo prestado.
    El estuche quedó tristón, con huecos entre tonos sin luz, como una boca mellada, como la de mi primo que me dijo que por la noche fue el ratoncito Pérez y le cambió el diente por una moneda. Dijo que a mí también se me caerán, y que a cada diente tendré una moneda. No sé si me gusta la idea; me da miedo lo de que sea un ratón y lo de no tener dientes.


   

               https://www.amazon.es/Laberintos-Eva-Monz%C3%B3n-Jerez-ebook/dp/B0DKT88TV5

lunes, 4 de agosto de 2025

Fragmento de un Laberinto: MÁS ALLÁ DE LAS ROCAS

 

    Todo mi recuerdo huele a salitre, a rocas negras, a peces.  A vidas arrebatadas: el tributo que exige el mar por vivir de él.
    A esos atardeceres también va mi abuela.
    Anda despacito, manchándose de arena.
    Nunca se acerca a las rocas. Ya lo hizo bastante de niña, de moza, de novia, de esposa, de madre. De viuda.
    Prefiere esperarnos cerca del puerto, haciendo como que ve a mi abuelo, al que no conocí, cuando llegaba a salvo en su barco, saltando del mar a tierra, amarrando al Sardinero hasta el día siguiente. Ayudando a los hombres con las redes, la carga, el hielo. Haciendo bromas aliviados. Mañana ya se verá, hoy seguimos bien. Le es más fácil imaginarse otra vida ahí, cambiar su historia solo unos instantes, lo que dura un recuerdo.
    Por eso no baja hasta las rocas desde donde jamás lo verá regresar. Le dolería recordarse en esa espera tensa para asegurarse de que los barcos sobrevivieron al día, al mar, al destino. Al sacrificio.

https://www.amazon.es/Laberintos-Relatos-Eva-Monzón-Jerez