martes, 24 de noviembre de 2009

Así es

La autocrítica siempre es algo delicado, en general todas las críticas lo son, ya que por muchos argumentos que se tengan de base, siempre el tono es subjetivo, una parte irracional los controla, tendríamos que ser robots para no implicarnos. Y con la autocrítica es evidente que la subjetividad alcanza la parcialidad máxima.
No sólo carecemos del conocimiento ajeno de nosotros mismos, sino que criticarnos es de lo más irreal, a veces nos pasamos y otras no llegamos.

Cuántas veces hemos dado vueltas y vueltas sobre actuaciones que hemos creído totalmente erróneas, o como poco, inadecuadas con respecto a algo o a alguien, y al cabo de los días, no sólo era correcto sino que la gente te felicita. Y por supuesto, al contrario; estar encantados con nuestra actuación y toparse con el descontento general. Eso desconcierta a cualquiera.

Seguro que pocos hay que no se lleven a la cama, rumiaciones sobre el propio comportamiento, análisis pormenorizado de porqués y deberías, y pasarse rato sin conciliar el sueño, recriminando o ensalzando lo hecho ese día. Y casi siempre se llegan a callejones sin salida.

Hay aspectos en los que nos conocemos mejor y ahí sí que atinamos, pero suelen ser donde más veces metemos la pata, quizá por eso los entendemos mejor, la familiaridad ayuda. Y cada vez que alguien externo a nuestro caos, nos lo hace ver, nos desconcertamos por haber caído, otra vez, en lo mismo; "Pero si fui con cuidado, cómo puede ser que volviera a hacer lo de siempre", esa incapacidad de evitar los errores que más odiamos, es irritante hasta el punto de enfadarnos con nosotros mismos durante días.
Pero hemos de seguir viviendo con nuestras equivocaciones y en nuestro pellejo, hay que perdonarse, sí, de nuevo, y darnos unas palmaditas en el hombro, "Ale, ya pasó, metiste la pata otra vez, a ver si a la próxima... ", y así quedamos. Hasta la próxima.


4 comentarios:

  1. Cuanta razón tienes y como nos complicamos la vida en ocasiones, por no ser autocríticos.Todo en su justa medida nos ayuda, al igual que el equivocarnos, aunque a nadie nos guste reconocerlo. Esto es como la pescadilla que se muerde la cola. Un strong KISS.

    ResponderEliminar
  2. Y parece tan fácil esa palmadita... pero a ratos, tan sólo llegar hasta ahí, es tarea de titanes ;)

    ResponderEliminar
  3. Ay las dudas¡¡¡¡ Ay las críticas¡ a la cama se deberian llevar otras cosas¡ Ja ja... leete, escuchate y... disfruta como el resto lo hacemos con tus escritos.

    ResponderEliminar
  4. Hay grandes cagadas que tienen repercusiones titánicas... y qué difíciles son de pasar por alto jeje.

    Y siempre queremos que nos pasen por alto a nosotros, pero a veces no medimos con el mismo rasero a todos.

    ¡Qué difícil es todo cuando uno se para a pensarlo, y qué fácil cuando no hace ni caso!

    ResponderEliminar