lunes, 9 de noviembre de 2009

Dimensiones

Hay momentos, que cuando los estamos viviendo, sabemos con total certeza, que vamos a recordarlos siempre. Otros se quedan contigo sin haberte dado cuenta, mientras los tenías, de que lo harían. Muchos se olvidan y sólo se recuperan cuando se está bajo unas circunstancias muy similares a las que se dieron al experimentarlos. Algunos hay que se desean olvidar, y a veces, se consigue.

La evocación del tiempo vivido está dentro de cualquier momento. Si nos paramos a pensar, es como si manejáramos a la vez el presente con las imágenes de otros presentes, ahora pasados, añadiendo como una sombra a lo que hacemos, creando una dimensión que lo enriquece.

Hacemos algo y mientras ese acto se va introduciendo en nuestra memoria, incorporándose a nuestro yo, inmediata e inconscientemente el recuerdo de algo parecido se presenta ante nosotros, ampliando el momento, dándole un relieve y una importancia mayor. Es la perspectiva del ahora desde los muchos "ahora" pasados.

Nuestra mente maneja más de una idea, y que dos, a la vez; piensa en lo que hacemos, nos lo analiza, nos lo sitúa rebuscando similitudes y llama a las emociones, para que vengan a completarlo aún más, sumiéndonos en una realidad de la que no solemos ser conscientes.
El proceso de nuestra mente va por libre. Es un gobierno del pueblo para el pueblo pero sin el pueblo. Aún así, seguimos siendo nosotros los que disfrutamos de esos momentos infinitos, experiencias que sentimos bajo una dimensión perfecta; desde el mismo instante ya las estamos recordando, las vemos como las veremos en la añoranza mientras están ante nosotros; el continuo del tiempo se cierra y abre en ellas. Son circulares y eternas. Hay pocas, pero las que nos llegan, se quedan para siempre.

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